8- La disculpa

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Han pasado tres semanas desde que empecé a vivir con los chicos y hemos entrado en noviembre. Keigo me ha ayudado mucho con el nuevo quirk, sigo sin querer practicar el futuro, y con el tema de mi tía también me ha ayudado. La echo de menos, pero mi mente decía que aún tenía que esperar. Touya también ha querido ser partícipe de la ayuda con el pasado y los recuerdos, así confirmé que todo lo que me contó en el descampado sobre su padre era cierto. Estuve abrazada a él todo ese día, no quería separarme para nada, según él me había convertido en sanguijuela. También descubrí gracias al diario, que el sueño que tuve era la visión del futuro de Shoto y mío pero más a detalle, aunque no había nada sobre la parte de Keigo y Touya. También decía que solo pasa casualmentee involuntáriamiente, cuando la visión quiere aletarte de algo, pero no sé qué quiere decirme. Aún no puedo transmitir recuerdos sin tocar a la persona, pero todo es cuestión de práctica, algún día lo conseguiré.
Sigo yendo a clases todos los días, Shoto y yo nos hemos vuelto más unidos, comemos juntos todos los días y Bakugo no para de dar la brasa con eso. Son mis amigos, no los he dejado de lado, almuerzo con ellos casi siempre, algún que otro con las chicas, aunque casi siempre con ellos, pero tampoco quiero estar con ellos las 24 horas del día, también quiero estar con Shoto. Kiri, Denki y Sero entienden que tenga más amigos y ese amigo en concreto sea Shoto pero él no, eso hace que choquemos más que antes pero al rato nos arreglamos y sí, sigo defendiendo a Izuku, ese chico no va a aprender a defenderse de Bakugo nunca. Fue elegido como delegado y él se lo cedió a Tenya así que él es nuestro delegado.
En clase ya saben que tengo un nuevo quirk y fuí bombardeada de preguntas otra vez, pero se lo tomaron bastante bien. El señor Aizawa también me ayuda en lo que puede, le pedí ayuda y dejó que practicara con él el pasado o recuerdos. El futuro es algo delicado, puedo ver algo bueno o algo malo, así que no lo quiero practicar con nadie. Con saber controlarlo y hacer que no vea nada me sirve.

- Preciosa levántate, llegarás tarde! - Oigo gritar a Keigo desde la puerta de mi habitación.

- Ya voy! - Contesto. Aún no me acostumbro a las pesadillas de Touya. Cuando va a tenerlas, hay algo que me despierta y lo oigo gritar cuando se despierta. Siempre voy hasta la puerta de su habitación para saber si esta bien y me quedo hasta que se vuelve a dormir. A veces me pide que me quede, suele ser en las pesadillas en las que yo aparezco, entonces duermo con ellos, pero otras no. Sé que cabemos de sobras pero tampoco quiero molestarlos, dicen que no tiene importancia y que puedo dormir en su habitación, pero al final, acabo volviendo a mi cuarto. Realmente admiro y aprecio a Keigo por cuidar de Touya todo este tiempo. No le pasa todos los días, pero sí muy a menudo, hay veces que le pasa hasta tres veces en una noche y después me pasa factura la falta de sueño. Anoche fue una de esas. Hoy es viernes así que mañana descansaré.
Me levanto y me visto con el uniforme de la academia. Voy al baño a terminar de prepararme y después me dirijo a la cocina.

- Buenos días dormilona. - Me dice Keigo con una sonrisa y me ofrece un té

- Buenos días pajarito. Cómo está Touya? - Pregunto adormilada y acepto el té.

- Desde la última vez que se despertó ha estado durmiendo y aún no se ha despertado. - Me explica.

- Me siento mal por él. Ojalá mi quirk pudiera hacer algo para ayudarlo. Me duele verlo así. Nunca me dijo nada y da la casualidad que cuando me he quedado algún día, no las ha tenido. Cuando vivía en casa solo tenía muy pocas y eran con su padre. - Digo con una mueca.

Keigo sonríe - Él te tendría en una burbuja por siempre, recuérdalo.

- Lo recuerdo, pero me siento tan impotente... - Digo

- Le basta con que estés a su lado para ayudarlo. Créeme. - Me tranquiliza abrazándome.

Sonrío y le digo - Entonces tendré que pegarme con pegamento a él. Prometimos estar juntos siempre, qué menos que cumplirlo al pie de la letra.

ScarletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora