Katarina

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Katarina Du Couteau sabía que no era ningún secreto que Noxus, siendo la gran nación sombría y prácticamente dedicada a la guerra que era fuera ajena a contratar asesinos o ayuda externa que sirvieran como un impulso extra en sus constantes conquistas y guerrillas contra distintas partes de Runaterra, no como si la necesitaran, más bien como una pequeña mano de obra para compensar algunas cosas que la misma nación aún no era capaz de hacer por si mismos, ya que pese a la enorme fuerza militar que manejaban, sabían que había momentos en los que simplemente debían apoyarse de distintos talentos extras, principalmente talentos Zaunitas.

Era algo que si bien no era hablado a grandes voces, nadie negaba, algunas participaciones pequeñas de cierto científico especial así como otros asesinos un poco más... Discretos y de vez en cuando algún bombardero excéntrico eran bien recibidos a cambio de materiales, oro o ambos, los Zaunitas tenían fama de ser casi tan despiadados como los mismísimos Noxianos por lo que era sencillo el trabajar juntos, los precios eran bajos y el trabajo era aceptable pese al poco o nulo entrenamiento militar que cualquier Zaunita tuviese, por lo que eran tolerables.

Por supuesto, al ser acuerdos hechos bajo cierta confidencialidad, no podrían negar ni confirmar ninguna alianza a grandes rasgos con la ciudad gemela de Piltover, los acuerdos comerciales estaban a la orden del día, por supuesto, pero muy aparte del intercambio constante de recursos y otros servicios, Zaun no le era leal a nadie más que a si mismo, negándose a aceptar cualquier tipo de unión diplomática, el gran general Swain no dudaba de la capacidad de su nación para conquistar y vencer a cualquiera que se les pusiera en frente, sin embargo no había podido evitar sentirse irritado a más no poder al recibir un rotundo "No" de parte de Zaun al querer acaparar cualquier negocio tanto de armamento químico o de fuego, como cualquier servicio de mercenarios Zaunitas a base de un acuerdo político, la ciudad tóxica se había negado sin siquiera una pisca de duda ante cualquier trato que Noxus había ofrecido, Katarina no pudo evitar sentir respeto hacia los habitantes de la ciudad ante aquello, si bien no era una jugada política realmente inteligente tomando en cuenta la posición socioeconómica de la gran mayoría de (por no decir todos) los ciudadanos de Zaun, se habían mantenido firmes ante sus convicciones y creencias, estúpido, si se lo preguntarás a ella, pero muy honorable y digno de respeto, no es que lo fuese a admitir a algún Zaunita alguna vez.

Sin embargo, era precisamente esa razón por la cual en ese momento se encontraba en una posición muy difícil, los Zaunitas no le debían lealtad a nadie, sin embargo podían darse un momento de contrato de vez en cuando, meses, quizá uno o dos años, una vez que su objetivo estuviera acabado los Zaunitas volverían a su hogar y su libertad estaría de nuevo en sus manos, la lealtad temporal de aquellos trincheros tenía un precio, pero no era permanente y eso era lo que irritaba a Noxus, que fácilmente podrían rentar a alguien que los cazaría en mes siguiente sin ningún tipo de problema, asesinos temporales, demonios rentados.

Y hablando del diablo, porsupuesto. La persona responsable por toda la reflexión mental de Katarina era precisamente una Zaunita, una maldita terrorista buscada por distintas partes de Runaterra, contratada ya en diversas ocasiones por Noxus, muchas veces acuñada bajo el mando de la propia Katarina y quien, por alguna razón del destino, acabó por acompañarla en una taberna de mala muerte situada en un pequeño pueblo en las fronteras de Noxus y Demacia, una tierra neutral que hacía caso omiso del conflicto político entre ambas ciudades y prefería quedarse callado ante todo, ahora que Katarina lo pensaba, este lugar podría considerarse más territorio Flerjordiano que Noxiano o Demaciano, la mera posición del sitio le daba perfecta posición para pedir protección política a la Reina Ashe si alguna vez se desataba la guerra entre los antigüos enemigos.

"Estúpido sitio con suerte" murmuró Katarina, tomando un sorbo largo de cerveza desde el tarro que el cantinero le había servido.

"Si, bueno, el sitio de nadie es mejor que tener a una armada persiguiendote, no?" Respondió Jinx, soltando una ligera risa tras la declaración.

Los tipos de los CrownguardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora