El Sol del mediodía quemaba en las espaldas de los trabajadores y todo aquel que se atreviera a dar un paseo por la Naturaleza. Akira sudaba a pesar de no estar haciendo un trabajo que requiriera gran esfuerzo, simplemente recogía unas plantas medicinales que Ruri le había encomendado. Sólo habían pasado una semana de la ida del Perseo, pero para la pecosa parecía un mes a convertirse en dos.
A veces se preguntaba si esa manera de amar a Senkuu era correcta, se cuestionaba todas las decisiones para que lo satisficieran y no pasaba mucho tiempo para ver a Akira realizando diversas tareas a diario y ninguna perteneciente a la misma rama de profesión. El buen visto del Ishigami se había convertido en la recompensa al fin de la jornada y ahora que solo tenían la posibilidad de conversar por escasos minutos y no era sobre ellos mismo, siempre se trataban y tratarían sobre el desarrollo que estuvieran teniendo ambos equipos del Reino Científico.En la Era Moderna era sabido que ese tipo de amor en el que se buscaba constantemente la aprobación no era para nada sano para nadie que conformara la relación, pero para Ando era difícil evitarlo, toda su vida estaba regida por su complejo de inferioridad ante personas más astutas e inteligentes, una de las razones por la que no tenía una afición propia y única.
Enredó su dedo en el tallo de la flor y aló, la colocó en la canasta llena de flores y plantas de distintas formas y colores, reconocía algunas como la manzanilla y margarita pero otras le parecían completamente nuevas para sus ojos. Caminó entre los árboles, apartaba algunas ramas que llegaban a su altura para que su cabello no se enredara. Era otoño y las tonalidades anaranjas y carmelitas teñía las hojas y hacían combinar a Akira con el paisaje, adoraba sentirse parte de algo con solo tener colores parecidos.
Al llegar a la aldea saludó a todos los aldeanos y personas despetrificadas, incluso algunos que ni siquiera había visto. Las mujeres y algunos niños rodeaban la gran fogata en el centro de la aldea donde se preparaba el almuerzo para todos. Dispuesta a ayudar, dejó descansar la canasta al lado de un tronco donde planeaba sentarse cuando la comida estuviera lista. Cerca del gran fuego había un cuenco con agua, la peli-naranja miró sus manos sucias por el trabajo de recolección, sin duda que no era higiénico tocar la comida así. Ya con las manos limpias, ayudó a una anciana a cortar vegetales y carnes para la gran sopa que harían aquel día.
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Pov's Akira.
Tan rápido terminé mi exquisito cuenco de sopa, me limpié la comisura de los labios y me levanté dispuesta a ayudar en lo que fuera necesario. Entre Ruri y yo acordamos algo: mientras yo me encargaba de dirigir la Aldea Ishigami y sus alrededores ella haría lo mismo con lo que alguna vez fue el Reino de Tsukasa. A pesar de que pudiéramos estar cómodamente en un mismo sitio la edificación que el primate más fuerte de secundaria y los que alguna vez fueron sus aliados no podía quedar deshabitada.
Aquí en la aldea estaban principalmente los niños y adultos –sin importar la edad de estos- interesados en recibir educación, yo me encargaba de eso junto a otras jóvenes de la Era Moderna. Ruri dirigía del otro lado el progreso de la agricultura y abastecimiento de alimentos.
-¡Señorita Akira, escribí una palabra!- dejé de divagar ante los gritos de la infante de pelo oscuro y ojos azules, agarré la hoja algo arrugada que me extendió y leí claramente "aldea".
Sonreí orgullosa-. ¡Has mejorado mucho en cuanto a la caligrafía! Si sigues así podrás aprender a hacer oraciones dentro de muy poco. – acaricié su pequeña cabeza y Anai se sonrojó fuertemente.
-¡¿Puede revisar la mía también?! – una oleada de niños me rodeó, todos llevaban en sus manitas hojas para que realizara la comprobación.
Luego de revisar las hojas una por una las dejé en la pequeña mesa que pretendía ser un escritorio, las clases eran al aire libre, con mesas para cada uno de los estudiantes. Me alegraba darle clases a los niños, había comenzado desde que el Reino Científico y el de Tsukasa se habían hecho uno solo. Eran de diversas edades, desde cuatro hasta catorce, pero sin importar los años todos demostraban el mismo interés y emoción.
-¡Ando-san!- escuché una voz aguda llamarme, me giré hacia atrás y me encontré con nadie más y nadie menos que Minami, la reportera, su rostro estaba rojo por la fatiga del recorrido. Se supone que estaba en la fortaleza de Tsukasa ayudando a Ruri, debía haber pasado algo para que hiciera el viaje hasta acá.
La simple idea de un suceso infortunado me preocupó y revolvió el almuerzo. ¿Un accidente? ¿Malas noticias del Perseo? Ni siquiera esperé a que llegara a mí, caminé hasta ella con el ceño fruncido.
-¿Sucedió algo? ¿La tripulación se encuentra bien?- mis palabras se atropellaban entre sí, la rubia pestañeó confundida.
Cuando procesó mis palabras y su respiración se acopló, su mirada se decayó -. Perdimos el contacto con Senkuu. Ruri me envió a avisarte.
-...
¿Qué? ¿Perdieron el contacto...?
Sentí la presión bajarse de mi cuerpo, mi vista se nubló de negro, unas horribles arcadas y mareos me tiraron al suelo, tan rápido mis rodillas se enterraron en las piedras la comida que consumí escaló por mi garganta y la solté sobre la tierra. Sentí gritos y movimientos a mí alrededor.
No...no podía ser. Perder el contacto con el Perseo solo significaba una cosa: malas cosas. Mi mente se desconectó de m cuerpo. Senkuu...Senkuu. Mi corazón se estrujó e incluso juro que se detuvo. Un líquido se deslizaba por mis mejillas pálidas, mis manos temblando al igual que todo mi cuerpo agarraron los cabellos naranjas de mis sienes y tiraron. El temor, dolor y terror explotaron en mi pecho y contagiaron a todos mis miembros.
S-senkuu...tenía que encontrarse bien, debía hacerlo para regresar sano y salvo a mis brazos y corresponder mis desesperados sentimientos, esos que tenían al borde del colapso y sacaban mi lado más cursi y femenino.
Lo qué sucedió luego nunca me quedó claro...solo supe que grité del dolor hasta desgarrarme la garganta, las lágrimas hincharon la piel por donde se desplazaban, me desmayé entre delirios de fiebre y llanto.
El amor por Senkuu Ishigami me tenía enferma.
[🍊🍊🍊]
No tan lejos, justo en la cabaña de Amarilis, se encontraban los supervivientes del Perseo.
Tan pronto como se sentó en el suelo de madera, Senkuu Ishigami sintió como la adrenalina dejó de correr por sus venas. La conversación se le hizo lejana, ahora que solo estaba en su mente podía darse cuenta de lo que había sucedido.
Todos aquellos que confiando en su palabra se subieron al barco estaban hechos piedras y algunos incluso esparcidos por el mar. Las vidas nunca estuvieron garantizadas en la misión, pero el hecho de saberlo no aliviaba la carga, solo la hacía peor. Porque aquellas personas hechas piedras se subieron al Perseo a pesar de no estar garantizados los pasajes de regreso, pero igualmente se subieron porque confiaban en su líder. Que mierda de líder era Senkuu Ishigami, incapaz de salvar a sus seguidores fieles.
Pero también otra carga hizo doblar la espalda al corazón del científico; Akira Ando. ¿Estaría preocupada? Por más egoísta y perverso que sonara, deseaba poder ver claramente las facciones de la peli-naranja al enterarse. Sería el momento ideal de probar el poder de su amor hacía él. ¿Lloraría del temor?
Ishigami quería ver eso. Por una simple razón: confirmar sus propios sentimientos. Era lo suficiente idiota como para no poder darse cuenta por sí mismo, no sabía describir los vuelcos que su corazón daba al ver aquella sonrisa dulce, las pecas esparcidas como polvo de ángeles y aquellas esmeraldas brillantes que seguramente resplandecían en la oscuridad desafiando a la lógica. Ese era su problema, Senkuu no quería aceptar sus sentimientos.
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Actualizaciones casi diarias, tremendo truco de magia.
by: PooHoneyboo.
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Simple" Senkuu Ishigami✔️
Fanfiction[HISTORIA CONCLUIDA✓] Para Senkuu Ishigami el amor no era más que una distracción, pero ella estaba enamorada de él y no pensaba dejar que el científico le rompiera el corazón por una vulgaridad como esa. -Senkuu Ishigami x Oc -Las imágenes que util...