12 - La segunda cita

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Carla:

Son las dos y media de la tarde, aún es temprano, no tengo motivo para apresurarme y llegar con solo sudor con este calor infernal.

Me arreglé de forma decente. Mi pelo ondulado y bien lavado recogido en una cola de caballo; Mis shorts que llegan hasta el muslo y mi camiseta blanca de mujer con un corazón rojo en el centro.

Estoy cruzando el frente de la escuela cuando noto a Haise desde la ventana, hablándole de forma gentil a la mesera quién parece una mujer mayor, quien parece estar tomando la orden del chico.

Al doblar la esquina de la escuela y entrar a la pizzeria, Haise parece notar mi presencia y se para de su asiento, el cuál está en la última mesa. Viste con unos pantalones negros de rayas blancas, una camiseta sin mangas de color rojo carmesí, su abrigo que combina con su pantalón a un lado de la mesa.

Me dirigo hacia el. Al llegar el me recibe con un corto beso en la mejilla y nos sentamos.

—Buenas tardes, Haise, ¿Qué tal todo? —le pregunto para tratar de iniciar un tema de conversación.

—Todo bien. ¿Qué hacias después de… Ya sabes? —me dice con una mirada pícara apenas notable, pero le respondo a su pregunta sin rodeos.

—Pues… Estaba viendo algo de anime. ¿Y tú?

—Estaba leyendo de nuevo el libro de A través de mi ventana, junto a mi hermano, el cuál estaba leyendo IT (ESO).

—¿Tu hermano es fanático al terror?

—Algo así, supongo que es algo de hermanos.

—Ah, entiendo.

—Carla… Eres la chica más hermosa que he conocido en mi vida.

Esas palabras… Haise… ¿Acaso tú…? No, no lo creo, el no pudo haber recuperado la memoria de la noche a la mañana. Aunque estuviese feliz si el recordara todo lo que vivimos cuando pequeños, seria… Un sueño hecho realidad.

—¿Te quedaste muda? —las palabras de un confuso Haise me devuelven a la realidad.

—No, es solo que… Nadie nunca me había dicho esas palabras —le miento, si me dijeron esas palabras, pero solo fue Haise de pequeño. Más nadie.

—¿En serio? Me sorprende lo idiotas que fueron tus anteriores novios.

—Emm, ¿te digo la verdad? —preparo una sonrisa inocente y me sonrojo un poco.

—Dime.

—Nunca tuve un novio en mi vida.

—¡¿Qué?! —decir que Haise está estupefacto es poca cosa.

—Lo que oíste.

—No me lo puedo creer, bueno, yo tampoco tuve novias, siempre tuve mala suerte con las chicas.

—¿Eh? —no puede ser, Haise no tuvo novia, incluso perdiendo la memoria. Que considerado de su parte.

—Te miento, nunca pude hacer novias, cada vez que intenté acercarme a alguien, siempre me daban dolores, y un sentimiento extraño que me decía “No puedes estar con ella”, pero eso solo me ha pasado después de la amnesia, aunque mis amigos me dijeron que en el pasado tampoco tenía tanta suerte que digamos.

—Oh.

—Lo mismo me pasa cada vez que intento quitarme esta manilla —me decía observando la manilla en su mano derecha.

Esa manilla. Me trae muchos recuerdos…

—Lo mismo me pasa con la mia, que raro —le enseño mi manilla y el se queda sorpendido.

Entre mis recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora