Capítulo 19

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    Noche de disculpas

   Nora Arellano

   Siento la adrenalina correrme por las venas, al igual que el miedo. Pero lo enfrentaré, tengo que hacerlo.

   David se acerca a la mesa con su típica sonrisa burlona de siempre. Lo fulminó con la mirada y el suelta una pequeña carcajada.

   —Relajate Nora —examina la pelota—. Un baño no te vendría nada mal.

   Todos se ríen menos yo. No me hizo nada de gracia su comentario.

   ¡Ay no! Ya no quiero jugar. Es que si yo hubiera dicho que si me importaba cuando Paulina me preguntó que si no me importaba que ella se cambiara con Marc, nada de esto estuviera pasando «Mejor deja de quejarte y enfócate en el juego» me riñe la vocecita de mi cabeza.

   El juego comienza. Mantengo la mirada fija en la pelota, viendo cómo va y viene, y David tiene su mirada fija en mi, quisiera ir a darle un raquetazo para borrarle esa tonta sonrisa. Sin embargo, no debo de hacerlo, tengo que controlarme, sino todo saldrá mal.

   Quien da el primer punto soy yo, y creo que es el único que daré, pues David a aumentado el ritmo, no sé si eso se puede. Pero el lo ha hecho y soy incapaz de seguirle.

   Me río mentalmente de mi por mis torpes movimientos. Pero el buen humor se esfuma en segundos.

   —Mierda —susurro cuando da el tercer punto.

   Marc se acerca a mi lado y me murmura que me relaje.

   —Vamos Nora, dale la vuelta —chilla Ashley.

   —¡Si Nora, dale! —exclama Anne—. Es mi hermano, pero alguien debe de bajarle los humos a ese engreído.

   Sus palabras me estan animando. Pero el juego desanimando.

   Por lo menos ya tengo dos puntos «Si y David cuatro» me recuerda mi subconsciente.

   —¡Falta uno, mi amor! —exclama emocionada Paulina.

   Cuando escucho la palabra "mi amor" siento un nudo en el estómago que me desconcierta y eso provoca que David de el último punto.

   —¡Si! —grita David—. Lo siento mucho Nora.

   Me quedo en shock observando la mesa, David ha ganado y eso solo significa una cosa: terminaré en la piscina. Dejo la raqueta en la mesa y solo me quedo viéndola distraída.

   Marc pasa uno de sus brazos por mis hombros y me atrae hacia él. Cuando mi hombro izquierdo choca contra su pecho y su aroma inunda mis fosas nasales siento un cosquilleo en mi abdomen, ese mismo que sentí cuando sus labios se unieron a los míos por primera vez. Recuerdo esa vez en mi habitación cuando el me beso, cuando sus manos se aferraron a mi cintura. Suspiró al recordarlo, al recordar ese maravilloso beso.

   —Te toca cumplir, Nora —David se acerca a mi interrumpiendo mis bonitos pensamientos—, ¿Lista?

   —No, tal vez más ¡adelante! —la última palabra la dije entre gritos.

   Marc ya me había cargado sobre su hombro, como un costal de papas. Con mis manos golpeo su espalda para que me baje, pero no lo hace sigue caminando hacia la piscina.

   —Marc, si me...

   Y no me deja terminar. En menos de diez segundos ya me encuentro luchando por salir a la superficie. En estos momentos agradezco a Issa por qué me enseñó a nadar, sino en estos momentos estaría visitando el cielo.

Amando lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora