Capítulo once: Sólo un día feliz.

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Al abrir los ojos, Chanyeol se descubrió en su habitación, acostado en la cama, sin saber cómo había llegado hasta allí. Se incorporó en la cama con una mano en la parte posterior de la cabeza y la otra buscando su teléfono móvil debajo de la almohada, pero no estaba allí. Se dejó caer de nuevo hacia atrás, la cabeza le dolía, aunque su mente estaba flotando en un sueño maravilloso. No es que con anterioridad no hubiese soñado con Kyungsoo, sólo que los demás sueños no se comparaban con la dulzura de éste último.

Se quedó acostado un momento más, recordando con una sonrisa tonta en la cara. Lo primero que hizo al levantarse fue ir al cuarto de baño y darse una larga ducha con agua fría. Al salir se sentía mejor, menos sucio, pero con mucha hambre. Se amarró una toalla a la cadera y volvió a la habitación en busca de su ropa, entonces se encontró con una persona desconocida. O bueno, no tan desconocida, Chanyeol reconocería esa espalda en cualquier lugar..

—¿Kyungsoo...? —preguntó con voz ronca.

Kyungsoo se dio la vuelta y abrió mucho los ojos al mirarlo semidesnudo. Llevaba un vaso de agua en una mano y un platito de porcelana en la otra. Además, iba vestido con un pantalón deportivo tan largo que cubría casi por completo sus pies descalzos y una camisa negra ridículamente grande.

—Lo... lo siento. Sólo quería traerte algo para el dolor de cabeza —murmuró, dejó las cosas sobre la mesita de noche y salió apresurado de la habitación.

Chanyeol parpadeó, sin poderse creer lo que acababa de ver. Kyungsoo estaba en su casa... No sólo eso: Kyungsoo estaba en su casa, vistiendo su ropa. Tuvo el impulso de pellizcar su brazo para cerciorarse de que no estaba soñando. Sin poder pensar en nada más, se vistió con cualquier cosa que sacó del armario y salió de la habitación. Para cuando llegó a la cocina la camisa ya se había humedecido a causa de su cabello goteante.

Kyungsoo estaba frente a la estufa, revolviendo con un cucharón una cacerola con sopa hirviendo. Chanyeol avanzó con cuidado hasta la barra y en silencio se inclinó sobre el frío granito, apoyándose en sus antebrazos.

—¿Quieres que te ayude? —ofreció

—No, gracias —respondió Kyungsoo de manera tajante.

Como Kyungsoo no parecía necesitarlo, Chanyeol se entretuvo rondando alrededor. Abrió los armarios de la cocina, que estaban bien equipados gracias a la guía de su madre, y rebuscó en los cajones, donde encontró una pila de llaves viejas que ni siquiera sabía que tenía. Mientras realizaba estas acciones, iba pensando en lo sucedido la noche anterior. Si todo había pasado en realidad y nada había sido un sueño, eso quería decir que... ¡se le había confesado a Kyungsoo! ¡Dios, qué terrible! Se dejó caer en una de las sillas de la mesa y se cubrió el rostro con las manos, lamentándose por todas las malas decisiones que había tomado en las últimas 24 horas y también por las tomadas a lo largo de su vida.

—¿Chanyeol? —se oyó la preocupada voz de Kyungsoo.

—¿Sí? —respondió Chanyeol, bajando las manos.

Kyungsoo lo observaba con una expresión genuinamente preocupada.

—¿Sucede algo?

—No, nada... Mmm, ¿en serio no quieres ayuda? Sé cocinar.

Kyungsoo se dio la vuelta, miró la sopa y apagó la estufa.

—Ya he terminado.

Se hizo un silencio tenso e incómodo. Chanyeol observó la espalda de Kyungsoo. Sabía que debía decir algo. Fue él quien se avergonzó a sí mismo y luego le dio molestias a un hombre agradable.

—Oye, Kyungsoo. Lamento lo de anoche, no quería molestarte...

—¿Qué lamentas? —lo interrumpió Kyungsoo.

You Are So... [ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora