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Elizabeth comenzó una nueva semana de clases más insoportable que de costumbre, al menos así era tanto para Ciel como para ____. La rubia siempre encontraba una manera de justificar sus actos cuando hacía algo a cualquiera de ambos. Si se encontraba con Ciel, le arrastraba con ella y comenzaba a vigilar todos los pasillos por los que caminaba para no toparse con la peli___. Por otro lado, si se encontraba con la susodicha, comenzaba a acosarle, literalmente, buscando su oportunidad de montar un teatro con tal de hacerle algo. O bien le empujaba cuando cargaba sus cosas y fingía tropezar, o lanzaba objetos sobre ella diciendo que era un accidente. Dotes de actriz tenía, indudablemente, pero para estos dos era obvio que lo hacía intencionadamente.

___ se cansó del comportamiento de Elizabeth y dejó de aparecerse delante de esta luego de un tiempo. Casi parecía un fantasma dado que únicamente de le veía para las horas de clase. El resto del tiempo, como los descansos y el almuerzo, desaparecía totalmente. Esto en especial comenzó a fastidiar bastante al apellidado Phantomhive, porque pretendía disculparse con ella por el comportamiento de su prima, pero la peli___ no le daba la oportunidad, literalmente, ni de verla. Como remedio, escribió una carta que pretendía dejar, o en su casillero o bajo su mesa en su salón cuando nadie estuviese. Dejarlo en el casillero le pareció más factible, sumando que estaba junto al suyo, le quedaba de paso y le quitaba muchos problemas de encima. No obstante, muy aparte de la disculpa, Ciel decidió aprovechar aquella carta para matar dos pájaros de un tiro y averiguar a qué de debía ma aversión que ___ sentía hacia él, así que plasmó en el papel sus interrogantes, lo dobló uniformemente y lo metió en un pequeño sobre, luego esperó pacientemente a que terminasen las clases para evitar que otros metiesen sus narices en un asunto suyo al verle poner algo en un casillero que no era suyo. Pasó disimuladamente la carta bajo la pequeña puertecilla y se fue a casa antes de que su prima molesta viniese corriendo queriendo ir con él.

___ encontró aquella carta en su casillero, leyendo el nombre del pelinegro en su dorso, la verdad era que no quería abrirla siquiera, Ciel para ella era un sinónimo de problemas, pero le llamaba la atención que este decidiese dejar una carta en lugar de ir, como siempre, tras ella cuando menos lo necesitaba. Cerró la puerta de su casillero y abrió aquel sobre, sacando la carta de su interior y leyendo su contenido. En primer lugar, la disculpa que le ofrecía el de orbes azulados por el comportamiento de su prima en la biblioteca, y en segundo lugar, la interrogante referente a el constante rechazo que ella le hacía. Una expresión de confusión se asentó en su rostro, ¿acaso no era consciente de que su actitud le resultaba molesta? Ciel podía ser muy egocéntrico a veces, por ello, podía simplemente no considerar que su actitud era desagradable para alguien. Se tomó la molestia de escribir una carta de respuesta cuando regresó a casa, aceptando las disculpas y respondiendo la pregunta con unas breves líneas.

Dejó la carta en el casillero del pelinegro a la mañana siguiente, quien la encontró al haber llegado unos minutos más tarde que ella y leyendo su contenido tras notar la presencia de aquel objeto entre los suyos.

-¿Le molesta mi actitud? _se preguntó a sí mismo por lo bajo, para liego quedar pensativo_ ¿Por qué? Yo soy una humilde persona que de digna a mirar a otros aunque no lo merezcan, no entiendo qué le molesta. _musitó_ Más encima que tiene toda mi atención, ¿no le es suficiente?

Seguía planteándose preguntas en su cabeza, pero no hallaba respuesta para ellas. Como solución, recurrió a la vía fiable: Hablar con Sebastian. Aunque tendría que esperar todo el día para ello, de mientras, se concentraría en sus clases y en evitar a Elizabeth todo cuanto le fuera posible.

-Simplemente es todo lo que pone en su carta, Ciel _habló Sebastian mientras le servía una taza de té tras haberle recibido una vez sus clases acabaron_ No soporta tu actitud. Incluso te llamó egocéntrico.

-Eso es lo que no entiendo, yo soy una buena persona

-Sí, buena y estúpida _rió el castaño retirando la tetera y procediendo a continuar con sus labores_

-¿Qué me has llamado?

-Dije que eres un destacado ciudadano de este pueblo cuya gente no comprende su buena voluntad

-Eso obvio que no has dicho eso.

-Mira, Ciel. No va a dar su brazo a torcer mientras sigas siendo así. No le gusta cómo eres, no sé si con ella o con el resto de la gente de tu entorno, pero simplemente algo haces que le desagrada. ¿No crees que eso es una clara prueba de que tu actitud no es la mejor?

-¿Y que esperas que haga? ¿Que hable de buena manera con esas plásticas? ¿Qué salude a cada maldita persona del centro? ¿Que haga caso a los caprichos de Elizabeth?

-Tal vez podrías empezar con no creerte el centro del mundo. Solo sé una persona más, sé sociable, ten buenas maneras y habla bien a los demás. ¿No te parece que es algo sencillo?

-No.

-Pues ahí te verás siendo rechazado todo el tiempo y perdiendo oportunidades.

Aunque su negativa fue clara, las palabras de Sebastian le rondaban la mente como un insecto molesto. ¿De verás eso sería suficiente? Si así fuera sería estupendo, si solo debía cambiar un poco para tener su atención no iba a detenerse de hacerlo, pero su se daba el caso de que no servía dejada, aparte de haber hecho algo para nada, sería una humillación a sí mismo el rebajarse al nivel de los demás cuando no estaba acostumbrado a ello. Pasó toda la noche pensando, tanto que incluso se le complicaron los deberes, algo sencillo que no tuvo problemas en responder durante las preguntas que recibió en clases. ¿Así de despistado le tenía aquella de hebras ___?

How to punish an Aristocrat [Ciel Phantomhive x Fem!reader] ©RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora