~ 9 ~

156 12 2
                                    

✶⊶⊷⊶⊷❍ - ❍⊶⊷⊶⊷✶

Party

Calma.

Algo que no habían logrado sentir desde hacía bastante tiempo. Ni siquiera Idoya, que tenía una convivencia más fácil con los llamados "caminantes".

Nadie lograba acostumbrarse a eso, aunque lo intentaban. Tenían que hacer que eso funcionara, de alguna u otra forma, tenían que quedarse en Alexandria.

Querían formar un futuro ahí, una vida.

Aden, hijo de Diana, dirigía al pequeño cuarteto junto con Nicolas fuera de Alexandria, con intención de "enseñarles" cómo hacían las cosas en aquella comunidad.

Un pequeño simulacro, según él. Se adentraron al bosque, no muy lejos de la muralla. Idoya podía escuchar a unos veinte metros de distancia a una pequeña horda de poco-pensantes, no lucía muy serio, por lo que conservó la calma.

—¿A dónde nos llevas? —cuestionó, luego de escuchar gruñidos cercanos.

Hambre.

—Hace poco perdimos algunos de nuestra gente, así que para vengarnos, tomamos uno de los merodiadores y lo atamos ahí —explicó Aden, mientras apuntaba un árbol no muy lejano, dejando en desconcierto a los nuevos.

—Este tipo está loco — susurró Tara, al tener a Idoya enseguida suya.

—Ni que lo digas — contestó el coreano a su otro lado. Noah se limitó a asentir.

Al llegar al dichoso árbol, se dieron cuenta que el caminante había escapado, así que comenzaron a buscarlo.

Sus silbidos lo atrajeron y al instante, trataron de tomarlo de nuevo. Las cosas se complicaron y cuando estuvo a punto de morder a Tara, Glenn tomó su cuchillo y lo apuñaló, mirando con lástima a Idoya.

—¡LES DIJE QUE ATENDIERAN MIS PUTAS ÓRDENES! —gritó Aden, enfurecido.

Los chicos se limitaron a mirarse entre ellos, para luego irse devuelta a Alexandria, mostrando su desinterés por aquel hombre y sus ideas.

—Deberían cambiar sus tareas —habló de nuevo, detrás de Glenn —. No están listos para esto.

—Me parece que es al revés —contestó Idoya, mientras trataba de calmarse.

—Oigan, escuchen.. —dijo mientras paraba la caminata del cuarteto —Así es cómo lo hacemos...

—¡Atas poco-pensantes! —interrumpió Glenn.

—¡Mató a nuestro amigo! —mientras más fuerte hablaban, más gente comenzaba a pararse a observar dicha escena. —No voy a discutir esto. Mientras estemos fuera, tendrán que obedecerme.

—Entonces vamos a morir, como lo hizo tu antiguo grupo — dijo la peligra, mientras daba un paso al frente. Se había cansado de su actitud de líder fastidioso.

—¿Qué dijiste, niñita? —cuestionó, acercándose peligrosamente a ella. Y aunque le sacara más de una cabeza, ella no se dejó intimidar.

Heartless {Carl Grimes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora