2| 𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃𝐒 ━ teen wolf

16| LAS VEGAS

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.⃗. 🍂 [ CAPÍTULO DIECISÉIS ] 𑁍ࠜೄ ･ﾟˊˎ
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©ᴍᴀᴅᴇʙʏsʜᴀᴡɴᴍɪsᴄʜɪᴇғ

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          LA NOTICIA DE LA MUERTE DE MEREDITH AUN NO HABÍA SIDO PROCESADA DEL todo por Alanna. Durante todo el trayecto no había dejado de pensar acerca de ello. Y, de cierta manera, lo que más le preocupaba era Lydia. Alanna sabía que la rubio fresa se sentía culpable. Había estado un buen rato tratando de convencerla de que ella no tenía nada que ver. Y a pesar de que al final la chica pareció haber entendido que la culpa no era suya —por presionar demasiado a Meredith—, Alanna pudo notar la culpabilidad en sus ojos verdes antes de irse de la casa Stilinski.

—Lo que faltaba —dijo entre dientes al darse cuenta que la entrada principal se encontraba cerrada.

Giró sobre sus pies y se dirigió entonces hacia la puerta trasera de la clínica veterinaria.

Alanna era consciente de que le iba a caer un tremendo regaño al estar fuera de casa a esas horas y sin ni siquiera avisar. Pero el hecho de que Liam casi haya muerto aquella noche le importaba más que una llamada de atención por parte de Jordan o de Blair.

Una vez que entró, la chica se quedó estancada en el umbral, asimilando la escena frente a ella. Liam se encontraba totalmente sudado sobre una mesa metálica en medio de la habitación —inconsciente, como era de esperarse. Su pecho, descubierto, subía y bajaba con normalidad, una buena señal.

Cuatro pares de ojos fueron a parar en Alanna al notar su presencia.

—Alanna... —intentó decir Scott con lo que parecía ser un tono de regaño, pero sin quitar la suavidad de su voz.

La mencionada simplemente avanzó hasta Liam y pasó una mano por su frente, quitando una fina capa de sudor que se había formado. Scott se posó a su lado.

—Sí, ya lo sé —dijo Alanna antes de que Scott vuelva a hablar—. Sólo quería asegurarme de que estuviese bien. Eso es todo —aclaró. No podía creer todo por lo que había tenido que pasar Liam en las últimas siete horas—. ¿Qué sucedió con Garret?

—Los berserkers se encargaron de él.

Alanna alzó su cabeza tan rápido como diferenció aquella voz gruesa que no había escuchado desde hace meses. Sus ojos no tardaron en chocar contra los celestes de Chris Argent.

El hombre se veía exactamente igual a como lo había visto la última vez. Lo único diferente era una pequeña cortada en su rostro y que, al parecer, se había dejado crecer un poco más su barba.