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Café, besos y una discusión.

Café, besos y una discusión

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Luego de pasear un par de minutos en la camioneta junto a Tyler, estacionó su vehículo en un establecimiento decorado con colores chillones, dónde en la parte superior, con un letrero llamativo estaba escrito: "Sweet Coffee"

Tyler bajó del auto y yo hice lo mismo.
Entramos al lugar el cual estaba relativamente lleno, con niños comiendo con sus padres y parejitas riendo.
Divisamos una mesa al fondo y caminamos hasta allí sin prisa, ya sentados en la mesa noté como todos allí nos lanzaban miradas, bueno en realidad miraban a Tyler.
Era obvio que él no encajaba con el amigable establecimiento.

—¿Quieres comer algo en especial? – Preguntó sacándome de mis pensamientos.

—Un pastel de fresa. – Respondí ofreciéndole una pequeña sonrisa.

—Vale, ya regreso. – Sonrió de lado y se levantó para ir al mostrador.

Observé distraídamente cómo todas las miradas iban dirigidas a él mientras caminaba, incluso sonreí cuando la chica detrás del mostrador se ruborizaba mientras hablaba con él.
Él no tenía ese efecto únicamente en mí, sino en todas las chicas en general.
Incluso podía ver cómo las chicas que estaban con sus novios miraban de reojo a Tyler.

Entonces sentí un nudo en el estómago.
Había engañado a Ethan...
Después de dos años de noviazgo había besado a otro chico, peor aún, me había encantado besar a ese otro chico.
No me arrepentía del beso, pero sí de engañar a Ethan.
¿Eso tenía sentido?

Quizás no lo tenía, como todo lo que estaba sucediendo.
Tyler no tenía citas ni novias, como Brooke me lo había mencionado antes, y ahí estaba el tatuado, con dos pequeños platos, uno en cada mano caminando hacia mí.

Sonreí cuando lo ví probar la crema del pastel de fresa, y luego entregarme el pequeño plato.

—Está delicioso. – Me aseguró, sentado frente a mi.

Los asientos mullidos me hacían sentir aún más culpable con mi situación, sin embargo, suspiré y decidí analizar todo lo que pasaba por mi cabeza, en la noche antes de dormir.
Cuando no tuviera a un tatuado frente a mi distrayéndome.

—¿Probaste de mi pastel? – Intenté parecer molesta mientras tomaba una pequeña porción.

—Debía asegurarme que el producto era de calidad. – Respondió en tono inocente.

Me reí ante sus palabras y sin previo aviso usé la cuchara para robar un poco de su pastel de chocolate, sabía maravilloso.

—Tienes razón, son productos de calidad. – Dije con una gran sonrisa.

Entrecerró los ojos, y tomándome por sorpresa dejó algo de crema de chocolate en mi nariz. Fruncí el ceño intentado verme molesta, pero aquel gesto me pareció tierno, y más aún cuando se acercó a mí y me quitó la crema de un beso.
Las mejillas me ardieron y no hice más que bajar la mirada hasta mi pastel.

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