PORQUE SOMOS HERMANOS

305 17 2
                                    

En cuanto amaneció, las cazadoras enterraron a Daisy y la despidieron como merecía.

Artemisa no paró de llorar, era incapaz de soltar la mano de Kate y su mirada estaba perdida.

Peor estaba Rose. Esta no conseguía decir otra cosa que no fueran palabras monosílabas y se tambaleaba bastante.

Al llegar de nuevo al campamento, se encontraron con el dios al que menos querían ver en ese momento.

Artemisa se enderezó nada más verlo, apartó a Kate de su lado y se secó los ojos.

- ¿Qué haces tú aquí? - preguntó cabreada.

- ¿A tí que te parece? - replicó Apolo.

- Yo no te he pedido que vengas, vete ahora mismo. -pidió Artemisa.

- No sin antes hablar contigo. ¿Y mi pequeña Daisy?

Artemisa enmudeció en el acto, y tuvo que contener el llanto.

- ¿Cómo pude pensar que estarían mejor contigo? - se culpó Apolo.

- Estaban mejor con ella que con esa bruja. - intervino Kate.

- Mira que bien están. - espetó Apolo.

- Apolo, deja a Artemisa en paz. - pidió Atenea poniéndose junto a la diosa de la caza.

- Sí, anda, vete de aquí. Este no es tu campamento. - Hestia imitó a su sobrina y se colocó al otro lado de Artemisa.

Pero esta última apenas las miró.

- Sabes que nunca le habría hecho daño. - fue lo único que dijo.

A Apolo se le ablandó el gesto. Se acercó a su hermana, comprensivo, y la abrazó con fuerza.

- Sí, lo sé. - dijo al fin.

Artemisa no le devolvió el abrazo, pero tampoco se opuso.

Apolo fue a soltarla para irse, pero en ese momento Artemisa lo abrazó, dándole a entender que no quería que se fuera. Él volvió a rodear a su hermana y dejó que ella llorara en él.

Era como si, de repente, volviesen a ser dos niños que vivían juntos en la isla de Delos bajo el cuidado de su madre.

FLASHBACK

Un Apolo de cinco años andaba por el bosque con su arco en la mano.

Su madre, Leto, estaba empezando a preocuparse por su hermana Artemisa, que llevaba horas sin aparecer.

Delos no era muy grande, pero sí que tenía un extenso bosque y eso hacía que Leto se preocupara por su pequeña.

Apolo estaba algo enfadado, por que no quería ir en busca de su hermana.

Ella sabe cuidarse sola - se repetía.

Pero entonces escuchó unos sollozos. No se eran muy fuertes, pero Apolo los reconoció.

- ¡Artemisa! - gritó empezando a asustarse.

- Estoy aquí. - escuchó en un sitio bastante alejado.

Se acercó corriendo hacia donde había escuchado a su hermana, y al verla se arrodilló junto a ella.

Artemisa estaba asomada a un pequeño precipicio co los ojos llorosos.

- ¿Qué ha pasado? - quiso saber Apolo.

- Mira. - ella señaló al fondo del precipicio, por donde transcurría un río.

- Yo no veo nada.

Artemisa pareció dolida, pero siguió mirando al fondo del precipicio.

- Delfos se ha caído y no se mueve. - lloriqueó la joven diosa de cinco años de edad.

HUNTER OF ARTEMISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora