Final. P3

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Capítulo 13, parte 3.

"Dicen que dejar ir a alguien esperando a que regrese es un gran salto de fe...; enunció aquel chico."

La campanita sonó una vez más, llamando la atención del grupo en la esquina del lugar, quienes se encontraban sentados en los acolchados sillones alrededor de la mesa. Dos pares de ojos encima de su persona, mientras se aproximaba a paso veloz, quitándose la capucha de la sudadera azul.

- Finalmente llegas, pensé que ya no vendrías más, Matsuno. - Su mirada cian se encontró rápidamente con la del contrario, quien arqueó una de sus rubias cejas.

Cambió las piernas de posición, haciendo resonar el tacón sobre el piso, mientras sus dedos se entrelazaban por encima de la mesa. Tan prolijo y elegante como siempre, utilizando un traje blanco que resaltaba en gran medida sus ojos color verde lima y su fina expresión intimidantemente distinguida e ilustre. Tan solo le dirigió una sonrisa cómica, a la cual, el rubio le respondió altanero.

- Hombre, me perdí. Sabes que Takemichi da unas instrucciones asquerosas. - Se defendió de inmediato, a lo que el pelinegro a su lado soltó un sonoro alarido.

Su rostro redondo y relleno se contrajo ante el comentario, haciéndose evidente el gesto de ofensa que adquirió. Peinó sus desordenados cabellos hacia atrás, y estos, rebeldes como eran, volvieron a su anterior posición, cubriendo cierta parte de sus pequeños ojos azul rey.

- ¿Por qué me culpas a mí? Eres un descarado. - Mencionó, frunciendo el ceño de inmediato.

- Takemichi habla de descaro, sin embargo, hace un rato se puso a discutir con Hina por teléfono por la cuenta a pagar... - Una sonrisa de suficiencia se pintó en los labios del mayor cuando vio el gesto de disgusto de su amigo.

- ¡Era un secreto, Seishu! Mierda, en nadie puedo confiar...

- ¿Cuál secreto, compañero? Todos sabemos que estás quebrado, no te hagas el idiota. - Se burló de vuelta, riendo cuando el rostro del muchacho se tornó colorado por tanto bochorno. Su mirada cian de pronto se dirigió hacia el durmiente joven que se encontraba al lado del rubio. - ¿Y a este qué le pasó?

- Llegó llorando ebrio de la boda de su hermana, y se puso a beber hasta que quedó así. Creo que ha tomado ya dos días seguidos. - El plato de ramen del rubio pareció más interesante que cualquier otra cosa, cuando tomó sus palillos y comenzó a tomar porciones pequeñas del aún humeante platillo.

- Fue una ceremonia muy, muy linda. Yuzuha se veía muy bonita con el vestido de novia, parecía bastante feliz. - Narraba Takemichi, incapaz de retener aquella sonrisa al recordar la gran fiesta de su amiga. - Te mandó saludos, Chifuyu, fue una lástima que no pudieras ir.

- Lo sé, me hubiese gustado también, pero la escuela me la pone difícil. - Un suspiró salió de sus labios, mientras se inclinaba hacia atrás, reposando la espalda en la acolchada superficie. - Bueno, ¿Qué ordenaron para mí?

- Nada.

- ¿Qué?

- ¿Cómo querías que ordenáramos si no llegabas? Sería un desperdicio... Cómete el soba de Hakkai, apenas y lo tocó... - Contestó el rubio con desinterés, llevando a sus labios otra cantidad de fideos. - Come rápido, nos dijeron que van a cerrar pronto.

- Que desconsiderados son conmigo, váyanse a la mierda, par de inútiles. - Su blanca mano se estiró hacia el platillo de soba que se encontraba frente a la cabeza semi rapada del más alto de los tres, quien dormía plácidamente con el rostro completamente rojo. - ¿Y Senju?

- No pudo venir, dijo que... Hmm... - El chico hizo una mueca, intentando explicar vagamente la situación con las manos, sin poder expresarse del todo.

Entre alcohol y tabaco [Kazufuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora