Dos hijas, una llave, y un lago

4 0 0
                                    

—Dos chicas me miraban fijamente, vestían igual y las dos tenían una cadena de oro en el cuello que tenia la mitad de un corazón cada una, parecían hermanas. Estaban al otro lado de un gran lago trasparente. De repente las niñas y el lago desaparecieron, dejando en su lugar una oscuridad penetrante, empecé a correr y caí en un vacío interminable. Apareció una llave de un marrón apagado frente a mí, y luego me desperté.

Mis amigos me miraban como si estuviera loca.

—Es un sueño muy raro —Adrián habló.

—¿Estás segura de que lo has soñado? —preguntó Marta —Quizá lo has visto en la televisión.

—Estoy completamente segura —aclaré —. Ese lago está en el bosque Willburg. Puede que haya algo ahí.

—Pues vamos a averiguarlo, ¿no? —Paulo se levantó del suelo dónde nos encontrábamos todos y me miró a los ojos —Siempre pasan cosas interesantes cuando recuerdas tus sueños, Celia.

Y así, todos nos dirigimos hacia el bosque Willburg. Un bosque al que nadie se atrevía a entrar por la niebla que siempre había alrededor y el hotel abandonado dentro de él, lo llamaban el bosque misterioso.

Llegamos al lago transparente, el agua era tan cristalina que se podían ver las piedras del fondo.

Nos quedamos observando si algo ocurría.

—Nada —dijo Adrián—. Era de esperar.

Se dio la vuelta para irse cuando Paulo vio algo.

—¿Qué es eso? —señaló el fondo del lago.

—Parece una caja —destacó Marta.

Cogimos una rama lo suficientemente larga como para alcanzar la caja del lago y la sacamos. Todos nos acercamos a verla y la abrimos.

Nos quedamos asombrados, dentro había un trozo de papel enrollado, una llave de bronce y una pequeña cadena de oro.

—Chicos —hablé agarrando el collar, una mitad de corazón se balanceaba en el aire —, es la misma cadena que tenían las dos hijas de mi sueño. Y esta también es la llave de mi sueño —dije cogiéndola con la otra mano.

Todos me miraron extrañados.

—Pero solo hay una cadena —indicó Paulo —. ¿Dónde está la otra?

Adrián cogió el papel y lo abrió. No era un papel normal. Era un mapa. Uno antiguo y desgastado.

—Parece nuestro pueblo —observó.

—Si mira —Marta se acercó a él —, eso es el bosque misterioso, y aquí está el lago transparente —señaló con el dedo.

—Y este es el hotel abandonado —destacó Paulo —. Está rodeado con un círculo. Aquí tiene que haber algo.

El hotel se abandonó hace unos cuantos años. Se esparcieron rumores sobre que un loco mató a sus dos hijas allí y el dueño tuvo que cerrar. No había caído hasta ese momento,en que las dos niñas de mi sueño eran las dos hijas que murieron en el hotel.

—Yo no pienso entrar ahí —dijo Adrián angustiado frente a la puerta del edificio.

—Vamos, ¿no le tendrás miedo a los fantasmas? —se burló Marta con una sonrisa.

Al entrar, la madera crujía, las paredes estaban cubiertas de moho y el aire era frío. La sala de entrada era grande, colgaba una lámpara sin luz del techo y la alfombra roja se había vuelto marrón. En medio de la gran sala había una caja. Nos acercamos y nos arrodillamos frente a ella. A diferencia de la otra, esta estaba cerrada con llave. Saqué la llave de bronce que encontramos en el lago y la metí en la cerradura, entraba perfectamente. La giré y sonó un mecanismo, luego se abrió.

Al destapar la caja, revelamos la otra cadena de oro de las hermanas, con la otra mitad del corazón. Cogí la primera cadena y unimos los dos corazones, se fusionaron sin dejar espacio entre ellos. Entonces, las dos hijas aparecieron delante de nosotros.

Los collares habían desaparecido de nuestras manos, en su lugar, estaban en los cuellos de las hermanas. Asintieron con la cabeza dándonos las gracias y desaparecieron. Nos quedamos allí, atontados por lo que acababa de pasar.

—Por favor Celia —dijo Paulo —, no vuelvas a soñar con nada más durante un tiempo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 12, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Cuéntame Un CuentoWhere stories live. Discover now