15 - Brindis

5 5 0
                                    

Haise:

Me encuentro llegando al barrio mientras pienso en lo que pasó hace un rato. Al fin somos novios, solo de pensarlo me dan ganas de chillar de emoción, pero me contengo. Sonaría muy raro en un hombre.

—¡Haise! —Albert me intercepta desde atrás, sorprendiendome.

—¡Ah! —brinco un poco del susto— Demonios Albert, ¿me quieres asesinar o qué?

—Lo vimos todo —me revela ansioso.

—¿Ver qué? —me hago el que no entiendo.

—Tonto, tu beso con Carla. Creces muy rápido mi niño —me soba la cabeza con una mirada pícara en su rostro.

—Ah, sí… —le sigo la corriente.

—¡Deberíamos celebrar esto!

—No creo que… —Albert me da una mirada aterradora. Supongo que no puedo decir que no— No creo que sea bueno rechazar la invitación de tus amigos —me rio un poco mientras suspiro mentalmente.

—Así se habla.

—¿Y cuál es tu idea?

—Esta noche, a las ocho… Afuera.

—V-vale.

Después de eso Albert y yo pasamos el corto camino hacia mi casa conversando sobre la supuesta fiesta. Cuando llego a casa lo primero que hago es prepararme el almuerzo y comerlo. Luego de almorzar salí un rato al barrio para deambular un poco.

Mientras camino, recuerdo como si fuese hace unos momentos. Aunque en realidad fue hace unos momentos. Cuando Carla dijo que me acepta y que apartir de hoy…

Ahora eres mi cariño.

Sonrío para mí mismo al recordarlo. Que bien se sienten sus labios al hacer contactos con los míos.

—Oye.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —doy un brinco.

—Haise —Carla me toca la cara con cariño.

—Pero… ¿Qué haces aquí?

—Pasaba por aquí y te ví.

—Un momento… ¿Dónde estoy?

—En el frente de la primaria Mártires del Moncada.

Oh, es cierto. Yo estudiaba allí, recuerdo vagamente algunas cosas que hicimos los compañeros de mi antigua aula. Si no fuera por esta amnesia…

—¿Haise? —Carla me mira extrañada— ¿Estás bien?

—Si, solo recordaba unas cosas que hacía en la primaria, lamentablemete olvidé algunas cosas después del accidente, ¿recuerdas?.

—Oh, ya veo.

—Cambiando de tema. ¿En verdad, que haces aquí?

—¿De verdad soy un estorbo? —finge dolor en su rostro pero solo es bromeando, supongo.

—Tu nunca serás un estorbo, tu eres la luz que alumbra mi oscuridad —le aclaro mientras le doy un beso corto en los labios.

Ella se ríe un poco —Solo vengo a buscar a las gemelas, mi tía me pidió que viniera, ya que ella estaba ocupada en el trabajo.

—Oh, entiendo.

—Si quieres puedes acompañarme a casa con las gemelas, y después haces lo que hacías, ¿te parece bien?

—Sí, después de todo debo pasar tiempo contigo, chica hermosa.

Ella se sonroja un poco —¡Para! ¡Me sonrojas! —Ella le da un vistazo a la entrada de dicha escuela y observa a las gemelas aproximándose a nosotros.

Entre mis recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora