¿Amigos?
Nora Arellano
Abro lentamente los ojos y al instante los vuelvo a cerrar, los rayos de sol que entran por la ventana me molestan demasiado. Mi cabeza me duele demasiado. Intento levantarme y con el más mínimo movimiento siento que me va a explotar.
«Ni te quejes, Nora, dices que ya no vas a tomar y lo vuelves a hacer» me riñe mi subconsciente.
Abro los ojos de par en par cuando siento que alguien se mueve, se da la vuelta y posa una de sus manos en mi cintura por debajo de las sábanas. Y una de sus piernas se entrelaza con las mías.
No me atrevo a girarme y ver quien está conmigo. Levanto las sábanas lentamente y me relajo al ver que estoy completamente vestida, pero aún no se quien está conmigo. Trato de voltearme, y no puedo, él no me lo permite. Cojo su mano y la hago a un lado, me muevo hacia adelante y ya estoy consiguiendo soltarme, sin embargo, al hacerlo me caigo al suelo.
-Mierda -susurro mientras trato ponerme de pie -. Doble mierda -resoplo al ver que se ha cubierto con la sabana de pies a cabeza.
Camino lentamente y me incorporo para quitarle la sabana del rostro. Acerco mi mano hacia él y cuando estoy a punto de lograr mi objetivo, él se descubre el rostro. Me quedo estupefacta viendo quien es.
Dios, ¿Qué sucedió anoche?
El me observa confundido y como si tratara de recordar lo que paso, al igual que yo.
-¿Qué paso anoche? -camino de aun lado a otro, nerviosa.
-Nada.
Me detengo de golpe y me giro para verlo.
-¿Nada? -pregunto con ironía -. Entonces, ¿Por qué tú y yo dormimos juntos?
-El que hayamos dormido juntos no significa que haya pasado algo entre nosotros -se levanta de la cama y queda frente a mi -. Yo jamás me aprovecharía de ti y menos estando en ese estado.
-Yo no digo eso, solo quiero saber qué fue lo que sucedió anoche.
-Estabas muy tomada, te traje cargada hasta la habitación y cuando estaba por irme me dijiste que me quedara -me observa fijamente -. Lo siento, creo que no debí de haberlo hecho.
Coge sus zapatos y su chaleco. Me pasa por un lado y abre la puerta de la habitación, se gira para verme y parece que dirá algo, pero no lo hace.
-Marc, espera tenemos que hablar -sale de la habitación y yo salgo detrás.
Al salir de la habitación me doy cuenta de que estamos en el primer piso, estábamos en la habitación de invitados.
-Marc, dormimos juntos... Me quedo callada al llegar al salón de estar, pues ahí se encuentra el señor y la señora Saavedra.
-Marc necesito hablar contigo antes de irme. Es sobre lo que está pasando en la empresa - dice el señor Ronald.
-Si -checa la hora en su reloj de mano -, en quince minutos nos vemos en el despacho.
Ronald asiente y continúa bebiendo lo que sea que contiene su vaso. En cambio, Marc se dirige a las escaleras y yo voy detrás de él. No quiero que siga molesto conmigo, por algo tonto.
-Marc, necesito hablar contigo...
-No tengo tiempo, Nora -desaparece por las escaleras, y me quedo hablando sola.
Siento un nudo formarse en mi garganta. No me gusta que el este molesto conmigo, la última vez que lo vi así de cortante y frio fue cuando me entere de su cercanía a David.
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Amando lo prohibido
RomansaDespués de que Nora Arellano le declara su amor a David Saavedra su gran amor platónico y es rechazada. Decide cambiar y poner reglas en su vida. Pero llega alguien que la hace cambiar completamente de parecer y que también la regresa a su triste pa...