Cuenta regresiva.

Una oración por los Maldecidos.

Tiempo borrado atrás.

Bruce se encontró en un departamento viejo, las paredes corroídas con cuarteaduras, había trastes sucios en el fregadero. Escucho unos gritos a corta distancia. -Lárgate, maldito bastardo. - gritó la mujer, seguido de unos pasos que se acercaban a él.

Bruce levantó la mirada para encontrarse con un hombre realmente alto, demasiado alto para ser verdad, cabello negro, ojos azules enrojecidos y una expresión que gritaba asesinato, Bruce se congelo, solo se quedó quieto mirando al gran hombre que se acercaba como un idiota, pensó que el hombre lo rodearía, ese fue su error, al hombre no le importo lanzarlo fuera del camino con tanta fuerza que colapsó con la mesa de la cocina, su cabeza golpeó el filo de la madera. -Aun lado inútil. Tú y tu madre son unos inútiles, parásitos chupa sangre. - ladró la última estrofa antes de cerrar la puerta al salir.

-Animal. - gritó una mujer de cabello castaño incorporándose torpemente del piso, a trompicones torpes se acercó hacia Bruce, con ternura maternal lo levantó del piso para acunarlo en sus pálidos brazos - ¡Oh mi niño, lo lamento tanto! - la mujer lo acurruco en su pecho, se sintió cálido, reconfortante como cuando su madre lo abrazaba. La mujer rompió el abrazo y levanto con gentileza su mentón, unos hermosos ojos vidriosos verdes con tintes miel lo miraron con amor y remordimiento. -Déjame mirarte Jason. -

¿Jason? esta mujer me ha llamado Jason. En su mente algo brumosa recordó la foto vieja que Jason guardaba de Catherine Todd, esa mujer de cabello castaño claro y ojos verdes se encontraba frente a él. ¿pero por qué? La mente de Bruce giraba sus engranes mientras la mujer le limpiaba la herida en su frente.

La habitación parece girar, oscurecerse, deformarse. Bruce sacude su cabeza intentando discernir que es lo que acaba de suceder, la cabeza de duele desconoce si es por el golpe o por otro motivo y los ruidos de fondo no ayudan. El sonido de una puerta golpeándose al abrir lo hacen sobresaltarse.

-Lo siento chico, pensé que era el baño. - Dice el tipo en el umbral de lo que parece una triste y estropeada habitación que no se le puede ni siquiera denominar como algo habitable.

Bruce parpadea hacia el desagradable hombre que pone un pie dentro del lugar. Bruce se eriza, aún recuerda como moverse, como atacar, su memoria muscular se pone en guardia. -Sabes niño, no sé cómo hizo tu viejo para que no fueras tan horroso como él. - la sonrisa es desagradable, los ojos brillan de forma nada grata con esa mirada lasciva que recorre el pequeño cuerpo de Bruce.

-Aquí no encontraras el baño, así que es mejor que te marches en este instante. - gruñe Bruce como un gatito amenazante recién destetado queriendo ser amenazante.

El gran hombre ahora ha cerrado la puerta detras de su espalda, la habitación es muy pequeña para escapar. Por un momento ve una figura fantasmal que se desprende de su propio cuerpo, se derrapa debajo del intruso hacia la puerta, Bruce intenta seguirle, pero no es tan rápido, se siente débil no es tan escurridizo como el fantasmal Jason, no llega muy lejos cuando una mano lo arroja al viejo colchón tirado en el suelo, Bruce entra en pánico.

Paralelamente la secuencia de Jason tampoco logra salir del lugar, pero logra dar un poco de más batalla antes de ser arrojado alado de Bruce. Ahora ambos están luchando debajo desagradable hombre con aliento alcohólico, mientras Bruce intenta dar golpes y usar sus tácticas, Jason es más desordenado, muerde, escupe, patea.

Un golpe en la mejilla de Bruce hace que el fantasma de Jason desaparezca - Tranquilo mocoso, es hora de que empieces a trabajar para saldar las deudas de tu patética madre. - el asqueroso hombre sudoroso advierte girando a Bruce sobre su estómago. Bruce lucha está en pánico, nunca ha sido abusado de forma tan desagradable y parece que no será posible de impedirlo. El sonido de tela rasgada y el frio en su espalda es testigo que ha perdido la batalla, Bruce se prepara para lo inevitable cuando siente el frio de la noche en su trasero y el tintineo característico de la hebilla del pantalón desabrochándose mientras una fuerte mano sujeta sus brazos detras de su espalda.