Capítulo cuatro: Un compañero muy persistente.

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El autobús iba lleno de gente somnolienta y malhumorada, que se quejaba y suspiraba como si estuvieran agonizando. Pero Do Kyungsoo no podía oirlos porque llevaba los airpods puestos y en su cabeza sólo podía escuchar la voz de su cantante favorito, Lim Young Woong, entonando Rainbow.

En el exterior, la mañana estaba empañada y bulliciosa, bañada tímidamente con los primeros rayos del sol. El reloj del autobús marcaba que eran las 6:03 a.m, y para cuando llegó a la parada en la esquina de Cotton marcaba ya las 6:45 a.m. Kyungsoo bajó y caminó hasta la entrada del edificio, entre una multitud de mujeres y hombres trajeados que entraban a los edificios como si fueran parte de la misma película.
Al llegar al vestíbulo de Cotton y pararse frente a las puertas del elevador esperando que se abrieran, sintió un golpecito en el brazo y luego una sonriente Riku se colocó a su lado.

—Buenos días, Kyungsoo —lo saludó ella.

Kyungsoo se quitó los auriculares y los guardó en el bolsillo interior del saco.

—Buenos días —respondió.

Riku lo miró de reojo y se aclaró ligeramente la garganta.

—Ayer me reuní con algunos buenos amigos, todos trabajan en grandes editoriales —dijo, con un tono cargado de intención—, y me llevé una gran sorpresa al enterarme que solías trabajar para Ever Blue. Nada mal, ¿eh? ¿Pero por qué te fuiste?

Gracias al cielo —o a cualquier otra fuerza cósmica— Kyungsoo no tuvo que responder porque en ese preciso instante el elevador se abrió. El interior se abarrotó tanto que Riku ya no pudo seguir con su interrogatorio (para desgracia de ella, y fortuna de él). El trayecto al quinto piso fue rápido y silencioso.
Cuatro años, pensó Kyungsoo amargamente, mientras se sentaba detrás de su escritorio. Trabajó para Ever Blue cuatro años, y de repente un día decidieron que no lo necesitaban más. Fue justo el día en que descubrió que estaba siendo traicionado.

Kyungsoo tuvo una infancia y adolescencia muy normales, cobijado por una familia perfectamente amorosa. Al graduarse de la universidad consiguió trabajo en Ever Blue, se mudó a Seúl y, poco después, se hizo de un novio. Entonces su vida parecía resuelta, se imaginó que en unos años ascendería de puesto y que se iría a vivir con su novio a un bonito apartamento. Se imaginó volviendo a la casa familiar con la satisfacción de tener una vida exitosa, pero después de cuatro años se había quedado sin trabajo y había descubierto que su encantador novio lo había engañado innumerables veces. Su primera reacción al verse rodeado de tantas decepciones fue hacer el equipaje y coger el primer autobús para volver a casa. Sin embargo, no pudo admitir la derrota. No quería.

—Hola, Sr. Do —saludó Chanyeol al llegar a su lugar—. Qué gran día, ¿verdad?

Kyungsoo no contestó, pero alzó la mirada lo suficiente para tener un discreto vistazo. El día de hoy Chanyeol llevaba un traje azul marino y su cabello lucía revuelto, como si acabara de pasar los dedos a través de el. Su rostro brillaba, limpio y alegre, lo que evidenciaba que había disfrutado de unas buenas horas de sueño. Era muy guapo, lo admitía, pero seguía siendo un idiota.

—¿Quieres un dulce? —preguntó Chanyeol, rebuscando en sus bolsillos—. Ordené una caja grande en internet. Tengo suficientes como para provocarle diabetes a diez niños.

Mirándolo de reojo, Kyungsoo lo observó poner un pequeño puñado de dulces cafés sobre el escritorio, en el espacio que quedaba entre un ordenador y el otro. Decidió de inmediato que no iba a tomar ninguno.

—Puedes encontrar todo tipo de cosas en internet, ¿sabes? —continuó Chanyeol, quitándole la envoltura a un dulce—. Vi un anuncio de alguien vendiendo un pañuelo usado.

You Are So... [ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora