Capítulo 2. 💟

82 9 3
                                    

Después de algunos días, Ran se olvidó del suceso que la había llevado a sentirse triste aquel día, en vez de eso, los sentimientos positivos abundaban, desconociendo incluso ella misma el motivo. Salía todos los días de su departamento, antes de ir a la escuela, a saludar al mesero del Poirot.

Conforme pasaba el tiempo, las flores de cerezo se veían más resplandecientes, corría la voz que se habían adelantado un mes en aparecer, pero todavía quedaban rastros del frío invierno, por lo que los ciudadanos de Beika vestían abrigados.

Por otra parte, habían muchas personas que habían notado el cambio de Ran, empezando por su padre.

Kogoro vio el día que su hija había llegado junto a su aprendiz, no le dijo nada pero estaba molesto con el mocoso detective que siempre la dejaba esperando, creía que esta ocasión los vería llegar juntos. Fue aún más extraño cuando siguió viendo a Ran buscar convivir con aquel tipo rubio, pero mantenía sus sospechas solo como eso, suposiciones, a fin de cuentas ambos tenían gustos similares y no era como si le importará demasiado.

También estaba Sonoko, quién preocupada, no dejaba de preguntarse que había pasando en la cita de San Valentín, pero Ran siempre respondía desinteresada, y ahora era obvio su interés por Amuro-san.

En cambio, el mocoso que vivía con los Mouri parecía estar más que celoso por perder toda la atención de Ran y no poder hacer nada.

Pero, ¿Qué más daba lo que pensaban los demás?

Ahora, Ran se encontraba con Amuro, sentada en la barra y charlando sonriente.

—...Entonces así logras darle una consistencia suave a esta mezcla. Debes ser paciente. —el rubio batía varios ingredientes de una forma curiosa, explicando a Ran.

—¡Wow! —exclamaba sorprendida. —Llevaba tiempo que intentaba preparar esa receta pero simplemente no podía. —rió avergonzada.

—En realidad es fácil, pero tienes que ser paciente, Ran-san.

—¡Genial, Amuro-san! Sin duda eres un gran chef. —alababa emocionada.

—¿Lo crees?

—¡Sí, sí! —respondió cuando de pronto miró su reloj. —¡Ah...! ¡Es tarde para la escuela! —dijo levantándose apresurada. —¡Muchas gracias, Amuro-san! —indicó haciendo una reverencia y dirigiéndose a la puerta.

—Cuídate, Ran-san.

Pero la chica se detuvo en la entrada, parecía que pensaba. El rubio no hizo más que verla extrañado, a punto de decir algo cuando Ran se giró a verlo risueña y se fue rápido.

De cierta manera, estaba contento al no verla agobiada por aquel chico que la dejo plantada. Amuro sabía mejor que nadie el significado de la soledad, sus amigos cercanos murieron: Hiro, Matsuda, Hagiwara, Date... Era una experiencia realmente triste vivir tales acontecimientos tan joven, así que deseaba evitar el malestar de Ran haciéndole compañía. Llevaba conociendola tiempo atrás y de alguna forma, tenían una amistad.

En aquel momento, Furuya recordó un evento de cocina de entrada gratis por la noche, pensaba que sería buena idea invitar a Ran.

El día sucedió tranquilo en el instituto Teitan, sin embargo, Sonoko no dejaba de cuestionar a Ran.

Terminaban sus clases cuando la karateca tarareaba una canción y su mejor amigo se dirigió a ella.

—Oye, Ran.

—¿Sí, Sonoko?

—¿Estás bien? Desde San Valentín no dices nada sobre...

—Estoy bien, Sonoko. —interrumpió alegre, pero pronto su expresión se volvió melancolía. —Creo que... Debería dejar de esperar a quién no vendrá. — susurró, y la castaña sintió que su propio corazón se hundía.

—¡Pero, Ran...!

—¿Sabes? Últimamente me he dado cuenta que... Siempre estuve mirando en una sola dirección y nunca notaba otras cosas que ahora sí.

Sonoko se mantuvo callada, suspirando resignada.

—¿Nos vamos? —salieron juntas del edificio.

En el camino a la puerta del instituto, Ran se encargó de no volver a tocar el tema y Sonoko decidió no buscar más información.

Pero charlaban sobre sus clases justo cuando llegaban a la entrada, en dónde Ran se detuvo en seco.

—¿Ran? —dijo su amiga confundida.

Al momento, las mejillas de Ran se colorearon rojas y un bonito brillo apareció en sus ojos.

Sonoko buscó lo que llamaba su atención: Un elegante automóvil blanco estacionado del otro lado de la acera y un hombre rubio viendo en dirección contraria.

—¡Hasta mañana, Sonoko! —exclamó emocionada, corriendo al coche sin voltear detrás.

—¡¿Eh?! —ya lo sabía, pero no dejaba de sorprenderla.

Olvidando a Sonoko, Ran se presentó al frente del rubio, parecía que saltaba de felicidad, pero Amuro solo la saludó con un suave gesto.

—¿Qué haces aquí, Amuro-san?

—Ah, Ran-san. Le pregunté a Mouri-sensei tu horario, quería mostrarte algo, ¿Te parece bien?

—¡Sí! —respondió sin dudar.

—Esta noche hay un taller de repostería gratis en el centro de Beika y pensé que te gustaría ir. —le extendió un folleto.

Ran observó el papel totalmente emocionada.

Amuro le abrió la puerta del automóvil y ella subió sintiéndose como una mujer mayor.

Fue una noche divertida. Ran no paraba de pensar que parecían una pareja de casados, aunque por otra parte, Amuro no tenía ni idea de los sentimientos de la joven.

Cherry Blossoms.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora