Carta final

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Caminando sin brújula ni destino, sintiendo el frío viento acariciando mi rostro;
rostro bañado en cristales salados y dulces
¡Sé que pronto estaré en paz!

Corro anhelando llegar al final,
me encuentro huyendo de mi mismo.
Dijeron que huir es de cobardes,
yo siempre lo fui.

Mis pensamientos me torturan,
no me dejan tomar aires de paz.
Entierran navajas de oscuridad,
aplastando mis débiles pulmones.

Te extraño felicidad,
¿Por qué no vuelves a mí?
¿Acaso soy tan maligno para merecer su tortura?
Por favor envuélveme en tu brillante aura.

¡Te lo suplico!
Siento que no puedo más.
Es un día en penumbras,
Iluminar dónde camino no te matará.

Estoy cansado de seguir,
mi cuerpo flota sintiéndose ajeno.
es porque estoy dejando de sentir…
ahora no huiré más.

Estás aquí y me siento tranquilo,
sé que no soy un cobarde por rendirme.
Solo era un pequeño niño asustado,
un pequeño niño asustado escribiendo su carta final.

—Un cielo azul sufre volviéndose negro
Ilumíname.
¿puedes?

Poesía de el cielo azul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora