☕ Capítulo 3 ☕

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JungKook no podía estar más convencido de que cada paso que daba lo llevaba en la dirección equivocada. Era como si de todos las opciones entre las que podía elegir, siempre fuera por la peor, con o sin ayuda.

"Es tiempo de que empieces a tomar mejores decisiones", le decía su madre cada vez que, por la razón que fuera, discutía con su padre y éste amenazaba con "no volver a tolerar sus tonterías". Pues bien, ahí estaba, habiendo seguido por una vez el consejo de su progenitora y yéndose de bruces. De nuevo.

¿Es que no podían, al menos una vez, salir las cosas del modo que él esperaba?

No. Él era el hijo incompetente de los Jeon, un mal estudiante, un chico problemático al que sus amigos debían vigilar constantemente para evitar que se metiera en un problema del que no pudiera salir después sin comprometer la reputación de su familia. Hiciera lo que hiciera, la vida parecía encontrar el modo de complicarle las cosas y él no era capaz de seguir el ritmo.

Justo como en ese momento, con todas las mesas de la cafetería ocupadas y él yendo de un lugar a otro llevando tazas de café y postres, esperando no cometer ningún error y, sobre todo, haciendo lo posible por no estar cerca de Park Jimin.

Por supuesto, era absurdo siquiera pensar que podía evitarlo por completo. Eran compañeros de trabajo ─y destinados─ después de todo. Ese día estuvieron a punto de chocar el uno con el otro más veces de las que el corazón de JungKook podía soportar...en el mal sentido. En cada ocasión sintió un escalofrío recorrerle la espalda acompañado por una sensación de vacío en estómago, entonces daba un paso hacia atrás a la par del más bajo, quien se disculpaba en voz queda y le sonreía antes de permitirle pasar primero.

Jimin no parecía en absoluto una mala persona... Eso era lo más molesto.

El último cliente del día acababa de marcharse, y ver a TaeHyung voltear el letrero de la entrada de "Abierto" a "Cerrado" fue una señal automática para su cuerpo de que finalmente podía descansar. Se sentó en la silla más cercana y sintió cómo sus pies se relajaban al no tener que cargar más su peso.

─¡Lo hiciste muy bien, JungKook! ─Jimin apareció al otro extremo de la mesa junto a la que él estaba sentado. Pensó en levantarse y poner más distancia con el pelirrosa, pero estaba tan cansado que sus piernas se negaron a responder, por lo que sólo atinó a enderezarse en su lugar y asentir, atento a los movimientos del otro.

─Es muy pronto para felicitaciones ─dijo TaeHyung plantándose frente a ambos con las manos en la cadera y gesto severo─. Aún hay cosas que hacer por aquí y hoy es día de inventario, así que mientras me encargo de eso, asegúrate de sacar la basura y lavar los platos sucios.

JungKook no pudo evitar fruncir el ceño. Se sentía igual que cuando, de niño, su madre le ordenaba limpiar su cuarto, con la sola diferencia de que la persona que le daba órdenes era apenas unos meses mayor que él. Estúpidas normas de respeto coreanas.

Se puso de pie, maldiciendo el momento en que pensó que el trabajo ahí sería fácil. Como siempre, se equivocó. Llevó una pesada bolsa de basura hasta el contenedor que estaba en la acera opuesta a la cafetería y regresó dispuesto a terminar con su última tarea tan rápido como fuera posible para poder volver a casa.

Estaba por tomar los guantes de hule que reposaban en el borde de la tarja de la cocina cuando una mano mucho más pequeña que la suya se adelantó. El cansancio que sentía era tal que, por primera vez en todo el día, no le preocupó tener a Park Jimin a tan sólo tres pasos de él.

Levantó una de sus cejas, interrogándolo con ese sencillo movimiento, y recibiendo en respuesta una sonrisa traviesa. Wow...

─ Yo me encargo de los platos ─susurró Jimin─. Ve a casa.

Sincronía ↠ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora