Capítulo 6

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Luego de la salida de primas, Towa y Setsuna regresaron a casa. La menor iba con un carácter insoportable pero, en el fondo está avergonzada por la actitud que tomó en la cafetería. Mientras que la peliblanca la mira extrañada.

Al llegar fueron a sus habitaciones y se encerraron. Sin duda había sido un día vergonzoso y confuso para las hermanas.

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Otro día de clase comenzaba, Towa iba junto a su hermana a la universidad, cada una fue a su salón. Sin embargo, la albina se encontró a quién menos quería ver en ese momento.

—Señorita Taisho, que gusto que esté bien —Riku dijo mirándola seriamente.

—Profesor Furukawa —hace una reverencia —ayer... —la vergüenza se apoderó de ella y más al recordar ciertos detalles —mi comportamiento no fue el adecuado…

—Primero, debe cambiar ese comportamiento señorita, y le recuerdo que usted tiene el ingreso prohibido a mi clase.

—¡¿Eh?!

—Le dije que hasta que no hablara con sus padres no entraría.

—Pero usted ya habló con ellos.

—Así es, pero no sobre la prohibición que usted tiene en mi clase. Eso debería decirle usted.

Odioso. Era la palabra que Towa se repetía en su mente al verlo.

—¿Hasta cuándo me será prohibido el ingreso?

—Hasta fin de año, buenos días. —dijo a modo de despedida el pelirrojo, dejando a su alumna estática en el pasillo de la universidad.

—... Ese profesor —cerró sus puños con frustración y trato de calmarme para no hacer una rabieta.

—Por lo visto no aprendes —la voz la sacó de sus pensamientos. Volteó encontrándose con unos ojos negros observándola.

—Akiro —murmuró al ver a su compañero de clase.

—¿Taisho es que nunca vas a aprender? Tus calificaciones son pésimas, llegas tarde y hasta te peleas con chicos de otros salones. —negó el —¿Hasta cuando seguirás así?

Towa no dijo nada, no obstante, en ese momento quería tomar el brazo de Akiro y doblarlo hasta que esté gritara de dolor.

Si algo odiaba Taisho era a sus compañeros, era realmente fastidioso aunque no se diera a notar. La mayoría hablaba de sus padres, hermana y por último de ella.

A simple vista, ninguno de sus compañeros tenía una buena vida, y por ello se la pasaban hablando de su vida y la de su familia.

—Akiro, acaso… ¿te preocupas por mi? Eso es lindo sabes… —él la interrumpió.

—Sabes que la que me importa es tu hermana. No tú.

La peliplata  esbozó una sonrisa maliciosa.

—Oh, fíjate que no me había dado cuenta. —la joven se apoyó en la pared y lo miró sonriente —Sin embargo, es una lástima que tú no le interesas a ella, creeme que tú serías la última persona con la que ella estaría.

El joven de cabello castaño y ojos negros sonrió forzosamente.

—Ya veremos. —masculló arrogante antes de darse media vuelta y desaparecer.

—Ese idiota. —gruño por lo bajó. Se fijó en su teléfono y faltaban cinco minutos para la clase de Furukawa, clase la cuál tenía prohibido el ingreso.

Suspiró. Perdería dos horas de clases, así que sin más remedio se alejó de los pasillos en busca de un lugar donde pasar el rato.

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