5 - Conversaciones II

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Carla:

Ella: ¿De que querías hablar? —pregunta mi amiga Jasmine dejando a un lado del mensaje un emoji de duda.

Yo: Es sobre Haise.

Ella: ¿Qué? ¿Qué pasa? No me digas que… —ella envia emojis de expresiones sorprendidas y otros dandome miradas de pícaras— ¿Te gusta?

Yo: No. Bueno… Si.

Ella: ¿Te gusta o no?

Yo: Creo que sí.

Ella: ¿Desde cuándo?

Yo: Desde que eramos pequeños.

Ella: Pero el me dijo que te conoció hace una semana. Carla, ¿Qué está pasando aquí?

Yo: El no lo recuerda.

Ella: Por la amnesia, supongo.

Yo: Si.

Ella: ¿Y por que no se lo dices?

Yo: Porque tengo miedo de perderlo. Es que es una larga historia, solo lo confundiría aún más, por ahora no quiero hablar de eso.

Ella: Vale, ¿prometes contarmela algún día?

Yo: Ok, supongo.

Ella: Pero planeas empezar a salir con Haise, ¿cierto?

Yo: Si, pero más adelante, cuando me sienta segura.

Ella: Como quieras. Cambiando de tema, debo decirte algo.

Yo: ¿Qué?

Ella: Es posible que deje de ser soltera —envia emojis de felicidad y de alivio.

Yo: ¿Quién es?

Ella: Uno de los mejores amigos de “tu futuro esposo”

De repente un calor invade mis mejillas, ¿acaso estoy sonrojandome? Creo que es obvio.

Yo: ¿Y es lindo? —pregunto dandole una sonrisa a mi celular.

Ella: Si, Haise me enseñó una foto de él, es precioso pero primero hay que conocerlo.

Yo: Tienes razón.

Ella: Bueno Carla, debo ir a dormir, mañana es lunes y hay escuela. Hasta luego.

Yo: También me debo ir, buenas noches.

Y así ambas nos desconectamos, pero me quedo despierta pensando en lo que hablamos.

¿Cómo estará Haise?...

¿Qué estará haciendo?...

Muchas preguntas sobre Haise invaden mi cabeza, doy un suspiro y me duermo… Mañana será otro día.

A la mañana siguiente…

Me encuentro en la escuela, aún son las siete de la mañana, el timbre suena a las siete y media, lo cual significa que aún quedan treinta minutos para hacer cualquier tontería.

Me siento sola en uno de los bancos de atrás de la escuela viendo como los estudiantes llegan poco a poco, de repente en mi campo de visión aparecen dos personas que me parecen conocidas… ¿Acaso esos son…?

Sí.

Albert y Leo. Pero… ¿Dónde está Haise?

Ellos llegan a donde estoy sentada y me dan un saludo.

—Buenos días señorita —dice Albert con acento de español castellano.

—Calla Albert, tu acento apesta —Menciona Leo un poco gracioso, dandole una mirada del bromista que aparenta ser.

Entre mis recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora