18. LA LUZ EN EL TUNEL

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Baelee

A duras penas puedo decir cómo es que todo sucedió.

Un instante.

Un disparo y el mundo pueden oscurecerse para cualquier ser humano. Quien suelta la bala, quien la recibe, ambos son premiados con oscuridad al final de cuentas.

No sé cómo sentirme. A duras penas puedo poner en palabras lo que ha sucedido, de lo único que estoy segura es que ya estoy en paz. Mi cuerpo lo está de una forma extraña.

La noche deja estragos. Deja almas oscurecidas y los errores se vuelven horrores.

Pero antes de volver al punto inicial, sólo puedo decir que Román está bien. El mundo no se ha oscurecido para él, pero no puedo decir que todo es perfecto. Para uno de nosotros si hay oscuridad y de ese mundo nunca se sale.

Diez minutos antes.

Me despego del cuerpo de François y tomo de un tirón a Talissa. Cuando consigo colarme en un baño atestado de personas. No me importa que el espacio sea diminuto para ambas. Escribo en un texto el plan y envío un mensaje a los chicos, quienes se han escapado a los retretes de la misma forma.

Con las cámaras sobre nosotros, exponernos no es una opción.

Segundos después de que un par de chicas comienza a pedir con exigencia que salgamos. Esquivo sus miradas intentando ser amable al salir, lo último que necesito es arrancarme el cabello con una chica que simplemente usa una red como ropa. Eso es vulgar, incluso para mí. Seguramente Luttia tendría mucho para decir sobre esta chica y no se tentaría de tirar al barro a la chica rubia o bien el intento de rubia, porque parece que hubiera hundido su cabeza en desinfectante.

—Que pintas tienen todas aquí —Talissa se acerca a mi oído y sonrío.

—Apuesto que es lugar perfecto para traer a Luttia.

—Lo sé, seguramente nos odiaría todo un año si la trajéramos aquí.

Mi mente por un segundo viaja a Luttia, su fiesta y con eso Bernard. Aún no sé cómo sentirme al respecto. Siento culpa por haberle ocultado todo esto, incluso lo que sucedió con Román, pero hablar significaría arruinarlo todo y muchas cosas en mi vida ya se han arruinado lo suficiente para herir a alguien más.

—Deséame suerte —Talissa me guiña un ojo y se aleja para unirse a Malton.

En la cuenta de tres segundos y todo el caos comienza.

Talissa riega su cerveza en una chica ganándose una bofetada. Malton se le une y ya no sé qué más sucede porque en el momento en que tomo consciencia, uno de los guardias de seguridad se aleja a atender el escándalo.

Me veo junto a François atravesando una de las puertas. Sé que esto ha sido captado por las cámaras. Estamos arriesgándolo todo en la espera de que el caos que acaba de armar Talissa, sea el mínimo de los problemas para el club.

Si nos encuentran dentro del pasillo iluminado por luces led, nuestra defensa será que estamos muy ebrios, que buscábamos un baño para follar y nada malo sucedería. No quiero imaginar el peor de los casos, porque ese parece ser el que se avecina cuando François me empuja de un tirón a un recoveco oscuro.

Mi espalda golpea contra un par de bolsas y el aroma es inconfundible. Miro detrás de mí y apilados en estantes bolsas enteras de cocaína.

¿Dónde carajos nos hemos metido?

Ruego para que la oscuridad sea suficiente y que el tipo del tatuaje raro y su guardaespaldas no paren en esta pequeña habitación. Ese sí que sería nuestro fin.

SOMOS LA D.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora