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✶⊶⊷⊶⊷❍ - ❍⊶⊷⊶⊷✶

Deal

Era extraño verlos juntos. Era como ver al bien y al mal juntos. La positividad y la negatividad lado a lado. Algunos pensaban que eran la representación de la vida y la muerte.

Idoya y Cedric eran un dúo muy diferente, pero personas como Rick y Carol estaban complacidas con él, pues pensaban que la pelinegra necesitaba luz en su vida. Y aquel castaño de ojos verdes estaba repleta de ella.

—Sólo digo que no me parece buena idea ir con él. —argumentaba Cedric, caminando al lado de la pelinegra con la luz de la luna alumbrando su camino.

—Sin ofender... —dijo con sátira. Claro que quería ofender, le encantaba. —llevas aquí poco más de un mes, tú no tienes opinión, Ced.

—Sólo no quiero arriesgar mi nueva vida.

—Esto es algo bueno. Conoceremos más gente y podremos ayudar a Maggie. —contestó mientras lo miraba con una media sonrisa.

—Creí que tú tampoco estabas de acuerdo.

—Si queremos que Maggie y el bebé se salven, tenemos que hacer sacrificios. —dijo luego de suspirar levemente. —Ir allá es la única salvación para ellos, y estoy dispuesta a arriesgarme por su salud, Cedric.

Sin duda el castaño entendía esa parte. Él conocía bastante bien lo que era hacer sacrificios, lo que era dejar todo por las personas que amaba: lo había hecho toda su vida e incluso hasta el momento de hoy sentía esa carga.

—Al menos, tengan cuidado. No vayan a fiarse mucho. —decía él mientras paraban frente al hogar de la pelinegra. —Cuando regreses estaré en la cocina de la casa con Carol: le encantó mi receta de Roles de frutos del bosque y hemos salido a buscarlos para poder enseñarle la receta.

—De acuerdo, guárdame un poco entonces, sabes que esos son mis favoritos.

—Ya tenía pensado hacerlo. —sinceró él con una pequeña sonrisa y con los ojos más brillosos que nunca. Debía ser por la luz de la luna reflejándose, o al menos eso era lo que la adolescente pensaba.

Ambos se despidieron con un pequeño y corto apretón de manos, y una vez que Cedric vio a su acompañante cerrar su puerta, él emprendió camino a su hogar con una gran preocupación en su pecho: Alexandria al fin estaría en contacto con las otras comunidades.

Era terrorífico y no sólo él estaba preocupado. Todos en aquel lugar dudaban de la decisión tomada, pero sabían que era la única opción para no caer pues sus recursos estaban casi agotados y pasaría poco antes de que entraran en pánico por la falta de estos.

[×××]

El sol brillaba a su máxima capacidad mientras un pequeño grupo en Alexandria preparaba todos los recursos necesarios para su camino a la nueva comunidad: Hilltop. 

—Desde que llegamos aquí no he podido salir...más de tres veces, me siento secuestrado aquí...dentro. —decía quejándose aquel casi muerto. —Déjame acompañarlos, Di. 

Aunque sus lamentos eran irritantes, no lograban hacer cambiar de opinión a la pelinegra, quien estaba demostrando una aterradora paciencia hacia su compañero. Desde que el viaje fue programado la anterior noche, Jonathan no había dejado de pedirle a Idoya permiso para acompañarlos.  

—Tienes toda la comunidad para explorar, con tus pasos tardaras años en conocerla así que empieza desde ahora, ¿sí? —contestó sin siquiera mirarlo, pues estaba muy ocupada abrochando las agujetas de sus tenis deportivos, muy cómodos y ligeros, por cierto. 

Heartless {Carl Grimes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora