Universo Alternativo
Erwin es, en este caso, una criatura mítica conocida como incubo, quien aparece constantemente en los sueños de las personas para alimentarse de su energía.
A pesar de haber vivido durante siglos en contacto con los humanos de...
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Su alarma había empezado a sonar, aquello la hizo abrir sus ojos con gran dificultad, pues se sentía bastante cansada, soltó un suspiro y solo se acomodo de nuevo en la cama abrazando lo que reposaba a su lado, inocentemente creyendo que se trataba de una almohada se asustó al oir una voz.
— Buenos días... — se sorprendió con la presencia del rubio, mucho más al ver que estaban en su cama, el la sujetaba con suavidad y la mantenía cerca de su pecho.
— B-buenos días, jefe... — no se separó de él, se sentía cálida cerca de el en comparación con el frío clima que hacia fuera de su cama.
— ¿Descansaste? Lamento mucho lo que pasó anoche... No se que le pasó a mi cuerpo y parece que me desmaye... Realmente lamento las molestias — el le acariciaba el cabello, se sentía como en aquellas románticas escenas de las películas.
— No fue una molestia... Solo me sorprendió cuando de la nada se callo al suelo... Me preocupe... — suspiró y seguido cerro sus ojos aferrándose de nuevo a el en aquel abrazo.
Erwin no pudo evitar soltar una risa y pasar la sabana sobre el cuerpo de la chica hasta cubrir le los hombros.
— Esta haciendo bastante frío allá afuera... Llegaremos tarde a trabajar si no nos arreglamos... Además debo ir a mi apartamento para arreglarme... — ella abrió de nuevo sus ojos y asintió.
— Tiene razón... Debería ir a su apartamento, si me espera llegará tarde. — se alejó de el y se Quito la Sabana de encima, estaba lista para ir a ducharse y poder arreglarse para el trabajo.
— Entonces dejame despedirme de ti... Y agradecerte por cuidar de mi, y por aceptarme — la tomó con cuidado del brazo y la tiro de nuevo a la cama, la tomó suavemente de las mejillas con solo una de sus manos y la beso en los labios.
Aquel beso se sentía tan cálido y reconfortante que deseaba quedarse allí todo el tiempo del mundo. Aceptó el beso y rodeo al rubio con sus brazos, le dio una suave caricia en la nuca y en el hombro.
Cuando se separaron, Erwin buscó sus cosas para volver a su hogar, se despidió acariciando el cabello de la peli negra y dejó el lugar.
Eliza se estiró después de levantarse y se dirigió al baño, debía apresurarse pues se le agotaba el tiempo.
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Logró llegar a penas a tiempo, saludo a Mike con una sonrisa y a quienes encontró en su camino. Se sentó en su lugar y encendió el computador, debía enlistar las inversiones del último mes y organizar algunos datos, como mínimo, la primera tarea le tomaría más de una hora.
Respiro profundo antes de iniciar con su trabajo.
Durante la mañana estuvo tan ocupada y concentrada que no se fijó a que hora llegó el jefe de equipo. Cuando miro el reloj ya era la hora del almuerzo, acomodo algunos papeles y buscó su USB debía ir a la Sala de impresión para imprimir sus informes.
Se levantó y llevó con ella una carpeta para poder guardarlos luego. En el camino se encontró con Reiner, a quien saludo, este le entregó algunos documentos que le debía del día anterior.
— lamento el retraso con los documentos, no volverá a pasar — se disculpó con ella, Eliza solo sonrió y le palmeo el hombro.
— No te preocupes, los revisare esta noche en casa, aun estamos a tiempo para poder entregarlos en el plazo — el rubio asintió y se despidió de ella.
Cuando entró a la Sala de impresiones noto una silueta fornida frente a la impresora, reconoció la figura y se acercó para saludar.
— Hola jefe, ¿Necedita ayuda con algo? — le preguntó al verlo distraído.
— Eliza, no, solo estoy esperando a que se terminen de imprimir algunos papeles, toda la mañana te he visto muy sumergida en tus tareas, buen trabajo — la felicitó con una sonrisa radiante.
— Gracias, justo venía a imprimir mis informes para llevarlos a su Oficina antes de ir a almorzar.
— Oh, puedo esperarte para ir a llevar esto juntos y dejarlo en mi Oficina, podemos almorzar juntos si quieres — le propuso con suavidad, sentía una mirada pesada sobre el, pero no deseaba girarse a mirar.
— Claro, no tardaremos mucho, esta mañana no pude desayunar bien y siento un vacío en el estómago... — suspiro con cansancio y luego se le escapo una risa.
— Me alegra que pudieras llegar a tiempo, yo me demore un poco más, había bastante tráfico de camino a aquí — tomó sus papeles que ya se habían terminado de imprimir y le dio paso a la más baja.
— Oh, que mal, el tráfico pesado es estresante — el asintió y espero paciente a que terminara de imprimir.
Luego de eso se dirigieron juntos hasta su Oficina, entraron en medio de una conversación animada. Luego Erwin suspiro cansado y se apoyo en su escritorio.
— Si no te molesta... ¿Podrias por favor cerrar las persianas un momento? — ella asintió e hizo lo que le pidió, luego vio como Erwin era cubierto por aquellas características demoníacas propias de su ser, sus extremidades pintadas de oscuridad, sus cuernos e incluso su expresión cambiaron.
— Lo siento, necesito un pequeño descanso — se dejó caer en su silla y respiro profundo, cada vez se sentía más y más sin energía suficiente.
— ¿Esta todo bien? — el asintió y luego la miro a los ojos.
— ¿Estas libre esta noche? Creo que necesito un poco de ayuda... Lamento decirlo de forma tan repentina — ella asintió.
— Si creo que no tengo nada pendiente... Ah, de hecho, debo revisar algunos documentos que me entregaron hoy... ¿Que tal mañana? Es mi día libre — dijo tratando de buscar una solución.
— esta bien, puede ser en mi apartamento... ¿Puedo hacer algo ahora? Solo necesito un poco de energía...
Le extendió su mano esperando a que la tomara, cuando lo hizo, la acercó a el y dio algunos besos gentiles en su cuello, la sostenía de la cintura y con cuidado la hizo sentarse en sus piernas.
Continuó con aquellos besos por un par de minutos, escuchandola jadear con verguenza, luego de un tiempo se detuvo y le acomodo la ropa y el cabello.
— Trate de no dejar ninguna marca... Lo siento, se que me dijiste que nada de lugares públicos, pero será solo esta vez.
Ella asintió con vergüenza y luego de haberse calmado un poco salieron del despacho para ir a almorzar en la cafetería.
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