ℑ 𝔟𝔢𝔠𝔞𝔪𝔢 𝔥𝔦𝔰 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢; 𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.

XIV. Nuevos Rumbos

NARRADOR OMNISCIENTE

Pryxtine se despertó de su profundo sueño y por la ventana vio un perfecto día, por los rayos del sol podría decirse que era más de medio día. Se estiró en su lugar y enseguida giró para ver a su bebé.

Se detuvo al encontrarse a Tom sentado en la orilla de la cama sin su apariencia de serpiente.

—¿No dormiste de la emoción?— se acercó a él mientras lo abrazaba por la espalda.

Tom salió de sus pensamientos y enseguida giró para darle un besó rápido.

—Anoche cuando fui por Harry, yo...— la miró a los ojos— no pude tocarlo, me debilitó nuevamente.

—Tom, no tienes que preocuparte por eso, yo me encargaré de tod-

—Ya sé que hacer con él.

—Espero y no sea lo que estoy pensando porque es un terrible ide-

—Nada de eso, sus tíos lo criarán.

—Pero, los investigamos, son la peor familia que he visto, no lo dejaré con ellos— Pryxtine estaba en contra de esa idea, en realidad temía por lo que causaran en la pobre criatura.

—Lo cuidaremos de lejos, lo protegeremos e indirectamente podremos influir en él sin hacerle daño ni manipularlo.

Pryxtine soltó un suspiró de rendición, sabía que Tom tenía el mejor plan y una gran idea que no causara grandes problemas por ahora, estaba segura de que su estrés nunca acabaría al criar a dos niños y uno de una manera 'indirecta', como decía Tom.

A ultimas, Pryxtine aceptó.

Por ese día, ella, disfrutó de la presencia de Harry tan cerca por última vez al no saber si lo volvería a tener en sus brazos nuevamente, realmente se había encariñado por esos días al Harry ser un bebé demasiado carismático, también se sentía demasiado culpable por la perdida de sus padres a mano de su esposo.

—¿Lista?— Tom le ofreció su mano para ir a dejar al bebé frente a la casa de sus tíos muggles.

Esta le dio la mano apareciendo en medio de la noche en una calle llena de casas idénticas con estilo hogareño, era una apariencia casi perfecta, de no ser porque ellos sabían la clase de personas que eran los Dursley. Cada paso que daba, ella apretaba el agarre de Harry contra su pecho, estaba demasiado nerviosa y temerosa por él. Tan solo estaba actuando con su instinto de madre.

—Tranquila, recuerda que nosotros lo protegeremos.

Pryxtine miró a su al rededor, estaban siendo acompañados por varios mortífagos, Abraxas y Severus entre ellos. Estaba segura de que Harry siempre iba a estar bien vigilado ante el peligro y eso la dejaba más tranquila, claro, si ella misma se encargaba de esa trabajo al recordar lo ineptos que eran a veces aquellos seguidores

Dio un paso más para llegar delante de aquella puerta elegante de Prived Drive, dio un gran suspiro de dolor y dejó al bebé en una cesta decorada por ella misma, cubierta de mantas y flores que mantenían una protección que les dejó.

—Suerte, Harry Potter— plantó un beso en la frente del bebé que no dejaba de mirarla.

Recobró sus compostura fría y dura al saber que todos la veían, y dió la vuelta para dirigirse al lado de Abraxas y Severus.

Tom se arrodillo delante de Harry y dejó una carta escrita con su puño y letra explicando quién era el bebé y aclarando que estaba muy bien protegido de malas intenciones.

—Lo lamento— susurró despacio asegurándose de que nadie lo escuchara ni supiera que estaba demasiado arrepentido por la acción que cometió, por primera vez deseo haber dejado que lo mataran para no hacer sufrir a Pryxtine y a su hijo por las consecuencias que pronto vendrían con los años.