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Mientras que Senkuu creía haberla engañado, ella sonreía sonrojada porque en efecto; se había dado cuenta de su pequeña mentira piadosa. Akira estaba enamorada del científico desde la primera vez que lo vio, hace tres años cuando despetrificaron a Tsukasa su estatua estaba a unos metros por lo que ella fue la quinta persona luego de Yazuriha en despertar. Su corazón hacia una carrera de caballos en su caja torácica cada vez que estaban cerca, cuando sus manos se tocaban, sus ojos coincidían, él le mostraba cosas fantásticas sobre la ciencia, esos pequeños detalles le endulzaban la vida.

Pero había algo, siempre había algo que se interponía en un camino que de ser color rosa pasaba a negro. Senkuu Ishigami consideraba las relaciones románticas una distracción de los objetivos, pero ella no pensaba así. El amor verdadero era cariño, apoyo y sobre todo comprensión mutua, Ando estaba dispuesta a darle todo eso al rubio cenizo, sin excepción.

Sonriendo, se dejó caer sobre la cama improvisada de la cabaña donde dormía, sus cabellos anaranjados se esparcieron alrededor, sus ojos verdes se perdieron en un punto fijo del techo. Levantó la mano que Senkuu le había agarrado, todavía sentía presentes la sensación de sus dedos callosos rozando, la calidez que soltaba. Akira se sonrojó y sus pecas resaltaronen su angelical rostro. Ella sabía que su amor no era correspondido  pero no dolía ni marcaba su dulce corazón, solo lo hacía latir más fuerte, no ser correspondida le daba la fuerza necesaria para luchar y ganarse los sentimientos del Ishigami.

Dió pequeñas palmaditas en sus mejilllas coloradas, de una se levantó y salió corriendo con una sonrisa plasmada en la cara hacia el aréa donde se construía el sublime barco de la Era de Piedra. Los aldeanos de la aldea Ishigami y los despetrificados se mezclaban en sus diferentes tareas, los hombros cargados de madera, las manos repletas de instrumentos de trabajo, los gritos de intrucciones era todo lo que rodeaba a Akira, se sentía tan pequeña y a la vez grande.

-¡El Perseo debe estar listo cuanto antes, ahora que tenemos un plano más simple no significa de debamos deternernos, de prisa!- los gritos eufóricos de Ryusui guiaron a la ojí-esmeralda en su dirección, cuandos sus ojos coincidieron se saludaron con un gran abrazo.

El rubio estaba situado frente a la estructura del futuro barco que navegaría dando instrucciones a todo trabajador que sus ojos captaran, era un poco más pequeño que el del plano inicial, pero había que conformarse con las posibilidades de la epóca.

-¡Francois, mira quién ha venido a vernos!- el mayordomo fiel apareció rapídamente, con su porte elegante y en su mano un plato que parecía acabado de hacer.

-Es un simple dulce de leche de cabra con cascára de limón, espero que igual lo disfrutes.- tan pronto terminó de hablar la Ando ya le había arrebatado el plato y la pequeña cucharita.

-Oh...por Dios, está delicioso, gracias de corazón, Francois.- la adolescente se había revuelto en su propio eje cuando su paladar se endulzó con el postre, por más simple que fuera poner la leche fresca en el sartén y revolverla siempre que era hecha por la mano de aquel sublime cocinero la comida adquiría un glamour inigualable.

-¿Pudiste convencer a Senkuu-sama de ir en el Perseo?- Ando esperaba esa pregunta, con una sonrisa triste movió la cabeza negando, Ryusui suspiró.

-¡Es terco como una mula cuando cree que tiene la razón! ¡Seguro de que se trata de amor, no veo de otra!- chasqueó los dedos con una sonrisa de victoria.

-No creo que sea amor en lo absoluto, Tsukasa le pidió cuidarme.- resopló y unos mechones de pelo anaranjado sobre su nariz se elevaron en sincronía con el dióxido de carbono expulsado, ojála fuera amor, era algo con lo que Akira Ando soñaba todas las noches.- Senkuu me pidió quedarme y ayudar a Ruri a manejar la aldea.

Simple" Senkuu Ishigami✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora