XIII

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Senritsu acababa de llegar a la casa del rubio, al ver que todo estaba destrozado se alarmó un poco. Estaba oscuro menos una pequeña luz en la que consiguió ver a su amigo con unas ojeras enormes y algunas heridas en las manos, se notaba que no había pegado ojo en toda la noche, se acercó lentamente abrazándolo con ternura maternal.

- Kurapika... ¿qué te pasa?

- Tú lo sabías ¿verdad?

- Sí... pero como percibí sinceridad en los sentimientos de Chrollo no quise intervenir

- ¿Sin? ¿Sinceridad? - preguntó perplejo, estaba hablando con tono calmado pero duro - ¿Cómo puedes decir eso del hombre que masacró a mi familia?

- ¿No has querido escuchar su versión?

- ¿Qué clase de pregunta es esa? Por supuesto que no, le he echado de casa nada más enterarme

- Deberías oír lo que tiene que decirte, sabes que mi oído nunca falla

- Senritsu no sé, estoy asqueado y dolido

- Pues mi oído capta latidos de amor, piénsalo bien ¿qué crees que gana él engañándote durante 1 año para luego decirte la verdad? No consigue nada

- No le puedo creer ya, ¿qué pensaría mi familia si me viera en estos momentos?

- Que es humano enamorarse y el amor es ciego

Ante eso Kurapika solo pudo acordarse una vez más de las palabras de su madre. Después de estar un rato hablando en el que el Kurta se desahogó con su amiga la cual solo intentaba ayudar a la relación de aquellos dos, se fue a su casa prometiendo volver pronto. Era una situación complicada aunque no ahondaron mucho en el tema ya que quería dejar que el joven cazador descansara, muchas emociones en tan poco tiempo pueden saturarlo y es normal que tenga dudas en la cabeza sobre que hacer o que siente.

Por lo tanto ahí se encontraba el delgado chico destrozado y ahora solo en su casa, empezó a pasear por todos los rincones en los que salían recuerdos con aquel pelinegro que entró en su corazón casi sin permiso. Mientras tocaba la encimera de la cocina se miró la mano dándose cuenta de que seguía teniendo el anillo que le había regalado por su cumpleaños, volvió a sentir su rostro mojado, se acarició el dedo anular de la mano izquierda jugando con la alianza dándole vueltas, ahora entendía tantas cosas. Aún con todo no tuvo el valor de quitarse aquel símbolo de unión entre ellos de la mano, sentía que no estaba preparado para dejarlo ir todavía a pesar de que prácticamente lo había echado de mala manera de su casa, casa que alguna vez pensó que sería el hogar de ellos dos. Estando ya cansado se preparó un té, no le salían igual que a Chrollo, quería leer un libro pero no tenía ganas de escuchar otra voz que no fuera la de aquel hombre relatando historias. Con todo eso se sentó en aquella cama que tantas veces compartió con el que alguna vez fue su enemigo, sintiéndose por primera vez en mucho tiempo solo, se hizo un ovillo en la cama e intentó conciliar el sueño que tanto le hacía falta en estos días. Se le hizo difícil, las sábanas seguían impregnadas con aquel olor particular que portaba Lucilfer, por lo que finalmente con sus puños aferrados a ellas cerró los ojos sabiendo que lo más seguro era que volvería a ver aquellos ojos grises en sus sueños.

Pasadas unas semanas

La mujer seguía yendo todos los días a comprobar como se encontraba el menor hasta que este le propuso que se quedara un tiempo, cosa que aceptó ya que le sería más cómodo cuidar su estado de ánimo así, ya que veía que no mejoraba en absoluto. También había intentado contactar con Chrollo en este tiempo pero no daba señales de vida, no parecía tener el teléfono operativo o simplemente no se sentía preparado, le urgía hablar con él pronto para saber su propia situación. Estuvo esperando a que lo llamara de vuelta después de hablar con Hisoka pero no hubo ninguna llamada por su parte.

Cuando se fue a instalar en la habitación de invitados para seguir controlando que su amigo ojiazul estuviera bien, vio algunas de las pertenencias del anterior chico que vivía aquí, entendía que todavía no hubiera ido a recogerlas pues el asunto seguía reciente, abrió los cajones de la mesa de noche para ir acomodando las pocas cosas que se trajo y en uno de ellos divisó un pequeño cuaderno. Extrañada lo cogió, en la primera página ponía Diario de Chrollo, se planteó si estaría bien leerlo pero en estos momentos seguramente contendría información importante para solucionar el problema que tiene con Kurapika, así que estuvo leyendo lo que ponía, se quedó asombrada de su contenido. Podía ser o no ser lo que estaba buscando pero era su última oportunidad de conseguir una reconciliación entre los dos amantes. Sin que el otro se diera cuenta se deslizó silenciosamente para colocar la libreta en la cama del rubio mientras este estaba en la cocina. Solo le quedaba esperar a ver si funcionaba.

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Holaa, ¿qué tal están? Espero que bien. Gracias por el apoyo ojalá les esté gustado🤗🥰

¡Un abrazo!💖

Lo que empieza mal - ChrolloxKurapika - KurokuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora