𝐷𝑖𝑜

1.2K 152 44
                                    

Louis Tomlinson, un apuesto chico, él es el perfecto ejemplo de un chico malo, bueno eso a simple vista.

Su vida se basa en, escuela, fiestas, motocicletas y fiestas, no tiene tiempo para ningun tipo de relación, o más bien, no ha llegado esa persona especial para él.

Todas y todos se mueren por el en la escuela, su cabello castaño, sus preciosos ojos azules, que algunas veces tenían tintes verdes y violetas, y sus pómulos, eran tan filosos y prominentes, y su naricita de botón, eso era lo único tierno de su rostro, porque su mandíbula super definida y sus labios delgados le daban un aire rudo.

Su vestimenta diaria se basa en : chaquetas de cuero, pantalones negros y camisetas rotas con estampados deslavados, obvio no pueden faltar sus preciadas vans. Le gusta fumar y hacerse tatuajes, desde unos importantes hasta unas tonterías, pero es libre de hacer lo que desea.

Ni su madre, ni su padre jamás le han dicho algo y hablando con sinceridad, aún que lo "regañaran"  el seguiría haciendolo, porque le encanta.

Él vive en la casa de sus padres, obvio, tiene 2 hermanos, pero él es el mayor, va en la universidad y estudia Matemáticas aplicadas, algo sencillo.

Puede que sea todo un nerd, pero era un nerd fuera de los estereotipos.

Sus hermanos menores son unos idiotas, los quiere, pero siguen siendo idiotas, el de en medio no sabe hacer otra cosa más que colarse en las faldas de las chicas y el pequeño, bueno el pequeño no es tan idiota, le encanta jugar con Legos, dice que cuando sea grande quiere ser arquitecto.

Tiene un perro, un doberman negro, el cachorrito era tan tierno, aún no entendía como es que la gente se asustaba, si tan solo media un metro. Es genial, se llama "Caimán" el perrito era sumamente jugueton, pero también era muy protector con los miembros de su familia.

Habian días donde la soledad lo golpeaban y hoy era uno de esos días, no tenía ganas de levantarse siquiera para comer, hoy solo quería dormir y dormir, justamente por eso falto a la escuela, ya sería un gran avance si se levantaba a bañar.

Sus padres ya estaban acostumbrados a eso, pero no dejaban de preocuparse, a Leo, el hermano de en medio, no le importaba y el pequeño Henry aún no comprendía muy bien porque había días en los que no veía a su hermano, ó que lo veía triste, pero siempre trataba de animarlo.

—¿Lou?—su hermanito Henry entró a su oscura habitación —¿Lou?

—¿Qué pasa?—gruñó, aun sabiendo que el niñito podía comenzar a llorar por eso.

—Mamá dice que ya bajes a desayunar —Henry jugaba con sus deditos, un poco intimidado por el gruñido anterior.

—No tengo hambre, pero gracias — el peque de 5 añitos asintió con la cabeza, meditando las palabras de su hermano.

—Yo tampoco tengo mucha hambre ¿me puedo acostar contigo?—su repentino ánimo ablandó a Louis, quien le dijo que si y rápidamente el niño trepó la cama.

—Ahora duerme, después vamos a desayunar — acercó a su hermano a un abrazo y este se acurrucó bien a su lado.

—Kay —sus ojitos se comenzaron a cerrar después de unos minutos y Louis no tardó en seguirle.

Un par de horas más tarde ambos despertaron, pero el único que tenía hambre era Henry, aún así él se las arregló para que su hermano mayor comiera también.

—Louis necesito que cuides a los niños mientras voy a hacer las compras — el chico gruñó, no tenía ganas de hacer absolutamente nada.

—Bien —no es como que tuviera otra opción

–¿Quieres algo? — no siempre su mamá tenía tanto dinero como para comprarle algo a él o a sus hermanos.

Cassiopea, su madre, se dió la vuelta para buscar su bolsa ecológica entre los cajones—Eh si, deja pienso que quiero— un ligero susurro le llegó a los oídos.

—Un helado de fresa— había dicho Henry sonrojado, hace dos semanas le había tocado pedir lo que quisiera, pero en serio moría de ganas por un helado de fresa.

—Helado de fresa, porfavor —el odiaba ese sabor.

—Pero a ti ni te gust- bueno ¿algo más? — suspiró

—No gracias— el sabía que no seria su turno de pedir algo hasta dentro de tres semanas, pero estaba bien.

Su mamá se había ido y esperaba que Leo también, ese chico era un dolor de cabeza, y apenas tenía 16.

Despues de desayunar se fue duchar, ahora aunque no quisiera debía, que tal que Henry necesitaba ir a la papelería o algo así.

—Joder deja de llorar ¿acaso eres un bebé? — Leo se estaba burlando de Henry, mientras el pequeñito sorbia su nariz e hipaba.

—Y tu deja de ser gandalla, tiene 4, él puede llorar si quiere— no sabía porque su hermano era así, si bien no todo era color de rosa en casa, mínimo eran buenas personas, generalmente.

—Nadie te llamó— Leo con el rostro rojo de furia, se fue indignado a su recámara, azotando la puerta.

—Hey ¿Qué pasó? —Cargó a su hermano

—Nada— se restregó en el cuello del mayor —¿Quieres jugar conmigo?

—¿Legos?— le hizo cosquillas en el costado.

—Sip— se removió como gusanito y cuando Louis lo dejó ir, corrió hasta su cuarto a buscar su cajita con los juguetitos.

Jugaron un buen rato, incluso así los encontró su mamá.

—Traje el helado— anunció desde la cocina

Henry comió helado, sus ojitos brillando de felicidad y eso fue suficiente para hacer sonreir a gruñon de Louis Tomlinson.

Mas tarde, la puerta sonó y su madre le pidió que abriera la puerta.

De mala gana abrió la puerta —¿Y tú quién eres? — se encontró con un niñitos con rizos y broches en el cabello, llevaba una falda y un suéter, no se veía tan ridículo como sonaba.

—Uh hola ¿aquí vive Zayn? — ese . . . Am chico se veía realmente intimidate, con su mala cara, así que Harry se estaba balanceando en las puntas de sus pequeños pies, solo para calmar los nervios.

—No— A Louis se le ocurrió una maravillosa idea —Pero el si.

Caimán, el perro salió y comenzó a ladrarle muy fuerte al chiquillo, queriendo morderlo, parecía estar rabioso o algo así.

Harry comenzó a temblar en su lugar, incapaz de moverse por el terror que habían invadido su cuerpo al ver a tan enorme can, con sus colmillos y sus ladridos taladrando su cerebro.

—¡Louis deja de hacer eso!— Cassiopea gritó desde el interior de la casa.

L rodó sus ojos, llamando con un silbido al perro, este se calmó —Ve adentro Caimán— le indicó y el perrito obedientemente se metió al interior de la casa.

Ahora que el perro se había ido, Harry volvió en si ¿Qué demonios estaba mal con ese chico?

Se dió la vuelta dispuesto a irse pero la voz del muchacho lo detuvo.

—¡Hey niño! El vive a lado— la sonrisa de superioridad en el rostro del muchacho hizo que a Harry le dieran ganas de darle una bofetada.

—Pudiste haber empezado por ahí.

"Love Knockin Door" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora