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La reina tomó su piedra maldita y la convirtió en un cetro.
Con él arrastró a la joven guerrera con un simple gesto de su mano, golpeándola con los rayos fosforescentes de aquella energía maligna repetidas veces en la espalda mientras insultaba.
- Eres débil. Has llorado por tanta pérdida, has enviado a la muerte a quiénes amas. Me abandonaste en cuanto tuviste la oportunidad, arrodilandote ante otra reina para que perdone tu miserable vida. Ahora este mundo donde te escondiste va a ser destruido contigo en él, al igual que todas estas infortunadas niñas - Señaló con el cetro a todas aquellas guerreras que habían luchado por lo imposible, creyendo fielmente en ella, con la esperanza de volver a ver la luz salir. Cerró los ojos con fuerza mientras las lágrimas brotaban sin control, lamentandose por no ser capaz de luchar como ellas, les había fallado y el mundo lo pagaría con su sangre.
- Tienes que entender que tú no puedes escapar de mí, tu sueño... se terminó. - La tomó por el pelo, inclinando su cabeza hacia arriba - Te enseñaré quién realmente eres - Susurró cerca de su rostro. Sintió el miedo subir desde su estómago.
La elevó sin que pudiera oponerse a su control, acercó su mano a su pecho, arrancó la luz que vivía en su interior, y llenó su vacío con una inmensa oscuridad. Leila sentía como su corazón se retorcía de odio, mientras observó con pavor como sus manos se teñían de un negro tan oscuro que contaminaban todo lo que tocaba. Aún en su desesperación sus piernas no podían moverse, y tocándose el rostro pudo confirmar lo que veía a través de la mirada de la reina; una criatura cuyos ojos carecían de luz, una boca sellada en una expresión congelada, sobre un cuerpo muerto en vida. Sin alma.
- Mata a Sailor Moon. - La escuchó susurrar en todos los rincones de su cerebro.
Era desplazada y ordenada por la mente macabra de la dama oscura como una máquina. La desesperanza crecía en la medida en la que Leila aceptaba que no era capaz de liberarse de aquel embrujo. Era incapaz de moverse por propia voluntad, solo se limitaba obedecer con la cabeza baja. Por más que no quisiera, por más que estuviera en contra, no podía hacer nada, estaba atrapada y consciente de lo que estaba a punto de hacer.
- ¡Leila no! ¡Detente! - Dijo Uranus con una mirada desgarradora, no estaba dispuesta a pelear con su amada.
Pero no podía desobedecer, estaba atada a su destino, la estrella había sido extraida de su cuerpo y sin ella, no valía nada; sin ella no tenía fuerza alguna para continuar luchando.
Atacó a Uranus, un golpe en su pierna; otro en su mandíbula terminó por hacerla caer. Estaba preparándose para el golpe final cuando Neptune se interpuso entre las dos, con una mirada agonizante levantó sus manos con el espejo roto de las profundides, como si pidiera piedad, pero el ataque fue directo hacia ella haciéndola cenizas en el acto.
¡NEPTUNE!
Las guardianas presenciaron el hecho. Su nombre gritaron con todas sus fuerzas.
Con lágrimas en los ojos, la niña continuó con el objetivo, la princesa de la luna, tal como se le había ordenado.
- Sabes que no puede haber dos Sailor como ustedes aquí...Tu siempre serás su sombra... - Sus palabras parecían ser un eco de las suyas, las oía por detrás de su mente como si fuera su propia consciencia.
Sailor Moon debía morir.
Y yo debía ser quién eliminara su existencia del universo.
Miró esos ojos suplicantes, estaba paralizada en el suelo, aterrada de no saber quién era, de desconocerla por completo. No podía reconocer a la niña que había conocido antes de convertirse en el monstruo que estaba viendo. Pero observaba quieta, como si aún tuviera esperanza, esperando a que se detuviera por sí misma, pero no era posible.
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In the Name of the Sun (Sailor Sun)
Fanfiction(Saga Sailor Star Constellation) Leila Tanok es la nueva guerrera llamada Sailor Sun que luchará en nombre de la justicia a la par de Sailor Moon. Mientras intenta acostumbrarse a esta identidad, se enfrentará a un imperio oculto en las profundidade...