“Quiero tomar tu mano esta noche, y perdernos juntos por entre la oscuridad, mientras la pecaminosidad de tus besos me conduce al infierno, a la vez que me hace estar en el paraíso sin haberlo pisado antes.”
Hanemiya Kazutora –
Las hebras de su sedoso cabello se movieron al mismo tiempo en el que su cabeza se ladeó a un costado, encontrando sus ojos ámbar con el azul verdoso de unos grandes y expresivos ojos eléctricos, cuales le observaban con insistencia y determinación. Brillaban cual estrellas bajo el manto oscuro de un anochecer, tan bellos e inefables que los creyó falsos, como todo lo que le rodeaba. Esa sensación cálida en su pecho se extendía hacia todo su cuerpo en cuanto se sentía observado por ese par de espléndidos zafiros, y un sentimiento extraño se apoderó de él, logrando que los latidos de su corazón se aceleraran un poco, y sus mejillas picaran brevemente. Quizás un efecto del tequila y el éxtasis.
Desvió la mirada hacia la cajetilla que le estaba ofreciendo. Sus dedos se dirigieron a la abertura de la caja, y de esta sacó uno de los tubos de tabaco. Los pliegues de su boca recibieron gustosamente el papel, sintiendo de inmediato el sabor a menta.
Mirándole disimuladamente, notó como aquel pelinegro a su lado encendía el cigarro, achinando levemente los ojos al hacer este acto. Aún se mantenía algo inclinado en su dirección, por lo que era más sencillo verle de frente. El humo pronto fue exhalado de su boca paulatinamente, como si saboreara el momento, y relamió sus labios, asomando con levedad la lengua de entre estos. Luego, le ofreció el pequeño objeto.
– Gracias. – Musitó con cierta timidez, tomando el encendedor entre sus dedos, y maniobrando rápido para encender su cigarrillo, calando y aguantando en sus pulmones el humo, para botarlo unos segundos luego.
La sensación de menta pronto se impregnó a lo largo de su garganta, y se limitó a disfrutarla, entregando el objeto nuevamente a su dueño.
– ¿Vienes seguido por aquí? – Aquella ronca voz hipnótica resonó otra vez en sus oídos.
Por mero instinto, volteó la mirada, encontrando por segunda vez esos azules ojos observándole atentamente.
– Supongo que sí. – Contestó, encogiendo sus hombros. – ¿Por qué?
Una sonrisa de lado se instaló en el semblante del pelinegro, que se apoyó en la barra, dirigiendo ahora su vista al frente, donde la gente saltaba y bailaba una movida canción que pasaba el DJ. Unos frotándose con otros y moviéndose casi como si fuesen a intimar allí mismo. No era una sorpresa el hecho, considerando que ese tipo de música manejaba una manera de baile mucho más subido de tono.
El chico le observó por un momento, intentado disimular en un torpe intento, ahora que podía notar mejor sus rasgos. Aunque las luces de colores no le dejaban tener una vista tan clara, podía adivinar que el chico tenía la piel lechosa y suave a la vista. Un lindo perfil, donde predominaba una nariz respingada, belfos gruesos, una mandíbula fina y acendrada, y largas pestanas sobre sus cansados párpados entrecerrados. Mirada displicente y seriedad altiva, acentuada por los cabellos negros que caían desordenadamente sobre su rostro. Su actitud parecía relajada a pesar de todo, calando de su cigarro con una tortuosa lentitud, y soltando el humo con gracia. Verle sonreír de lado le daba un encanto único, seductor y atrevido, aunque él no estuviese consciente del trasfondo de su llamativo aire de galán de telenovela.
– Mera curiosidad. – Anunció con la voz algo contraída, botando mentolado humo. – Soy Chifuyu, por cierto, un placer. – Agregó. Una de sus manos se estiró cerca de él, en espera de que la tomara. Algo inseguro, lo hizo.
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Entre alcohol y tabaco [Kazufuyu]
FanfictionQue esa noche estrellada en la que nos conocimos dure eternamente en nuestros corazones, atesorandole como el recuerdo más preciado en ambos, en donde nos envolvimos dulcemente en nuestra perdición.