ÍNCUBO - ERWIN SMITH X OC / LECTORA.

V E I N T I C I N C O

Luego de todo lo sucedido Erwin se quedó en su oficina, y decidió que lo mejor era continuar con el papeleo que tenía pendiente, a pesar de ser una criatura demoníaca, cumplía con todas las responsabilidades de un humano cualquiera, y evitar estás no era una opción si quería seguir llevando la vida que llevaba hasta ahora.

Reviso la hora en su computadora, aún faltaba bastante para la hora del almuerzo, soltó un suspiro resignado y se apoyo en el respaldar de la silla sujetando entre ambas manos los papeles que debía revisar.

Tecleaba en su computadora información de los documentos que revisaba, abría y cerraba carpetas y archivos y revisaba sus correos, uno de ellos le llamo la atención.

— "información de viaje de negocios" — leyó en voz alta y se apoyo en la palma de su mano mientras continuaba leyendo.

La próxima semana debía salir de la ciudad a un pueblo pequeño para hablar con un viejo socio de la compañía, debía reunirse con el para renovar su contrato, pero, al parecer no iría solo.

"Se le asignará un/a compañero/a para su viaje, revise más detalles al respecto en el correo que le enviaremos pronto"

Una pequeña sonrisa se implantó en sus labios, tenía un buen presentimiento al respecto y esperaba que su deseo se cumpliera.

Después de leer los detalles de aquel correo siguió con su trabajo, y decidió empezar a revisar la presentación de Reiner y Eliza.

Anoto en una pequeña agenda sus correcciones y concejos, también los puntos buenos de la presentación. Le hacía un poco de gracia encontrar de vez en cuanto elementos que le recordaban a Eliza, cualquier gráfico, imagen, o algún color específico que le recordaba a la pelinegra le sacaba sonrisas y lo ponía de buen humor.

Para cuándo terminó, al fin era la hora del almuerzo, guardo todo el avance de su trabajo y tomo la agenda en sus manos, quizá tendría la oportunidad de almorzar con Eliza y entregarle aquello.

Salió de la oficina y se dirigió primero a la sala de descanso, dónde se encontró con Levi, se estaba sirviendo algo de café, se saludaron y hablaron por un momento de algunos asuntos triviales.

— ya debo irme, debo entregar algo — luego de terminar su café se despidió y salió de la sala, para ir a la cafetería.

Pidió su almuerzo y se acercó con cuidado a la mesa donde estaba Eliza, está vez estaba almorzando sola. Apoyo su bandeja en la mesa y la saludo cuando alzó la mirada.

— Hola, ¿Ya comiste algo? — ella asintió suavemente con la cabeza — que bueno.

— ¿Que tal todo? ¿Un día pesado? — el novio un poco la cabeza manteniéndose neutral.

— un poco de todo, tenía algo de trabajo acumulado — ambos soltaron una pequeña risa y se miraron a los ojos — me alegra ver qué ya estás algo más tranquila... Lamento si lo que hice antes te preocupo.

— No, no, está bien, solo no sabía cómo reaccionar y me sentí algo ansiosa — soltó un suspiro con algo de cansancio y apoyo sus brazos en la mesa.

— por cierto, he estado revisando su presentación e hice unas correcciones y eso, toma, antes de que olvide dártelo — saco de su bolsillo la agenda y la dejo sobre la mesa.

— Gracias la leeré cuando llegue a casa y le enviaré una copia a Reiner para que también la revise — tomo la agenda y la guardo en su bolsillo.

— ¿Sabes a dónde quieres ir después del trabajo? — le pregunto antes de llevarse una cuchara con comida a la boca.

— podríamos cenar en mi apartamento si quieres, tengo algo de comida que puedo preparar para ambos — le propuso con una sonrisa tranquila.

— me encanta la idea, llevaré algo para que tomemos y te ayudaré a cocinar — siguieron hablando durante un tiempo, hasta que él rubio terminó su comida y la hora del almuerzo se terminó.

Cada uno volvió a su puesto de trabajo luego de despedirse. Eliza estaba prácticamente libre ese día, así que decidió ayudar un poco a Hange con un proyecto que tenía.

Cuando llegó a su oficina todo estaba desorganizado, pilas de libros en el escritorio, carpetas apiladas en el suelo, hojas sueltas en toda la oficina.

— Hange ,¿Estás aquí? — de repente una cabeza se asomo sobre la pila de libros y sonrió con entusiasmo.

— Oh! Eliza, que bueno que viniste, justo quería hacerte algunas preguntas sobre estos datos. — la tomo de la mano y la acercó a su escritorio, estampó unas cuantas hojas en la mesa y empezó a hablar con prisa, mientras anotaba en un tablero formular que Eliza para nada entendía.

— Oh, estos datos, son bastante interesantes — ella tomo los papeles y empezó a revisarlos — ¿Para que los estás utilizando?

— me pidieron que implementará un sistema de máquinas más eficientes para la producción — dijo y después le entregó algunos de los diseños en los que había estado trabajando.

— wow, Realmente son increíbles, este diseño se vendría bastante bien entre los clientes — le mostró el diseño del que hablaba y Hange asintió.

Durante al menos dos horas se mantuvieron corrigiendo algunos detalles de los diseños y de los sistemas que utilizarían, si había algo que todos sabían bien en la oficina era que una vez Eliza y Hange empezaban a trabajar juntas no había manera de que se detuvieran a menos que fuera una fuerza mayor.

En la mayoría de casos esa fuerza mayor era Moblit, pero está vez fue la presencia de un particular rubio quien hizo presencia en la oficina.

Tocó la puerta un par de veces y luego se abrió paso, vio como ambas estaban sujetando un gran plano con anotaciones y rayones sobre un diseño.

— Hola, lamento molestarlas — ambas giraron a verlo y saludaron al tiempo.

Eliza recordó lo que había hablado con Erwin y reviso la hora, ya eran casi dos horas más tarde de su hora usual de salida.

— Lo siento Hange, ya debo irme, podemos seguir con esto mañana, trataré de terminar mis cuentas temprano para venir a ayudarte — se despidieron con un corto abrazo y Eliza salió de la oficina siendo seguida por Erwin. Que se despidió de Hange moviendo su mano.

En ese momento a la de lentes se le hizo extraño que Erwin viniera a buscarla y que ella se fuera con tanta facilidad, pero sencillamente no le dió importancia en el momento.

De camino a la salida Eliza se disculpaba por haber mantenido a Erwin esperando.

— Realmente lo siento, casi siempre me pasa lo mismo cuando empiezo a trabajar con Hange. Estuviste esperando mucho tiempo — subieron al ascensor y cuando las puertas se cerraron Erwin le robó un suave beso a Eliza.

— me basta con ese como disculpa, además, aproveche el tiempo para salir a comprar una botella de vino — ella solo sonrió y se quedó en silencio un momento luego del beso.

— que bien, será una buena cena.