Miré a mi madre y suspiré.
Romina: Ya no vivo más aquí
Madre: ¿De qué hablas? Vuelve adentro niña idiota.
Romina: No - susurré - y no soy idiota, al menos en eso me diferencio de ustedes par de imbéciles - era la primera vez que le respondía a mi madre de esa manera, pero no me arrepentía, la miré con odio y seguí mi camino s la casa de Adrián.Cuando llegamos agradecí que loa padres de mi amigo no estuvieran, llevé al susodicho al sillón y le ayudé a sentarse.
Luego de unos minutos logré encontrar algodón y alcohol para curar a mi vecino, comencé por el labio y, cuando ya estuvo más o menos decente fui a buscar hielo para el ojo.
Romina: Bien... quítate la polera para ver cómo te quedó el estómago... - susurré
Adrián: No es necesario...-murmuró - no me duele...
Romina: No te creo... - dije molesta y luego de forcejear un poco logré desprender la prenda de su cuerpo.Y entonces vi algo que me paralizó... sus brazos y estómago cubiertos de... CORTES...
Antes de que pudiera decir nada Adrián me besó...