Capítulo 31

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   ~Celos~

  Nora Arellano

  —David —habla Anne rompiendo el silencio—, ¿Dónde estabas?

  —Tuve que ir a arreglar unas cosas —su mirada en ningún momento se despega de Paulina. La cual está con la cabeza agachada y los brazos cruzados sobre el pecho.

  Una de las manos de David se dirige hacia una de sus manos. Al solo ver ese movimiento siento como si dentro de mi algo creciera y quemará todo de mi.

  No debes sentirte así Nora, no debes.

  David acerca su rostro al de Paulina y el fuego que sentía en mi cuerpo incrementa al punto de sentir la necesidad de salir de ahí.

  Sin embargo, todo cambia a los pocos segundos. Cuando Paulina gira su rostro rechazando el beso de David. Ahora, lo que había sentido hace unos segundos ha sido sustituido por un sentimiento de culpa. Ahora lo que había en mi no era nada más que remordimiento.

  —Yo los alcanzo más tarde —la voz de Paulina suena molesta. Ella nos da la espalda y se encamina escaleras hacia arriba.

  Todos se miran entre si, menos yo. Yo dirijo mi mirada hacia David, el parece estar perdido en sus pensamientos. Su ceño está severamente fruncido y sus labios estan apretados en una dura línea. Es tan difícil saber que es lo que está pensando. Me es difícil leerlo, pareciera que cuando lo estoy conociendo todo cambia en un abrir y cerrar de ojos y vuelve a ser un complemento desconocido.

  —Vamos, chicos —habla Catalina llenando el silencio que se ha formado.

  —Si —concuerdan todos.

  Marc se separa de mi y se acerca a David, el cual aún está pensativo.

  —Ahora voy —me dice Marc cuando observa que lo veo confundida y ve que estoy esperándolo.

  Asiento lentamente con la cabeza y sin mirar a David sigo a Catalina para salir de la casa.

  La energía positiva que se sentía en este pequeño grupo de personas se ha esfumado completamente. Siendo así sustituido por incomodidad. Es como si nadie supiera que decir para relajar el ambiente.

  Llegamos a los tres coches que están estacionados frente a la casa y cada uno se recarga en uno. Yo me acerco al coche de Marc y me quedo frente a la puerta.

  —Entonces —esta vez es Alfredo quien habla—, ¿Cómo nos iremos? ¿Quién se va a ir con quién?

  —No lo sé —responde Edgar—, tres personas en cada coche.

  —Eres bueno para las matemáticas, chico —brome Andrés—, ¿No te quieres casar conmigo?

  Reímos mientras que Edgar trata de alejarlo de el cuando Andrés trata de abrazarlo.

  —Vete a la mierda —le enseña el dedo corazón.

  —Yo voy con Marc —interviene Brianna llamando la atención de todos —, con permiso —me hace a un lado para subir en la parte de enfrente del coche de Marc.

  Catalina la observa aturdida mientras que Brianna la ignora y abre la puerta. Catalina me ve a mi y luego a ella. Se que está pensando lo mismo que yo «¿Y a esta que le pasa?».

  —Brianna, pero —intenta hablar Catalina pero la corto haciéndole señas para que no diga nada. Me da igual donde irme.

  A mí me da lo mismo si me voy al frente o atrás o si me voy en este auto o no. Nadie me aseguro que me iría, así que no hay ningún problema. Aunque creí que sería un poco... mas amable, se podría decir. Después de que hace un momento parecía que le caía bien.

Amando lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora