ocho

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Mi ángel<3: *envió una foto*

Louis: Harry, basta por favor.

Mi ángel<3: ¿por qué? no estoy haciendo nada malo, papi.

Louis: ya voy de salida, no te despegues de tus amigos, en veinte minutos estoy allá.

Mi ángel<3: ¿por qué estás tan seco, papi? ¿ya no me quieres acaso?:(

Mi ángel<3: *envió una foto*

Mi ángel<3: *envió una foto*

Mi ángel<3: *envió una foto*

Mi ángel<3: me las tomé pensando en ti<3

Louis: ...

Era viernes por la noche y la verdad Louis estaba a punto de perder la cabeza y estaba parado detrás de la encimera de la cocina de su casa, tratando de calmar su mente y no mirar demasiado las fotos provocadoras que Harry le había estado mandando desde la mañana en la escuela.

Al parecer, Harry había ido de compras con su madre el jueves en la tarde y consiguió varias faldas muy bonitas y en oferta. Algo genial, si le preguntan a Louis. Lo malo era que en esos tres días, desde que estuvieron en la cafetería con el amigo rubio de Harry, el rizado había estado jugando con él. Harry lo besaba y se restregaba contra él, haciendo que creciera su erección, para luego alejarse, sonreír e ir a sus clases. Aquellos fueron tres días de torturas y Louis no era ningún estúpido, sabía que Harry hacía todo eso para que él lo tomara mucho más fuerte en la fiesta, como le había prometido; solo que no pensó en el infierno que sería estar tan duro en repetidas ocasiones, sin poder hacer nada más que masturbarse. Pero aquello ni siquiera lo satisfacía de verdad, necesitaba a Harry y esta noche lo tendría y le enseñaría a no volver a jugar sucio de esa forma.

Todas las fotos de Harry era con diferentes faldas. Empezaron siendo fotos completamente normales, Harry frente al espejo y de lado. Pero después, la posición de las fotos cambió y ahora la cámara la sostenía Harry desde abajo, de modo que todo su trasero con bragas estaba expuesto y solo podía observar un poco de la tela de las faldas abrazando sus muslos. Y sin decir que algunas eran faldas de cuero, aquello incluso lo enloqueció más.

Harry sabía que estaba jugando con fuego y ya se estaba quemando demasiado, pero al parecer le gustaba cuando ardía porque lo seguía haciendo. Y Louis solo pudo pensar en lo loco que su bebé lo volvía.

- ¡Mel! -llamó Louis, poniéndose su chaqueta negra y guardando su billetera, sus llaves unos condones y su celular en sus bolsillos.

- ¿Sí? -escuchó a su hermana gritar desde la sala.

-Ya me voy, no te quedes hasta tarde, por favor. -se acercó a darle un beso en la frente a su hermana de quince años.- Si Lia despierta, le he dejado un biberón con leche en la refri, la calientas un poco y se la das hasta que se vuelva a dormir.

-Ya sé, Louis, no es la primera vez que me quedo así. -dijo la chica rodando los ojos y sonriendo al mismo tiempo.- Hey.

- ¿Hmm?

- ¿Cuándo viene Harry a la casa? Hace semanas no lo traes. -clamó con un puchero.

Melissa y Harry se llevaban demasiado bien desde el primer día en que Louis invitó a su novio a la casa. Además, en repetidas ocasiones, cuando Harry iba al centro comercial a comprar ropa, siempre le enviaba fotos de prendas a Melissa que tal vez le gustaría para que eligiera y así regalarle. Louis le había dicho muchas veces que no era necesario que le comprara ropa, pero Harry insistía y sabía cómo convencerlo.

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⏰ Última actualización: Feb 21 ⏰

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my only angel (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora