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—Así que quieres que te llamemos... ¿Katsuki?— La abuela del recién nombrado estaba que moría de un infarto ahí mismo. No todos los días llegaba su "nieta" a decirle que ya no era más Katsumi, y peor aún ¡Con novio!—

Era el cumpleaños número 18 del gran orgullo de la familia Bakugo, Izuku había sido invitado a la enorme fiesta con toda la familia presente, tanto materna como paterna. Cuando le cantaron el feliz cumpleaños surgió un problema, la abuela de Katsuki seguía aferrada a llamarlo Katsumi cuando por varios meses se le había pedido de favor que no lo hiciera, esta solo se hizo la desentendida y siguió llamándole por dicho nombre.

Aquello fue un gran golpe para el cumpleañero, su abuela, líder de toda la familia a la cual respetaba aún más que a su madre, le había hecho sentir mal con tan solo una palabra. Que una persona desconocida le llamara Katsumi no representaba ningún problema ¿Pero un familiar tan amado como lo era su abuela? Eso sí que le rompió el corazón.

—Abuelita Bakugo, se que para alguien de su edad es algo confuso pero si no va a respetar sus pronombres por lo menos respete su nombre. Es lo mínimo que puede hacer por su nieto.— Izuku abrazó a su novio palmando su espalda para darle apoyo, este solo se encontraba cabizbajo comiendo su pastel de vainilla— ¡Se lo ruego!

La matriarca que a pesar de sus años seguía luciendo imponente ante todos solo miró al pecoso con desagrado, Izuku tembló ante ella, ahora entendía de dónde provenía la mirada tan furiosa que su novio portaba para dedicarle a cualquier "extra" que se atravesase en su camino.

—Ya pasan de las diez de la noche, la fiesta acaba a las once en punto así que les recomiendo a todos empezar con la limpieza. Buenas noches familia, buenas noches Katsumi— Esas fueron las últimas palabras dichas por la abuela antes de irse a encerrar a su habitación junto a su esposo. A nadie le quedó de otra mas que obedecer y dejar la casa tal como la habían encontrado, empezando por barrer y trapear hasta dejar el suelo de azulejo reluciente.

 A nadie le quedó de otra mas que obedecer y dejar la casa tal como la habían encontrado, empezando por barrer y trapear hasta dejar el suelo de azulejo reluciente

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Once de la noche.

La casa ya estaba limpia y desalojada por todo invitado para así poder dejar dormir a los dueños de la vivienda. Mitsuki, Masaru, Katsuki e Izuku fueron los últimos en retirarse pues debían despedir y agradecer a todos los que habían acudido a la fiesta, en cuanto pusieron un pie en el auto que los dejaría de regreso a los dormitorios de su preparatoria fueron testigos de algo que no se veía todos los días.

Un Katsuki Bakugo sollozando en el rincón, por mas que intentase callar su llanto este solo salía sin intención de detenerse. Había tenido un pésimo día.

—Kacchan, ven aquí— Llamó su novio para después atraparlo en sus brazos y acariciar su cabello.— Lamento que tengas que pasar por esto en un día tan especial como tu cumpleaños.

—Entiendo que sea mi madre, pero no toleraré ni una falta de respeto hacia mi hijo ¡Mas frente a toda la familia! —Ante tal temperamento de Mitsuki, Masaru la hizo a un lado para poder ir él del lado del conductor, sería peligroso tener a su esposa tan molesta al volante.— Hablaré con ella, no permitiré que esto vuelva a ocurrir.

Katsuki se separó de su novio y habló con molestia. —No tiene caso, la vieja mayor no cambiará por que tiene una mente tan conservadora que aún piensa que las parejas formadas en la adolescencia tendrán que durar hasta la adultez para casarse a los dieciocho y tener hijos a los veinte— Por más frustrado que estuviera odiaba que se expresaran así de la mujer que le enseñó a no temerle a nadie en su niñez, ella era tan importante como All Might en su vida.

Muchas veces nuestros conocidos que más amamos resultan ser nuestros principales agresores, unos que con una sola palabra pueden desanimarnos por completo. No, la abuela de Katsuki no cambiaría por más amor que le tuviera a aquél chico que solía llamarse Katsumi, sus valores y creencias estaban por encima de todo y de todos llegando incluso a lastimar con una simple oración.

"Eras tan hermosa Katsumi. Recuerdo cuando tu madre y yo te compramos tu primer sujetador al ver que tus pechos empezaban a crecer ¡Y ahora mírate! Totalmente plana, con músculos horrendos y una voz de trailero ¡Que barbaridad! ¡Eres toda una marimacho! ¿Quién querría casarse contigo?"

Oh abuela Bakugo, estaba equivocada, si que había alguien dispuesto a despojar a su nieto con todo y músculos enormes.

Y ese alguien era...

—¡Deku! ¿Qué mierda es esto?—

Katsuki fue cubierto de serpentinas y confeti, solo había dado un paso dentro de los dormitorios de la U.A y lo habían atacado sin piedad todos y cada uno de sus compañeros de estudio.

—Supuse que también querrías festejarte aquí y no solo con tu familia, así que... ¿S-Sorpresa?—

No tardaron en llegar los abrazos, besos y regalos por parte de toda la clase A y parte de la clase B y C, todos en la preparatoria le tenían un aprecio enorme al chico festejado dos veces campeón del festival deportivo anual y el más cotizado entre los héroes quienes querían que acudiera a pasar sus pasantías con ellos, lo menos que podían hacer ahora después de que Katsuki alzara el nombre de U.A por todo Japón era hacerle una fiesta decente con sus platillos y bebidas favoritas.

Tal vez por este día se olvidaría de las amargas palabras que su abuela había soltado sin una pizca de sutileza. Habían unos cuantos que jamás respetarían su nombre o pronombres ¿Pero para qué molestarse? Tenía a muchas personas quienes les brindaban su amor incondicional pese a no pedirlo nunca, siempre lograban levantarle el ánimo con cualquier idiotez que se les ocurriera.

Eran las mejores amistades que había tenido nunca, no le gustaba admitirlo, pero se sentía bendecido por haber tenido tanto apoyo sabiendo que las personas de su comunidad no siempre corrían con la misma suerte.

Un 21 de abril a las tres de la mañana le volvieron a cantar el feliz cumpleaños pese a ya no ser el día de todos sus santos.

Un 21 de abril abrió tantos regalos como para ya no tener espacio en donde guardarlos.

Un 21 de abril había recibido un anillo de promesa por parte de Izuku, este alegando que querría seguir estando en la vida de Katsuki para toda una eternidad solo si él se lo permitía. Katsuki sin dudarlo ni una sola vez aceptó dando comienzo a una nueva vida llena de promesas a futuro, promesas las cuales conociendo a su novio estaba seguro de que se cumplirían al pie de la letra.

"Gracias Mitsuki por haber dado a luz a un hombre tan fuerte, valiente y apuesto como lo es Katsuki, ahora solo nos queda amarlo por el tiempo que le queda de vida. Gracias Katsuki por seguir viviendo y permitirnos amarte, ahora solo nos queda seguir divirtiéndonos a tu lado hasta que la muerte nos separe. Te amamos demasiado, nunca lo olvides mi pequeño" Fueron las conmovedoras palabras que había dicho Yaoyorozu frente a todos en la fiesta, sobre todo frente al cumpleañero al cual no dudó en abrazar y acunar en sus brazos.

Sin lugar a dudas, esta noche fue el mejor festejo que Katsuki había experimentado en su vida.













Corto número 2
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¡Estamos saliendo! • DekuBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora