Capítulo 17

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No entendí en qué momento recorrimos la mansión para llegar a su recámara en donde sus manos con gran destreza quitaron mi camisa y pantalones dejándome en la diminuta ropa de algodón blanca. Sus labios abandonaron los míos atacando descaradamente mi cuello, clavículas y pecho hasta llegar a mi ombligo donde propinó una suave mordida que contrajo mi cuerpo de manera alucinante.

Sus manos empezaron a jugar con mi sensible botón, rozando, empujando, tirando y apretando levemente provocando que se volviese mas y mas sensible con cada roce, la excitación subía a cada momento recorriendo mi espina dorsal terminando en agradables escalofríos que recorrían mi cuerpo dejando cada músculo de mi cuerpo anhelado por más. Cuando su cuerpo se alejó del mío inmediatamente lo atraje desde su cuello para seguir besándole y con un ligero impulso logré subirme a sus piernas flexionadas, No me aleje demasiado y susurré.

—Es... soy virgen yo...quiero...—Mi garganta se sentía seca pero estaba determinado—Quiero que sea a mi manera— aunque no veía su rostro sentí como su cuerpo se tenso para después relajarse y con calma meter sus manos a mi ropa interior.

—Que así sea entonces — mis glúteos fueron presionados con agresividad y sus dedos tocaron con ligereza mi virgen intimidad.

Con torpeza quite los botones del chaleco y corbata dejando aquella fina camisa que desprendía un elegante aroma, con calma desde el cuello hasta su abdomen quite uno a uno los botones, mostrando poco a poco su cuerpo...¿podía un hombre ser endemoniadamente exquisito? o... ¿solo era mi imaginación?.

—Vamos a movernos — De la nada y como si mi cuerpo fuese más ligero que una pluma me levanto para después volver a la cama esta vez en una posición más cómoda para él —Puedes continuar— Se acercó a mi rostro hasta mis oídos y susurro — Daniel...Te deseo como nunca he deseado nada, mi autocontrol está a nada de irse por la borda para tomarte sin importar cuan virgen eres— Las palabras se atoraron en mi garganta dejándome sin aliento.

Pero aun cuando la tensión era abrasadora y el ambiente tan tenso quería tomarme mi tiempo. Trague y seguí con los botones del puño, quitando los gemelos deslizando la camisa por sus fornidos brazos pegando mi cuerpo al suyo, rozando mi pecho con el suyo sintiendo sus latidos y el calor de este hasta regresar a mi lugar logrando que entre mis nalgas sintiera aquel punzante falo que rogaba su liberación.

—Daniel —Mi nombre salió en un gruñido demandante.

—No es justo...Me quitaste la ropa sin que yo siquiera lo notara...Déjame torturarte un poco — Susurre en su oído.

—No juegues con migo Dan ngh — Pose mi mano en su miembro sobre la tela provocando un gemido que logró excitarme aun mas —¡Daniel! —

Sin embargo y como si no me importara jugué con la hebilla del cinturón antes de desabrocharlo lentamente y tirar de él logrando que rozara la piel de mis piernas provocando escalofríos, sin detenerme más en ello lo deje caer en alguna parte. Al sostener el pequeño botón me detuve un poco sin embargo la duda no duró mucho puesto que la excitación no podía ser retenida por más tiempo. Con calma baje lentamente la prenda provocando que Donovan levantase ligeramente su cuerpo y rozara mi trasero con descarada insinuación provocando un gemido pues el ligero pero certero golpe me hizo desear más. Observe su ropa interior adherida a su cuerpo cual segunda piel.

Secretos PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora