2. ¿La acompaño a casa?

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Anne se había grabado en cada maestro y alumno de su estudio. Llegó para hacer la competencia educativa del siglo, luego que la bienvenida fuera un examen sorpresa para probar el nivel de preparación de los nuevos rostros de la universidad. Anne fue la única que respondió todo con sobresaliente, además le declaro frente a todos a su profesor la justificación de cada una de sus respuestas, empezando el porqué la literatura clásica estaba perdiendo el vigor del neutralismo apoyando obras con fines políticos.

-Es por eso que la demagogia en la lectura general promueve una abertura estrecha para la imaginación  y deja claro su apoyo a la política del país.

Muchos la creyeron presuntuosa y presumida, pero los profesores de inmediato la amaron. A excepción claro de la señora Capwell quién le torció la boca al oírla decirle a Jayne Andrews que su compañero Richard Crane necesitaba que alguien le enseñara a leer de corrido en lugar de ser un bromista pesado.

Pero en general su día no pudo salir mejor..
Hasta que empezó a llover.

Le prometió a Marilla que sus aventuras terminarían cuando ya sea una joven de sociedad. ¿Pero eso detuvo a cada heroína de las novelas que leía? No, así que ignoro sus protestas y visitó a la tía Jo. Debía aprovechar su tarde en contarle a alguien más su primer día y que mejor que Cole para oírla, desahogo desde el más pequeño detalle de los casilleros hasta el molesto alumno que se atrevió a llamarla la pecosa rival de Roy.

-¿A quién crees que se refería?

-No tengo idea, pero será un amigo de él. Fue muy molesto y grosero, pero sin duda alguna le gustó hacer sonrojar a Ruby.

-¿Y a ella le gusto ser cortejada?

-No fue un cortejo Cole- bromeó golpeando a Cole en un brazo.

-¿Quién te está cortejando querida exclamó cenilmente la tía Josephine.

-Nadie tía Jo, Cole que siempre exagera las cosas.

-Ten cuidado linda, ahora eres una joven muy bella, los hombres de este pueblo te buscarán muy pronto.
Pero creí oír el canto de un pájaro sobre que tenías un novio

Anne no se molestó en ver a Cole ella sabía que él le contó, pero no le molestaba en absoluto.

-Es cierto, Gilbert Blythe me ha pedido ser su novia hace unos días antes de partir a Toronto.

-Pero querida no se iba a casar con otra mujer

-No, estaba muy equivocada tía Jo, todo fue un mal entendido. Lo resolvimos a tiempo, tenías razón.
Mi corazón lo resolvió por su cuenta

-Estoy feliz por ti Anne, espero que sea alguien digno de tener tu amor- le reprochó hundiendo su bastón en el piso de madera.

-Lo es, es el joven más inteligente, educado y guapo que puedes imaginar.

Cole soltó una risa jalando un mechón pelirrojo de Anne, que le recordó cuando apenas eran unos niños.

Antes de irse y negar la atención que el carruaje la llevara hasta su residencia excusándose en tener que buscar unos libros en la Universidad, tendría una profecía escrita.

-Aunque ahora tengas novio corazón era verdad lo que te dije. Eres bellísima de seguro más de uno lo notará, hasta el corazón más seguro tiene derecho a dudar.

-Eso no pasará tía Jo, estoy muy segura- se despidió con su característico ánimo.

Unas horas más tarde se dirigía a casa pero se vio atrapada por la lluvia que desde la casa de tía Jo amenazaba mojar la tierra. Corrió alzando su nuevo vestido verde hasta la banqueta del parque central, no estaba lejos de su residencia talvez un cuarto de hora más.

Era osada pero llegar bañada hasta las enaguas y con una gripe encima no era buena idea, pensó esperar a que la lluvia pasara pero parecía que cada minuto las gotas crecían una pulgada. Ya era tarde por lo que ningún amigo la podría salvar, las luces del parque le alumbraban la vista hacia las tiendas ya cerradas.

"Debí aceptar el carruaje de la Tía Jo" pensó apretando su sombrero verde a sus rizos pelirrojos.

Pasaron un par de minutos más hasta que sintió el frío en cada rincón de su cuerpo, por lo que decidió arriesgarse y empezar a caminar. Rezó por que le enviarán un Ángel a brindarle calor. Y llegó

La creación pulcra y viva de un Ángel, un joven de ojos oscuros y cabello negro, de gran aspecto y altura que le tendió el paraguas sobre sí evitando que se mojará.

-¿Puedo acompañarla a casa? -dijo con la voz melodiosa.

-Muchas gracias señor, no lo quisiera importunar- se asustó Anne pero continuó ligeramente caminando.

-No tengo ningún inconveniente señorita, nadie debería volver a casa en estas condiciones.

-La verdad no quiero molestarlo

-Me molestaría verla caminando sola a casa, déjeme acompañarla porfavor.

Anne le sonrió amablemente y dejó que le tomara el ritmo dando pasos suaves para no salpicarse. Esperaba que hablase pero él solo miraba al frente y actuaba educadamente.

-Es usted muy amable, ¿acaso lo conozco?

-Si la conociera no hubiera tenido el deshonor de olvidar su rostro nunca- le dijo mirando a sus profundos ojos azules.

-Mi nombre es Roy..

-Mi nombre es Roy

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"Anne with an E" Temporada 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora