XV. Nuevo Hogar

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NARRADOR OMNISCIENTE




Tom cargaba a su primogenito en brazos frente al ventanal del cuarto, la mañana era perfecta en Albania. Sus fuerzas habían regresado y trataba siempre de ayudar a Pryxtine con el bebé pues también era su responsabilidad.

Veía aquellos ojos esmeralda iguales a los de su esposa, apesar de que fisicamente comenzaba a parecerse a él. Aun no podía creer que era padre, se juró a si mismo ser el padre que jamás tuvo, nisiquiera pensaba en convertirlo en un mortífago, pero al menos quería que tuvieran los mismos ideales. Le enseñaría todo de las artes y magia oscura, a tener duelos y batallas, no podía con las ansias de saber si poseía los mismos dotes de magia que su madre.

—Veo que estas en tu papel de padre— llegó Nagini siseando.

—Claramente quiero lo mejor para ustedes— acarició el cabello de su hijo dormido en sus brazos.

Repentinamente pudo notar como un bombeo de sangre hizo que su cuerpo se erizara, su corazón latió nuevamente después de casi un siglo sin sentirlo, cuando estaba con Pryxtine solo llegaba a sentir cosquilleos. No se atrevía a decirlo en voz alta pero extrañaba esas sensaciones.

No quiso decirle nada a Pryxtine aun sin saber a ciencia cierta que había detonado ese latido, no quería causarle decepciones, menos cuando su familia le había dado la espalda por ser motivo del encierro de Sirius, nadie le creía y todo era culpa de Tom, que cargaba con aquella culpa. No podía dejarlo pasar después de ver a su esposa deprimida tratando de buscar soluciones y no encotrarlas.

Pryxtine jamás dejó un día de descanso para buscar a Pettigrew por cielo y tierra, todos creían que Sirius lo había destruido al solo encontrar un dedo del desaparecido, pero ella no era nada tonta y sabía que el mismo se había cortado el dedo, todos sabían que era un cobarde y que haría lo necesario para nunca salir perjudicado, una simple rata.

Albus tampoco caía en esa vil mentira, todos sabían que Sirius era incapaz de hacer eso, hasta que el mismo esparció el rumor de que era un protegido del mismisimo Señor Tenebroso y de la desaparecida Pryxtine Black, al este ser su sobrino, claramente necesitaba tener a la Orden alerta y tenerlos comiendo de su mano para que todos siguieran sus ordenes y nada le resultara mal, como aquella fatídica noche.

Severus trabajaba de doble agente, pero su bando era Pryxtine, no Tom Riddle, como a todos les hacía creer, solo le era leal a la mujer que le había brindado confianza y seguridad, cosa que Albus jamás le dió. Ni él estaba tan convencido que Harry Potter en manos de Albus iba a crecer de la mejor manera.

Uno de los planes de Albus por si algo salía mal, era dejar a Harry con sus tíos sin vigilancia, cosa que hasta el Señor de las Tinieblas no dejó pasar, cuidaba de Harry desde lejos y hacía pequeñas travesuras cuando veía como los Dursley trataban al pequeño de forma indiferente.

Tom y Pryxtine visitaban a Harry todos los días sin falta, supervisaban lo que pasaba a su alrededor, lo cuidaban desde lejos de los malos tratos, incluso, Tom se acercaba a la ventana cuando podía y lo observaba desde afuera, el pequeño Harry le sonreía y alzaba sus brazos ansiando por un abrazo, cosa que al mago le causaba cierta tristeza y melancolía al no poder tocarlo.

—¿Qué crees que sea?— Pryxtine no dejaba de pensar en la razón de por qué Tom no podía tocar a Harry.

—Tengo mi teoría de que una parte de mi está dentro de él.

ℑ 𝔟𝔢𝔠𝔞𝔪𝔢 𝔥𝔦𝔰 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢; 𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora