𝟐𝟑🌸

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La ansiedad calaba por los huesos de Mateo, no pudo dormir más de una hora en toda la noche, sin hablar de cómo por momentos rompía en llanto y no podía controlarse. Había sido un día tortuoso desde que Manuel se había ido de su casa.

Incluso cuando se encontraba comiendo con sus padres, quienes no tenían idea de lo que había pasado. Quisieron plantearle una celebración de despedida, pero al verlo romperse frente a ellos, solo acertaron a quedarse junto a el, dándole su cariño, fueron enterándose de la decisión que había tomado, de la cual no estaban de acuerdo, pero ya no tenían relevancia sobre eso y de ninguna manera estaba en sus planes hacerlo sentir mal.

Se había acostado temprano, repitiendo mil veces que necesitaba descansar bien cuando quedaba poco para irse, pero sabia que era una mentira, porque al entrar a su cuarto solo se le venían a la mente recuerdos con el castaño.

Acostados en la cama mientras le regalaba caricias y lo llenaba de mimos.

Abrazados en cualquier rincón de esa habitación sin importar el tiempo que pasara.

Su escritorio que solo necesitaba de una silla, porque incluso mientras estudiaba podía estar sobre las piernas de el y sus brazos rodeando su cintura.

Todo era tan malditamente doloroso, nadie le dijo que las acciones que se comparten con otra persona pueden marcarnos más que la propia soledad.

Y ahí estaba, parado en medio de su habitación, sin esperarlo nuevamente con lagrimas en los ojos, ese deseo que crecía dentro suyo por romper todo lo que tenia al reveedor. Ese vacío en su interior parecía que no lo dejaría más.

La desesperación lo invadió y corrió hacia su celular, con las manos temblorosas busco el contacto de Manuel, a quien lo seguía teniendo agendado como "Amor" y todo dolió aun mas, porque siempre seria su amor.

Como pudo marco su numero y llevo el aparato hacia su oreja, sonó varias veces el tono de espera, pero no contestaba, era la primera vez que le pasaba algo así con Manuel, incluso comenzó a mandarle mensajes pero de ninguno llegaba respuesta.

Respiro profundo, repitiendo que esto era su culpa. Repitiéndose que el castaño debía odiarlo y supo que no podía más, porque la idea de que la persona que amas, pueda sentir lo contrario, podía destruir a cualquiera.

-¿Teo?- Dijo su mama al abrir la puerta de su habitación, tras haber golpeado repetidas veces.-¿Estas bien?- Pregunto al ver la desesperación en los ojos ajenos.

Se acerco para abrazarlo y Mateo, no aguanto mas el fingir que nada le hacia daño, no aguanto mas el miedo que se apoderaba de su cuerpo cada vez que pensaba en su futuro, pero era peor el sentirse vacío.

Los brazos de su mama lo calmaron y de repente las lagrimas ya no caían, pero ese dolor seguía ahí, tanto en su cuerpo como en su alma, no podía estar totalmente tranquilo. Había algo que no lo abandonaba y eso era el pesar de sus decisiones.

-¿Queres hablarlo?- Volvió a preguntar su mama.

-Yo lo deje, como si el no me importara.- Hablaba pausadamente, intentando que su respiración no se saliera de control.- No me contesta las llamadas, nada...-

-Hijo, no te voy a mentir sobre que no me sorprendió lo que paso y en verdad no estoy de acuerdo con que lo hayas decidido todo vos, porque Manuel, se merecía al menos elegir que hacer.- Ella suspiro, lo guió hasta la cama para sentarlo ahí y poder hablar.- Pero, ya esta decidido, aun que parezca que hoy no hay solución, va a pasar el tiempo y las cosas van a encontrar su curso, tenes que entender que ambos necesitan darse su tiempo para aclarar su mente.-

-Ese es el problema, ya no tenemos tiempo porque cuanto mas pase, voy a estar a kilómetros de acá.-

El silencio reino, ninguno sabia que decir porque las palabras del pelirosa eran ciertas. No podía cancelar su pasaje de avión, porque había sido un esfuerzo de sus padres. No podía hacer como en las películas e ir a buscar a Manuel, porque la vida no funcionaba así. Tenia responsabilidades que cumplir y ya era tarde para cambiarlas, por haber elegido equivocadamente desde el principio.

No había palabras que sanaran su corazón, no había forma de ayudarlo porque no quería ser ayudado, quería hundirse en sus recuerdos e intentar constantemente que los próximos días tengan una mejoría, pero primero tenía que creérselo.

De repente la pantalla de su celular comenzó a iluminarse y con toda la rapidez del mundo Mateo atendió.

-¿Si?- Hablo conteniendo su desesperación.

-Hola Teo, ¿Cómo estas? ¿Ya te fuiste?-

No quería sentirse decepcionado, no quería llorar como un nene caprichoso al recibir la llamada de Valentín y no de Manuel.

-Va.. Valen.- Dijo intentando no mostrar sus emociones.- Estoy bien.- Mentía nuevamente.- Todavía no estoy en el aeropuerto, ya me tendría que estar yendo pero no importa.-

-Perdón por no poder despedirte, el viaje con Dani se nos adelantó y ya no podíamos cambiarlo.- Hablaba el rubio lamentándose. Ellos habían planeado viajar juntos hace mucho tiempo y coincidía con su aniversario, así que no podía estar mas feliz por ambos.

-No te preocupes, ya vamos a tener tiempo para vernos.-

-¡Obvio!, no te vas a librar tan fácil de mi, algodoncito de azúcar.- El menor pudo sentirse aliviado al reírse junto con su mejor amigo.- ¿Y Manu?, ¿Esta con vos?-

En dos segundos volvió su tormento.

-Nos separamos, Val.- Intentaba ser fuerte, lo intentaba con todo su ser.

-¿Que?- No podía creer lo que estaba escuchando.

-Era lo obvio, yo...- Suspiro pesadamente.- Yo elegí que sea así, el merece seguir con su vida y una relación a distancia no es lo ideal.-

-¿Mateo?, ¿Te estas escuchando? No es posible que pienses así, hace unas semanas estabas convencido de quedarte con el.-

-Pero las cosas cambian, yo cambie y el puede hacerlo en cualquier momento, no puedo ser egoísta.- Estaba comenzando a alterarse.

-¡Es justo lo que estás siendo!-

Mateo, lo sabía mejor que nadie.

Valentín, no quería ser duro, pero no podía mentirle a Mateo, no podía decirle que todo estaba bien, porque sabia en el tono de voz del pelirosa que no era así.

-Me tengo que ir.- Dijo con mucho pesar.

-Te quiero, Teo.- Algo de alivio le llego, no podía con la idea de que su mejor amigo también lo odiara.- Avísame cuando llegues.-

-Te quiero, Valu, saludos a Dani.-

Y sin esperar mas corto la llamada, no se dio cuenta en que momento su mama había abandonado su habitación, pero realmente no le dio importancia, solo reviso la hora y noto que era momento de irse, había llegado lo que realmente no quería.

El auto familiar ya estaba preparado con sus valijas dentro e incluso sus padres estaban esperándolo ahí. Le daba un ultimo vistazo a su casa y a todo lo que vivió dentro de ella, por alguna razón todos los recuerdos habían mejorado desde que Manuel había vuelto a su vida. 

Cerro la puerta del auto y solo vio como sus padres se miraban entre si, para comenzar su camino hacia el aeropuerto, se sentía un ambiente raro, nostálgico.

Al ver recorrer las calles, sentía que todo pasaba lento o quizás intentaba que fuera así, con tal de no irse finalmente, pero su mente no estaba ahí, divagaba entre todo lo que quiso y en realidad no fue.

Se perdía en el sueño de volver a verlo, se perdía deseando con todas sus fuerzas que Manuel, viera el último mensaje que le mando, diciéndole a qué hora y en que aeropuerto se encontraba.

Pero sin notarlo, ya había llegado a su destino.

Sin notarlo ya se había despedido de sus padres entre lagrimas y abrazos.

Sin notarlo estaba subiendo a ese avión.

Lo que si noto, es que Manuel nunca llego y su corazón finalmente se rompió.

Porque incluso ellos compartieron su final y cada uno seguiría con lo que deseaba en su vida, porque eran otro capitulo el que toca perder.






ʀᴏsᴀ ʏ ɴᴇɢʀᴏ - 𝑇𝑟𝑢𝑒𝑝𝑙𝑖𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora