Colapso Mental

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Respiraba rápido y buscaba con desesperación a mi compañera, los recuerdos no dejaban de fluir, no eran recuerdos precisamente agradables ella era la única que podía ayudarme pues era la única que sabía respecto a esto.

Tome el móvil y llame al único número que tenía en mi registro de llamadas.

- ¿Shoto? ¿Qué pasa…? – no alcancé a decir palabra alguna cuando ella comprendió la situación - ¡¿Dónde estas?! –

Le di mi ubicación y a los dos minutos ya estaba conmigo, me abrazó y me trato de calmar. ¿Qué hubiera pasado si el pequeño me viera así? Era vergonzoso el estado en el que me encontraba solo por recordar lo que había dicho mi madre.

“Maldito homosexual, ¿mi hijo perfecto? Una mierda, eres igual o peor al resto. Me das asco” 

Sus palabras no paraban de fluir en mi mente, una y otra vez, una pesadilla constante.

-Deja de pensar en eso Todoroki. – me dijo ella -Toma un pañuelo y sécate esas lágrimas. –

Ella era demasiado buena conmigo.

- ¿Podemos vernos después de clases? – pregunte al mismo tiempo que me ponía de pie y frotaba mi cara con mis manos.

-Claro, tenemos que vernos. Hace mucho que no te pasaba esto y debes contarme el porqué. – me dirigió una sonrisa gentil y otro pañuelo, sin decir nada nos fuimos hasta donde había dicho el profesor.

Al llegar el ya estaba ahí y buscaba algo, o alguien. Su delicada cara se veía hinchada y en los bordes de sus ojos había quedado un tono rosa de tanto llorar.

-¿Qué tanto estas viendo? – Habló Yaoyorozu quien se encontraba a mi lado. Y giro a la dirección que me encontraba viendo. -Ah, ¿él es la razón? –

Ambos desviamos la vista y volteamos al frente, debía contarle, pero no lo haría en la escuela ni mucho menos a tan solo unos metros de él.

Asentí con la cabeza y me acerqué a ella, era parte de la seguridad que brindaba lo que me hacia sentir bien y aunque no la considerara mi lugar seguro era lo más parecido que tenía a eso.

El tiempo voló y yo ni siquiera tenía la fuerza para verle la cara, aunque el me viera a mi yo estaba aterrado de lo que me provocaba verlo. Quería besarlo, desde aquel beso que inesperadamente me atreví a darle… tenía tantas ganas de tomar su rostro y besarlo por todas partes… no podía verle pues es posible que me volviera completamente loco.

El tiempo paso y salimos de la escuela, era el momento que había estado esperando para contarle todos mis problemas a ella, era mi momento de desahogarme un poco.

Esperé en la salida hasta que ella viniera, siempre tardaba un poco por ir a verse la cara al baño, lo he pensado, pero realmente Momo tiene costumbres raras.

- ¿Nos vamos? – me tomó del brazo y me arrastró tras ella y me subió a su carro color vino. - ¿A dónde vamos? – pregunté confundido.

-A donde siempre. -

No dijo nada más y solo se recostó en mi hombro, ella era así desde que estábamos pequeños, aunque no me gustara el contacto físico con ella era lo más normal, pero jamás fue en un sentido romántico.

Después de un rato de viaje llegamos a lo que yo le llamo: “Las casas del té”, era donde nuestros padres nos llevaban cuando pequeños, ahí fue donde nos conocimos.

-Shoto ¿vienes? – dijo fuera del carro mientras me estiraba su mano para sostenerme, ella sabía que, aunque tuviera un cuerpo grande y fuerte, cuando recordaba a mi madre me volvía débil y frágil.
Bajé y fui con ella al interior de una de las tantas casitas que había, era de madera con detalles en blanco, una típica casa japonesa.

Entramos y nos dirigimos a cuartos diferentes, en esas casitas era una regla estricta el hecho de usar un kimono para entrar a tomar el té. Terminamos de cambiarnos y salimos hasta el mismo pasillo donde nos encontramos ya cambiados, mi kimono era azul con rojo y el de ella color vino con flores rosa pastel.

-Te ves linda, Momo. – me miro y sonrío – Te ves lindo, Todoroki.

-¡Que linda parejita! – dijo una señora tras de nosotros, nos volteamos a ver y aunque casi no riéramos, carcajadas inundó el pequeño pasillo. Había sido un mal día así que reír un poco no me haría mal, pero reímos tanto que lagrimas comenzaron a salir de nuestros ojos y mi estomago empezó a doler.

-Lo siento señora… es que no somos novios. – dijo entre risas tratando de calmarse. La señora se sonrojo mucho y nos pidió disculpas a lo cual nosotros dijimos que no se preocupará.

La misma persona era la que nos estaba esperando dentro para guiarnos hasta una habitación donde había una mesita en el medio con un juego de tazas tradicionales y una especie de galletas. Nos sentamos y aquella señora se retiro cerrando la puerta tras de ella.

El ambiente se puso serio después, era momento de hablar.
-Estoy aquí para escucharlo todo, Todoroki, hace mucho no recordabas a tu madre. – me miro y tomo mi mano que había comenzado a congelarse, era algo fisiológico, cada vez que me ponía ansioso mi mano comenzaba a congelarse sin siquiera poder controlarlo.

-Mi pequeño Deku… - dije en un suspiro sin siquiera percatarme del apodo cariñoso que acababa de crear, seguí hablando y le conté todo lo que paso en aquel salón vacío. Ella me miro seria y con distinguida atención, solo se enfocaba en todo lo que yo le estaba contando.

- Cuando recordé a mi madre las ganas de vomitar me congelaron y tuve que dejarlo, realmente no me gustó dejarlo así… Momo ¿qué pasara después? ¡¿Me odiaría?! ¡QUIZÁ ÉL… -
- ¡Cálmate, Shoto! – sin percatarme ella ya estaba a un lado mío tomando mis manos, me abrazó e intentó calmarme, mis lagrimas brotaron de mis ojos por segunda vez en el día.

No me gustaba esto, yo solo quiero que el pequeño sea feliz y eso… eso no será conmigo. Solo lo dañaría, solamente le haré la vida más difícil.

-Ni lo pienses Todoroki, no te rendirás esta vez, no te dejaré hacerlo. –

Mis ojos se abrieron de par en par.

-¿Qué…?

Bueno acá el autor paso por una sesión de colapsos y por eso no actualizo. Voten por la historia y siganme porfi<3

MI CHICO EXPLOSIVO ~KIRIBAKU~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora