"𝐃𝐞𝐯𝐢𝐥𝐭𝐨𝐰𝐧" || Shinbaku ( Shinso hitoshi X Bakugo Katsuki) ||

𝐃𝐢𝐞𝐳.

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𝗪𝗵𝗲𝗻 𝗶 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝘂 𝗳𝗮𝗹𝗹𝗶𝗻' 𝘁𝗵𝗶𝘀 𝘄𝗮𝘆 𝘁𝗼𝗼.

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𝙰𝚌𝚝𝚘   𝚍𝚒𝚎𝚣.
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Empezaron a comer en silencio, el índigo quería preguntar el porqué el cenizo estaba allí, pero supuso que sólo de "hundiría" más si el otro preguntara el porqué no leyó sus mensajes si se da el caso que los envío avisando su llegada, estaba... Entre la espada y la pared según su propio criterio, su única alternativa estaba frente a él; dejar que Katsuki hiciese lo que quisiese.

Por mera curiosidad y no saber dónde más clavar su mirada, observo detenidamente el rostro del orbes rojizas, tenían... Las bolsas reconocidas que eran llamadas ojeras, se hizo millones de preguntas, no, más bien, billones, él conocía su horario de sueño, este no se desvelaba o distraía porque según sus propias palabras esto "Bajaría su rendimiento", ¿preocupante? No, lo siguiente a ello, por fin se dignó a entonar alguna palabra dado a esto.

— Tienes ojeras, ¿Por qué no has estado durmiendo bien? — Directo, sin tratar de ocultar sus intenciones, lo caracterizaba demasiado cuando no se trataba de él por quien se pregunta.

El cenizo paró en seco su movimiento, para luego reanudarlo con su mano dirigiéndose a la cara del "mapache", según su apodo cariñoso, delineando suavemente los sacos que tenía, aunque un poco más notables por la rutina que este llevaba, tan espontánea y escasiosa en términos de cuidados... Se preguntó si realmente debió haber insistido más en encontrar una forma de calmarle para descansar contiguos, ahora, esa idea no saldría de su cabeza, ¿Cuánto tiempo lo había descuidado?, ¿Acaso se cegó y no vio la sonrisa que cada vez se hacía más melancolíca aunque denotaba a su vez felicidad de verle?, cuánto tiempo estuvo sufriendo de más y no se había dado cuenta... ¿Los silencios eran síntoma de ello?

— Es que quería tener algo parecido a ti, para pensarte en cada instante — Algo suave sin dejar lo característico del tono ronco, sus ojos sólo se limitaban a analizar cada uno de los detalles del semblante ajeno.

En Hitoshi apareció un leve rubor, aunque claro, se notaba de cualquier manera por su piel pálida y su baja exponencia al sol, tomando casi de inmediato la mano del cenizo y entrelazando sus dedos.

— Deberías dormir bien, te aseguro que luego no te gustará la rutina. — El cabellos índigos trató de sonreír normalmente, pero ante ello unas lágrimas traicioneras se escaparon.

No entendía el porqué lloraba, de hecho, ninguno de los dos presentes lo hacía. Inmediatamente el de peinado aparentemente puntiaguda, se acercó al otro, poniéndose a su lado y abrazándole, era uno reconfortante que transmitía seguridad... Un lugar en el que Shinsō podía sentirse en paz.

Provocó que las lágrimas escalaran de intensidad, acompañadas de leves gimoteos, denotando que, efectivamente, se había vuelto en llanto desbordante, por la cercanía y la forma en la que se encontraban, el pecho del ojos rubí empezó a humedecerse, no le importaba y sólo siguió así hasta que el contrario pudiera hablar con tranquilidad, ahora lo iniciado era que sacara todo lo que tenía dentro, no preguntas, sólo era necesaria la presencia de él.

Los minutos pasaron y por fin el lloriqueo cesaba, señal para que Katsuki tomé del mentón al de menor altura plantandole un dulce beso, pero, algo corto.