8. Caricias de muerte

50 7 0
                                    

Kihyun caminaba nervioso por lo pasillos de su universidad, las personas se le quedaban viendo y todos murmuraban.

Era extraño verlo caminar con la cabeza abajo y ambos brazos abrazando una libreta y un libro sobre su pecho. Parecía un perrito, débil y asustado.

No había podido dormir estos tres días, no había podido conciliar el sueño a causa de tal acto presenciado. Todo su cuerpo parecía repeler la imagen de Changkyun pero su mente se mantenía llena de preguntas.

- Hola Ki- escucho a lo lejos.

Soltó un suspiro y dejó caer sus cosas en su asiento.

- Hola Dior - saludo a la bella chica sin darle una mirada.

- Como sea - dijo la chica sacudiendo su cabello brillante para colocar ambas manos sobre su pupitre y decirle. - Haré un fiesta en mi casa, te espero a las ocho. Se puntual. -

Y sin darle tiempo a negar la joven se dio la vuelta y meneo con elegancia su figura hasta salir del salón.

Kihyun gruño, los peores días de su vida parecían no tener fin.

Obviamente no iría a la fiesta, si tenía miedo hasta en su propia habitación que sería en una mansión grande donde el ruido fuera tan alto.

Con sus manos bloqueando y des-bloqueando la pantalla del teléfono tomo la fuerza que necesitaba y preciono el contacto del hombre que arruinó su vida.

Con el corazón latiendo y las palmas sudorosas tecleo rápidamente.

Te vi, aquella noche. En el almacén.

Sin espera a dudar envío el mensaje.
Segundos después este sonó.

Y

Su ceño fruncido y la irá en su cuerpo lo hicieron olvidar aquellas imágenes.

-y???? ¿Es todo lo que dirás, Idiota? Eres un asesino y es todo lo que dirás... - comenzó a insultarlo en voz baja sin percatarse que Changkyun seguía escribiendo.

No nos veremos más. Eres carne muerta si no olvidas lo que viste.
Hasta nunca Kihyun.

Sus ojos se llenaron de lágrimas después de leer aquel mensaje, sin importarle que la clase ya comenzó se puso de pie y salió de ese lugar. Necesitaba aire fresco, necesitaba agua para mojar su garganta, necesitaba papel para limpiar esas lágrimas que decoraban esa cansada mirada. 

Necesitaba a Changkyun para que le diera respuestas. 

Con las manos aferradas al volante condujo sin prisa alguna con pausas largas para poner su mente en orden, llegó a su habitación y se deslizó en la puerta sin poder contener su llanto abrazo sus piernas en posición fetal y se permitió llorar. 

Ternia miedo. 

Changkyun estaba ahí en el baño, rebuscando ese collar entre la pila de ropa sucia ese par de pantalones que habían guardado ese sucio y llamativo diamante esmeralda. Sus labios se alzaron en una sonrisa, entre sus manos y por la luz que reflejada en lo que había sido un pedazo de carbón ahora brillaba con seducción para arreglar sus problemas esa esmeralda. 

Salió del baño y cerró la puerta con delicadeza, todo parecía estar a su favor... Todo parecía, pues ese joven que tenía seis años menos que él estaba con su cabeza entre sus piernas llorando. 

En casos como esos se apresuraria a huir pero no podía hacerlo ahora, sus piernas parecían ser ramas pegadas al piso y sus manos que caían a sus costados fueron a parar a su rostro, donde refrego en este la palma de sus manos sintiendo como su corazón se sacudía ante cada sollozo que escuchaba. 

- Kihyun - su voz sonó grave y autoritaria no suave y acogedora como quería. 

-¿Qué haces aquí? ¿que haces aquí? - se paro y camino hasta estar frente a él. 

Cinco pasos eran los que los separaban. 

- ¿Me tienes miedo?- pregunto con un leve temblor en su vos.

- Como no hacerlo, !MATASTE A DOS PERSONAS LOCO DE MIERDA¡ y sabe a cuantas más... - finalizó. 

- No lo entenderías, venimos de distintos mundos. Jamás lo entenderías. - las palabras de Changkyun escondían ese deje de tristeza y vergüenza que adornaba en estos momentos su mirada. 

- Acaso tengo que tenerte compasión, en verdad estas jodido de la cabeza - respondió riendo sarcásticamente con las mejillas húmedas - Changkyun mataste a dos personas acaso no te sientes mal, ¿no sientes culpa? -

Changkyun trago saliva y guardo el collar en su bolsillo trasero sin que Kihyun lo notará. Eliminó la distancia entre ambos y tomó con delicadeza su rostro acariciando con la llema de sus dedos esa piel tan lisa y aperlada . 

- Esta es mi forma de vivir, es jodida, por supuesto que lo es. ¿Estoy orgulloso de ella? No. ¿Qué si siento culpa?... - dudo algunos segundos y Kihyun coloco sus manos en los brazos de Changkyun, sintiendo como estaban algo rasposos bajo como pudo su mirada para encontrarse con unos brazos golpeados. 

El morado y el rojo coloreaban esa piel morena. 

Por primera vez sin juzgarlo se dedico a detallarlo más desde el par de tenis gastados que tenía puestos hasta la lágrima que escapaba de sus ojos. 

- Estoy cansado Kihyun. - confesó recargando su peso en el cuerpo del joven sorprendido. - Yo nunca quise esta vida... Claro que siento culpa porque crees que sigo en la jungla, porque crees que aun trabajo para Jooheon. Cada golpe que doy, cada golpe que recibo, cada vida que quito se queda aquí - tomo su mano con brusquedad y la llevo a su cabeza. 

- Siempre busco la forma de calmar mi conciencia, pero nunca funciona. Nada funciona para callar los recuerdos. - 

Se separó de él y camino sin gracia hasta la puerta aún con el rastro de esa única lágrima que había derramado.

- Lamento que hayas tenido que ver eso. Eres una buena persona. Este fin de semana tendrás tu primer y última pelea. No volverás a la jungla y no volveremos a vernos. - abrió la puerta y antes de salir dijo. 

- Jooheon empieza a sospechar que alguien estuvo esa noche, así que por tanto miedo y asco  que tengas tienes que estar ahí. No le des motivos para que sospeche de ti. - 

La realidad golpeó ambos corazones, esa era la última vez que se verían, Changkyun no iría la noche de su pelea y él no podía abandonarla. 

Esa era su patética despedida. 

El peor boxeador  (Changki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora