Capítulo 9

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Habían pasado cerca de tres días, Jungkook no había sabido nada de Taehyung a pesar de vigilar constantemente el apartamento de este. ¿Como conseguirá su redención si el mayor no le quería ni ver?

Un nuevo día más terminaba. Ni una señal había hoy tampoco.

—Hey...— le hablo JiMin desde la cocina donde preparaba la cena para cuando llegara el rubio. —¿Cenarás?— pues tenía los mismos días sin comer.

—No tengo apetito...— pero aunque eso fuera verdad, lo vómitos matutinos seguían. Aún no entendía como es que podía seguir expulsando algo de su cuerpo cuando para el ya no tenía nada.

—Estas más pálido, deberías de comer al menos algo. Se que aún mantienes toda tu deidad pero eso no te hace invencible si por lo que estás pasando es humano— habían entendido que tenían una parte no deidad que les hacía enamorarse. Esa que los volvía humanos y era más poderosa que sus propios poderes.

—Estoy bien— quiso soltar casi gritando para no ser molestado pero un ligero mareo lo hizo casi tocar el suelo. —Estoy bi...— la última frase solo quedó a medias en sus labios cuando la oscuridad le inundó y toco el firme suelo.

—Jungkook— grito asustado el aún peliplateado pues no quería que el menor pasara por lo mismo que él, había sido difícil salir de ello.

Sin obtener reacción alguna tomo al menor en brazos y se dispuso a llevarlo hasta el hospital donde cierto rubio trabajaba.

Hizo una llamada rápido al enfermero quien dijo que le esperaría además de ubicar al doctor que estaba atendido a NamJoon. Era discreto si le dabas un par de billetes después de todo.

Rápido ingresaron al inconsciente pelinegro, JiMin se quedó fuera esperando noticias mientras YoonGi y el doctor lo revisaban.

Esperaba que nada malo le sucediera, escribió un mensaje para que SeokJin estuviera al tanto y volvió a esperar por respuestas.

—¿Hola?— saludo alguien a su espalda. Alguien que pensaba que no volvería a ver. No después de lo que el rubio le contó.

—Hey, hola— saludo con una corta reverencia.

—¿Que te trae por acá?— quiso saber el doctor. Aunque se podía dar una idea.

—Yo...— el podía intuir que le pelirrojo lo sabia. —¿Lo sabes, no?— pregunto con un suspiro.

—Lo intuí desde nuestra primera salida. Min no dejo en ningún momento de ver su teléfono como si esperara una llamado o algún mensaje. Fue una agradable velada pero no obtuve toda su atención— recordo su primera salida con el enfermero. —Y cuando le propuse matrimonio dudo un segundo pero todo se aclaró cuando dijo que tenía alguien de quien despedirse... y ese eras tú, un chico que dice ser un dios y al que solo había visto un par de veces— no se estaba quejando pero quería aclarar un punto. —El amor a primera vista existe— y el decir aquello le trajo recuerdos de su corta estadía en Las Vegas...

—El amor es fuerte cuando quiere— reconoció JiMin como su cabello iba cambiando gradualmente a ese pelinegro que lo caracterizaba dejando en claro que YoonGi le correspondía.

—Ahora lo entiendo... en fin fue un gusto verte, volveré a este hospital así que espero no sea incómodo toparnos por aquí ni que trabaje cerca de YoonGi— le dijo con una gran sonrisa.

—Para nada, a demás parece que ya estás ligado...— señaló con su mentón la argolla plateada que adornaba su dedo anular.

El pelirrojo miró su dedo y negó, si tan solo el supiera la historia sabría que estaba viviendo una extraña etapa en su vida.

Iba a decir otro comentario cuando YoonGi apareció con una mirada preocupada que solo alertó al dios, quizás eso solo hubiese sido todo lo peor pero el sonido de una sirena y el rápido ajetreo en la sala de emergencias se hizo presente alertando de un hombre herido gravemente al chocar su auto.

Y pronto observaron como una camilla con el vecino que conocían era llevado rápidamente al quirófano.

EL DIOS DEL FUEGO (TAEKOOK) 《DIOSES #3》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora