Capítulo tres: Una amistad unilateral.

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A la mañana siguiente, Chanyeol se dirigió al trabajo un poco más temprano que el día anterior.

Quería llegar antes que Kyungsoo para recibirlo y dar una buena impresión. Pensaba que si le demostraba que era muy responsable y puntual podría borrar el mal recuerdo del día de ayer. Incluso se había puesto su mejor traje (uno azul cielo) y había peinado (sin éxito) su rebelde cabello hacia atrás dejando al descubierto su frente. Sin embargo, su plan se vino abajo cuando llegó a su planta y vio que Do ya estaba sentado en su lugar.

—¡Imposible! ¿Acaso no duermes? Si no fuera porque te vi subir al autobús el día anterior podría decir que acampaste en la oficina o algo —dijo Chanyeol, mientras deslizaba la silla para sentarse—. Buenos días, por cierto.

Kyungsoo levantó la cabeza, llevaba puestas un par de gafas de montura negra. Eran enormes, anticuadas y, sorprendentemente, se veían muy bien en él. Resaltaban sus penetrantes y oscuros ojos.

—Buenos días... —dijo al tiempo que sus ojos recorrían la figura de Chanyeol de arriba a abajo. Abrió la boca para decir algo más, pero cambió de opinión en seguida y la cerró, desviando la mirada.

¿Qué, se veía muy ridículo? Chanyeol no era del tipo inseguro. ¡Qué diablos! No era nada, nada inseguro. Sabía muy bien que era atractivo y con normalidad podía leer cuando una persona se sentía interesada en él... pero, ¿mirarlo con esa expresión inescrutable y luego desviar la mirada? Eso era nuevo e hirió su orgullo, especialmente porque se había arreglado para impresionarlo.

—Me gustan tus gafas —comentó Chanyeol, encendiendo el ordenador—. Yo también tengo unas, pero difícilmente las uso. Son para la vista cansada, ¿tú tienes vista cansada?

—Astigmatismo —respondió Kyungsoo.

Chanyeol asintió, comprensivo.

—Uno de mis tíos tenía eso —dijo—. Casi muere el año pasado.

Kyungsoo dejó de teclear y volvió la mirada. Tenía esa expresión que dejaba ver que lo creía un completo idiota.

—¿Por el astigmatismo?

—No, por un incendio en su yate, tal parece que encendió una bengala en el camarote —explicó Chanyeol—. Hay que agradecer al señor por los extintores y los buenos hombres de embarcaciones pesqueras.

Hizo la señal de la cruz y murmuró hacia el techo. Luego se enderezó y notó que Kyungsoo seguía mirándolo, así que le sonrió.

—Lo siento. No estoy siendo irrespetuoso —añadió, pero su sonrisa se hizo más grande—. Bueno, tal vez un poco.

Kyungsoo frunció el entrecejo antes de devolver la mirada a la pantalla del ordenador. Era un hueso difícil de roer, pero nada era imposible. Chanyeol se concentró en el trabajo mientras pensaba en una forma eficiente de llegar a él.

A la hora del almuerzo, Chanyeol acompañado de Chaekyung salió por la puerta de Cotton. Detrás de ellos iban Minhwa y Choi Jaehyun. Ese era su grupo de amigos para el almuerzo, quienes lo habían adoptado después de verlo sufrir con la comida en el comedor.
En el comedor de la empresa servían comida cien por ciento orgánica y saludable. Hace dos años el departamento dedicado a GreenGreet había hecho una protesta quejándose por los malos hábitos de consumo y Junmyeon —¡el dulce Junmyeon!—, había escuchado sus quejas e implementado varias medidas para hacer de su empresa más amigable con el medio ambiente.
Había muchos empleados que disfrutaban de la comida, pero Chanyeol y sus amigos no eran unos de ellos. Amaban la comida rápida, grasosa y en cantidades poco proporcionadas.

—¿A dónde vamos hoy? ¿LINA'S? —preguntó Jaehyun en voz baja, con su acostumbrada timidez. Era un hombre alto, de hombros anchos y con un rostro tierno, trabajaba en la imprenta y el almuerzo era el único momento en el día en que salía de su oscuro y húmedo lugar de trabajo.

You Are So... [ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora