C U A T R O

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Antes:

Durante el invierno lejos de mi hogar, no hubo un día en que no dejara de pensar en ese peculiar ser que me había tratado de forma tan altanera.

Pero, en aquel suceso pude sentir la esperanza volviendo a mi ser con su presencia.

Algo bastante raro y confuso.

Sin embargo, fue aún más confuso verlo asustando niños inocentes en otros sectores de este mundo. Por eso, no dudé en volver a dejarme llevsr por mi curiosidad y ver desde la distancia su silueta moverse con elocuencia por los árboles cumpliendo sus "labores".

Con la transformación de la naturaleza a una nueva estación, pude por fin  emprender el viaje de mi regreso a mi zona de confort, o al menos lo más cercano que tengo para sentirlo como mi hogar.

Durante el viaje, fui testigo nuevamente de la conmoción de las personas, que en su gran mayoria eran pequeños sonrientes que hablaban sobre el "conejo de pascua"

El cual, era menos escurridiso que ese tal Santa Claus, ya que este individuo pude verlo desde una distancia prudente, y cabe resaltar su tamaño ¡Porque era gigante! Y no era para nada como esos diminutos conejitos del bosque. Así que de conejo, no sé si tenga mucho.

En esas pocas veces que logré verlo, él me devolvía la mirada con superioridad, no obstante, su mirada no me provocó tal impacto como aquel señor elegante que aterrorizaba de inocentes. 

Tenían un lenguaje corporal totalmente distinto, porque ese conejo mutante parecía querer retarme y poder demostrar sus ventajas, de las que yo estaba muy lejos de poder consegui algún día. 

Que esos niños creyeran en mi. 

Que hicieran lindos dibujos de cuál creían que era mi verdadera apariencia física, y añoraran poder verme alguna vez.

¿Acaso era tan obvio para el resto, lo invisible que era? 
Al parecer sí, pero en esta ocasión he tomado una decisión .

¿Por qué debía ser yo el ignorado y no ese kanguro gigante?

¡Yo puedo hacer cosas geniales con la nieve! Hacer chocolate en un huevo podía hacerlo fácilmente el padre de laguno de esos niños.

Mientras seguía ensismismado pensando, no pude evitar que mis emciones tomaran control de mis poderes en el entorno, y que en unos minutos, pude ver cómo la nieve (que por instintinto sabía que provenía de muy lejos) fluía con naturalidad y brutalidad sobre los huevos de chocolate que habían sido ocultados con esmero.

Ví cómo todos se rompieron en miles de fragmentos hasta volverse irreconocibles.

Mi alrededor era un desastre, los dulces destruidos habían sido opacados por mucha nieve, así que sería muy difícil encontrar los restos.

En ese momento me embargó demasiado el miedo

¡¿Qué había hecho?! 

Le había arruinado el día a esos niños.

Me sentí fatal ¿Qué clase de doble moral tengo para desear tanto su cariño, y al mismo tiempo acabar con sus pequeñas alegrias?

Ahora con el terror fluyendo desde los más profundo de mi estómago, volé lo más alto posible para escapar de lo ocurrido.

De solo recordarlo, sentía en mi una necesidad desgarradora de tener el apoyo consolador de alguien… un alguien que no tengo, y que tal vez nunca tuve.

  <...❄️⚫❄️⚫❄️…>

Ya pasadas unas horas, no aguanté y fuí a ver si los niños ya estaban en sus casas o los alrededores, esperaba que el conejo mutante pudiera haber puesto más de los huevos antes de que aparecieran los niños.

Desafortunadamente no creo que eso haya pasado, porque ahí estaban los niños sin una dulce sonrisa.

¿Cómo podré enmendar esto?

<...❄️⚫❄️⚫❄️…>

La culpa me carcomía, y más aún, porque no sé muy bien qué pasaría si los niños van de a poco perdiendo la esperanza en ciertos seres sobrenaturales.

Durante ese transcurso de mi persona quemándose las neuronas pensando en una solución, pasó una deslumbrante presencia, que se me hacia bastante familiar.

Por supuesto que era él, porque todo lo que este  cerca de él, tenía una vibración que lograba agudizar siempre mi curiosidad, y esta vez no me conformaría con solo verlo de lejos. Necesito ayuda urgentemente.

No estuve mucho tiempo siguiéndolo, porque sinntió perfectamente mi presencia. Aún estando él de espaldas adelante mío, giró levamente su cabeza en mi dirección.

En esta ocasión, su mirada tenía muchas más emociones que la vez anterior: podía notar una mota de malicia junto a una cordial complicidad.

—Veo que haz demostrado tu verdadera faceta Jack Frost— Habló seguro de aquella afirmación, mientras giraba su cuerpo completamente.

Yo por mi lado, no entendí del todo a qué se refería, o al menos eso trataba de hacerme creer:

—¿P...por qué? No sé de qué estás hablando— Juro que intenté no parecer nervioso, pero era demasiado difícil teniendo en cuenta de que normalmente no tenía esas necesidad de mentir.

Él siguió con la misma mirada. 

Y ahora que lo pienso aquí puede haber otro gran problema ¿Qué tal si me delata? Hasta donde recuerdo, ni siquiera hemos llegado al grado de ser buenos conocidos.

¿En que estaba pensando? Tal vez ni me quiera ayudar, o termine por tenderme una broma de mal gusto en la que salga muy perjudicado.

En eso comenzó a dar vueltas a mi alrededor

Así que continue: —De seguro te confundiste, debe por ya la edad. A todo esto, ¿Cuántos años tienes?— Tratar e cambiar de tema, que buena idea, nada sospechoso (obviamente sarcasmo)

Ignorando mis malos intentos de huida del tema dijo: —Veo en ti potencial, a pesar de tu actitud fastidiosa de niño recién nacido— Se mofó divertido con lo último. ¿Qué se cree este vejete?

Hubieron momentos de silencio en los cuales él no desistía de su posición, se le notaba tanto con su postura o sus gestos faciales. Era todo un experto en esto de la intimidación. 

¿Y yo? Hice lo mejor que pude en esa guerra de miradas, hasta que de a poco cedí con el orgullo algo dólido.

—¿Crees que el conejo se enoje mucho conmigo?— Le pregunté la frustado esperando una respuesta positiva de su parte.

—Claramente. De seguro no durará en en mandarte de una patada a la Antártica— Rió ante su suposición, la cual no creo que este tan lejos de la realidad. 

Me senté en el suelo, un poco menos angustiado. Sin embargo, necesitaba asegurarme de que él podría ayudarme y no me llevaría directo a mi condena.

—¿Puedo confiar en que no me delatarás con el conejo? 

En su mirada había diversión pura, y a pesar de que me cueste admitirlo, creo que se veía muy bien sonriendo de esa manera, aunque sea a mi costa.

—No

¡Maldición!









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No actualizaba hace años xd

Saudade (PitchxJack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora