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Al apellidado Phantomhive se le dificultaba mantener la calma después de los numerosos rechazos que ya había recibido, aunque esto ya se hubiese convertido en parte de su rutina. ¿Exactamente que tenía él para que __- le tuviese semejante aversión? Era cuestión de verlo para que le mirase mal, le pegase con cualquier cosa a su alcance sin siquiera dejarle hablar o cambiase hasta de pasillo con tal de no tener que estar cerca suyo. Pasó una buena parte del horario de clases pensando en ello, porque la verdad era que no entendía. Mientras que otras chicas, entre ellas su agobiante prima, Elizabeth, hacían hasta lo imposible porque este apenas les mirase, ella, teniendo toda su atención, la rechazaba de cualquier manera.

Regresó a casa aún pensativo, cosa que no pasó desapercibida por Sebastian, su mayordomo, literalmente un segundo padre y hermano mayor para él desde que cuidaba y cumplía sus caprichos desde que tenía uso de la razón. No era común ver al de orbes azulados haciendo cualquier otra cosa que no fuesen sus deberes o mirarse en un espejo. Estaba en las nubes, literalmente, y muy difícilmente recibió respuesta por su parte tras haberle llamado unas 12 veces.

-¿Qué quieres? ¿No ves que estoy pensando? _cuestionó con una leve molestia al haber sido sacado de sus pensamientos_

-Perdón por eso, pero ¿qué te pasa últimamente? Estás en las nubes. ¿Sucedió algo en clases?

-Sucede que alguien me pegó en toda la cara con la puerta de un casillero cuando yo solo tenía la humilde intención de saludar. _confesó, omitiendo el hecho de que en primer lugar le golpearon en toda la cabeza y pretendía cantarle las cuarentas al causante_

-¿Y está molesto porque rechazaron su saludo o porque le pegaron? _cuestionó Sebastian mientras le servía una taza de té, no captando aún cuál de las dos opciones era la causa de su enojo_

-Ni una ni la otra, sino que la persona que me pegó pasó olímpicamente de mí. _respondió con sumo enojo mientras miraba a otro lado, acción que hizo que el castaño riera por lo bajo, pues sabía que el más bajo no estaba acostumbrado a ser ignorado_

-Cuánto odio hacia un solo ser…

-¡Eso es lo que quiero saber! ¡¿A qué viene tanto odio?! _espetó golpeando la mesa frente a él, haciendo que el contrario se quedase sorprendido y en silencio_ ¡Ni siquiera le he hecho nada! Tendrías que verlo, para una vez que le doy mi atención a alguien y pasa de mí como si fuera aire, me pega o me insulta.

-“Entiendo sus motivos para hacerlo…” _pensó mientras le miraba con cierta pena_ ¿Y exactamente de quién hablamos? _se atrevió a preguntar_

Y fue entonces que Ciel se quedó callado, no sabiendo cómo responderle. Siendo Sebastian bien podría ayudarle a calmarse los humos, pero ¿confesar que le interesaba alguien y que esto llegase a oídos de sus padres, y, en especial, de su prima? No, definitivamente eso no iba a pasar, iba a cerrar su boca y a lidiar él solo con su problema.

-Nadie importante, no tienes por qué saberlo.

-Se contradice solo…

-¡No importa! Yo me encargaré de mis asuntos y tú de los tuyos _sentenció mientras se cruzaba de brazos, no queriendo verle a la cara sabiendo que era demasiado obvio en ocasiones, aunque para Sebastian ya lo estaba siendo en demasía, era demasiado ingenuo a la hora de esconder secretos y sus propios gestos le delataban_

-… _permaneció en silencio unos instantes y luego comenzó a reír, acción que provocó que Ciel le mirase mal_ Así que su pequeña crush te está rechazando.

-¡Sebastian! ¡Cállate! _ordenó el pelinegro poniéndose rojo hasta las orejas, pero el castaño solo reía más con solo ver su cara_

-Es que, mírate. Eres demasiado obvio. Además, no me sorprende. Disculpe que sea tan directo, pero su actitud es un asco como para que alguien realmente no le tenga aversión.

-¿Disculpa?

-Solo me imagino que es por eso. No sé de las otras chicas, pero si son como Lizzy, de ellas no espero nada.

-No me interesan esas plásticas, son unas pesadas.

-¿O sea que me estás diciendo que es diferente a Elizabeth?

-Por supuesto, ¿esperabas que fuese igual? Por favor, no la soportaría.

-Bueno, le deseo suerte intentando poder dedicarle al menos un saludo _se burló mientras le dejaba en su tranquilidad con su taza de té y pensativo_

Sebastian tenía toda la razón, pero él se negaba a aceptar que su actitud era un asco. Por mucho que ___ le detestara, se hacía la idea de que era por otra razón. Planteándose cada una de las posibles causas de que esta le rechazase, le llegó a la mente la peor de todas. ¿Y si le interesaba alguien más? Le enojaba el solo pensarlo, ¿cómo podía existir otro ser humano en esa academia insoportable que captase su atención cuando él de lejos era muy superior a cualquiera? Y si por la peor causalidad del destino, era ese el caso, se iba a encargar de averiguar quién era esa X persona y qué tenía exactamente como para que la peli___ le prefiriera antes que a él.

Bebió un pequeño sorbo de té mientras se dedicaba a centrarse únicamente en lo que pensaba, ni siquiera se dio cuenta del momento en que sus padres regresaron a casa y le saludaron, quedándose los mayores extrañados de que su hijo no les haya respondido, como era la costumbre. Sin embargo, cuando quisieron preguntar qué le pasaba, este pareció tener una especie de rabieta extraña con la que no dejaba de decir incoherencias y frases inentendibles y luego se marchó sin más a su habitación, cerrando la puerta con fuerza y permaneciendo allí por el resto de la tarde. Por un momento creyeron que había enloquecido, pues no era común en su hijo perder la calma así, pero después de escuchar las risas de Sebastian cuando este se enteró de lo que el pequeño amo de la casa había hecho, sintieron total despreocupación, pues seguramente era un berrinche o el castaño había vuelto a molestarle un poco para quitarle  la tensión de encima.

How to punish an Aristocrat [Ciel Phantomhive x Fem!reader] ©RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora