32 - El reencuentro

4 2 0
                                    

Carla:

Todos nos alegramos en cuánto Hiro logró descubrir la ubicación de Haise, pero encontrar a Haise es lo más importante, por lo cuál, decidimos partir en las patrullas decididos al viaje en busca de Haise.

En cuánto a las clases, Albert, Leo, y yo pudimos copiarlas hasta la actualidad. Incluso las copiamos a las libretas de Haise de dichas asignaturas

«¿Cómo te encuentras Haise?»

«Tengo muchísimas ganas de verte… Te extraño mi amor»

No soy la única aquí, todos extrañamos a Haise.

—¿En dónde nos encontramos, Oficial? —pregunta mi suegra, la madre de Haise… Obviamente ansiosa de ver a su hijo.

—Justo saliendo de la provincia —dice el oficial de policía, aquel que tomó nuestro reporte y decidió formar unos equipos de búsqueda… Ahora que lo miro mejor. Aparenta ser un hombre de unos cuarenta años; con cabello negro y algunas canas; tiene el cuerpo de un hombre de su edad. La verdad parece un buen policía— Sólo que… El viaje será un poco largo, eso si.

—¿Cuánto aproximadamente? —esta vez pregunta mi suegro.

—Desde nuestra posición actual diría que unas… 6 o 8 horas.

«Mierda»

—Sólo espero que mi niño esté sano y salvo… —dice Samanta con tristeza. Su esposo trata de consolarla.

—Tranquila querida, Haise debe estar a salvo…

—¡No quiero perder de nuevo a otro de mis hijos! —gritó  con algunas lágrimas en su rostro.

¿Un momento? ¿Acaso escuché bien lo que oí? “¿Otro de sus hijos?”

Dios santo…

—Querida —dice Félix. Con los ojos algo enrojecidos— Eso pasó hace mucho tiempo…

—No se qué haré si algo le pasa a nuestro bebé —ella empieza a llorar en silencio y su esposo le da un abrazo, y veo que el también llora.

Yo me limito a quedarme callada… No se qué decir.

—Señora Samanta, su hijo va a estar bien. Nos aseguraremos de rescatarlo en dónde sea que esté. Llamé al jefe de policía de La Habana y todos están buscando en todos los rincones del lugar —habló el oficial con una seguridad que me sorprendió bastante.

—Muy bien —dice mi suegra, esta vez un poco más tranquila. Mi suegro también parece un poco más confiado— Confiamos en usted.

—Ustedes tranquilos…

—Disculpad —digo de momento, decidida a preguntar— Señora Samanta, ustedes dijo que perdió a un hijo suyo. ¿Podría contarme cómo pasó todo?

Ella me mira de pronto, algo sorprendida por mi pregunta, pero algunos segundos después mira al frente, donde el oficial está conduciendo el largo camino que nos queda por recorrer. Creo que no va a decir nada. Yo opté por mantener la mirada al frente, en silencio.

—Cuándo tenia 18 años, ya me había casado con Félix, después de nuestra luna de miel descubrí que estaba embarazada. Me sentí súper emocionada y feliz. Era mi primer hijo, cuándo nació, desde el primer segundo que lo vi… No. Desde que me enteré de que lo tenía en mi vientre, lo amé como nunca amé a alguien en toda mi vida, ese sentimiento de madre e hijo que es lo más bonito que pudiera existir.

Seguí escuchando atenta.

—Pero había nacido de prematuro, 2 meses antes de lo normal que son 9 meses. Debía estar ingresado en el hospital para que creciera esos dos meses con los mejores cuidados médicos posibles…

Entre mis recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora