☣ Past ☣

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Daddy issues

I & M

Edad: un mes de nacida
Su canción

—Meredith, ¿qué esperas para ir a alimentar a la bebé? —habló Marcus, el cual se había levantado por los constantes lloriqueos que la recién nacida llevaba haciendo desde hace media hora.

—Yo no pienso ni siquiera tocar a esa niña, ya hizo el suficiente daño a mi cuerpo y a mi vida. Si tanto quieres que se calle, ve tú y prepárale una puta formula, y ya déjame dormir. —contestó malhumorada, mientras se volteaba para darle la espalda a su, ahora, esposo y se cubría de nuevo con la sabana.

A regañadientes, Marcus se levantó de la cama, y luego de colocarse sus pantuflas, comenzó a dirigirse al cuarto de su pequeña hija.

—Hola, amor.. —saludó en un tono bajo, mientras agitaba el biberón en su mano derecha, su otra mano se colocaba en la cabeza de la bebé para acariciarla un poco en un intento de calmarla —Tranquila, sé que tienes hambre, cariño, ya estoy preparando la leche, ¿sí?

Minutos después, la pequeña se encontraba en brazos de su padre, con sus ojos cada vez cerrándose mas, y dejándose arrullar por los calurosos brazos de Marcus, mientras éste le cantaba una canción:

—My little darling, don't be afraid.
You'll never be alone, 'cause daddy always gonna be there.
You are my sunshine, my little rain. You're everything to me. 
I don't like it when you cry, 'cause that makes me feel like a bad dad.
My little princess, don't be afraid,          'cause daddy loves you and he always gonna be there...

—Eres lo más importante para mí, Idoya, y te prometo que te protegeré siempre. Primero muerto a permitir que algo malo te pase, princesa —dijo una vez que terminó aquella canción que había inventado sólo para ella.

Su pequeña hija ya se encontraba en un sueño profundo, con sus pequeñas manos enrolladas en el dedo pulgar de Marcus, y en su pequeño e inocente rostro, habitaba una pequeña sonrisa.

Sonrió, admirando la belleza de su pequeña hija, y suspiró para luego darle un pequeño beso en su cabeza, para luego recostarla en su bella y cara cuna.

Fue en ese momento, que el hombre supo lo que era sentirse completo al lado de una persona.

Edad: un año
Primeros pasos

La pequeña pelinegra comenzaba a querer caminar, cosa que causaba demasiada emoción en el señor Winston. Luego de darse cuenta de los intenciones de su hija, decidió tomarse un año sabático, pues no quería perderse ninguno de los pasos que su pequeña pronto comenzaría a dar. 

—Primero un paso, y luego otro, cariño, ¿sí? —dijo mientras sostenía a la pequeña bebé por debajo de sus axilas, dejando que la pequeña usara un poco de fuerza para sostenerse.

La niña, entre risas, brincaba y medio saltaba, pero no se movía de su lugar, hasta que unos minutos después —luego de que Marcus se haya cansado de estar agachado y se sentase — la pequeña comenzó a mover su cuerpo hacia el frente, al igual que su pequeña pierna derecha, con claras intenciones de caminar. Ese acto sacó una gran sonrisa en el adulto, el cual no dudó en levantarse y quedarse de rodillas, ayudando un poco a su única hija a dar el siguiente paso.

Y minutos después, luego de una larga espera, la pequeña Winston había logrado dar su primer paso, y Marcus había estado ahí, ayudándola y protegiéndola de alguna caída o golpe. 

Edad: dos años 
El avióncito

Mientras Marcus preparaba el almuerzo para él y su hija, la pelinegra se encontraba sentada en una pequeña silla para bebé, observando pacientemente cada uno de los movimientos de su padre.

Heartless {Carl Grimes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora