Una humana que regresó a la casa de los lamentos con una niña.
Siete hermanos y cualquiera podría ser el padre.
Tendrán que unirse para para darle una buena crianza a la pequeña, pero podría ser más difícil de lo que pensaron.
Female MC
Ninguno de l...
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— Bien, ¿qué quieres hacer, niña?
— Malka. — corrigió la menor a Mammon.
— Malka. — repitió. — ¿Qué era lo que querías hacer?
— Quiero jugar.
— ¿Y qué quieres jugar?
— Hmm... — pensó por un momento. — ¡juguemos al supermercado! Tú puedes ser el cliente; usemos dinero falso.
— ¿Y qué se supone que voy a comprar?
— Ah... — pensó otra vez. — ¿Me acompañas a la habitación de mi mami? — alzó los brazos, abriendo y cerrando sus manitas en señal de que quería ser cargada, y Mammon se le llevó hasta la habitación de MC.
Una vez allí, la menor tomó un par de cosas del armario junto a una caja, pero era muy pesada para ella; Mammon la tuvo que llevar.
— ¿Y esto qué es? — volvió a preguntar él al regresar a su habitación.
— Son mis cosas; ahí tengo lo que necesitamos para jugar. — al estar la caja en el suelo, ella tomó un par de cosas y se las pasó a él.
— ¿Y esto?
— Es un disfraz.
— No necesito un disfraz.
— Es para que entres en personaje. — insistió.
— ¿Qué personaje? ¿Un conejo hada bailarina? Ni en broma lo haré. — pero la niña dio indicios de querer llorar. — ¡Está bien, está bien! Cielos, no tienes que llorar.
— Será divertido. — sacó una caja registradora de juguete que tenía guardada junto a algunas otras cosas. — Tú puedes decidir qué quieres comprar.
— Bien, me llevo... estas joyas falsas son lo que más valen la pena, supongo.
— Esas son falsas, pero también tengo esta real. Mami dijo que es suya y que podía usarla para jugar si quería, pero que no la podía perder.
— ¿Esa es real? — eso despertó su interés. — ¿Cuánto pides por eso?
— 5 billetes, pero la tienes que devolver después del juego. — le advirtió. — Mami me va a regañar si la pierdo.
— Sí, sí, por supuesto que la devolveré. Es más, yo mismo se la devuelvo a tu mamá.
— ¿Estás seguro? — preguntó con algo de desconfianza.
— ¿Para qué podría usarla, de todas maneras? ¿Venderla? ¿Cambiarla por algo más valioso? ¿Ganar dinero con ella de otras formas? Yo sería... incapaz. ¿Qué clase de desalmado avaricioso crees que soy?
— Te la voy a dar, pero no te la quedes. — él la tomó con rapidez cuando la tuvo cerca.
El juego le servía bastante; al parecer tenía más cosas de valor que su mamá dejaba que use para pasar el rato, y las consiguió sin tener que pagar nada real. Sin embargo, no podía quedarse con todo eso y él lo sabía; tenía que devolverlo todo en algún momento o ella se daría cuenta.
